RAÍCES (y II)
Después de aquello y empujados por las hambres y carestías, amén de la marginación política, que no les dejaba nada más que los jornales necesarios a realizar en las faenas del campo (olivar, siega y poco más) vi marchar a mis dos tíos carnales, hermanos de mi padre, acompañados de su prole y sus miserables pertenencias… primero a un coto minero y luego a Cataluña, donde se establecieron, uno ya fue enterrado allí y el otro lo será pronto, pues "anda ya" por los casi noventa años. Son simplemente dos… "de los dos millones de andaluces que faltan de Andalucía y que se fueron a causa de las hambres que padecieron y otras hambres que dejo al inteligente las imagine". También tuve un padrino y una madrina, que lo fueron antes de bautizarme; pero el uno tuvo que huir por miedo al fusilamiento, se estableció en Francia, y si bien se carteó alguna vez con mi madre, pretendiendo casarse con ella, nada aportó a su ahijado, pese a que nos dijeron que se había hecho de un patrimonio aceptable; (pocos saben el compromiso que contraen al apadrinar a una criatura, pues en casos como este, es el padrino el que tiene que sostener al apadrinado hasta su mayoría de edad)… antes de ello, su mujer y madrina mía, trató de reunirse con él, pero no la dejaron pasar la frontera (Europa andaba "amasando cadáveres" en su segunda y maldita guerra)… y aquella frágil mujer, a consecuencia de aquello y de la enfermedad que fuere (que se agravó) murió y desapareció de mi vida. Tampoco recibí mucho de ella, sencillamente por cuanto apenas si tenía para vivir; y fue gracias a una tía suya, que la acogió cuando la gran marcha de los derrotados republicanos españoles, pudo sobrevivir… aquellos derrotados; los verdaderos, aquellos que dieron el pellejo por una fracasada república, cuya consecuencia fue… "el nacimiento al poder y la dictadura de Francisco Franco Bahamonde… por la gracia de Dios" (así figuraba en las monedas que se pueden ver en algún coleccionista o museo)… y el que curiosamente es el artífice de la España moderna, cosa que los que viven aún de lo que "atesoramos en su era"… le niegan; son cosas de la vida, al dictador sólo le reconocen sus crímenes (que fueron muchos) pero todo lo positivo de sus cuarenta años de gobierno, no… "al enemigo ni agua".
Mucho después y siendo yo un hombrecito que llevaba ya siete años trabajando, mi madre se casa con un viudo; en esos matrimonios de conveniencia mutua, y de dos familias destrozadas: de pronto, se conforma una con cinco miembros ya y "antes de la noche de bodas". Acierto pleno por ambas partes, puesto que felizmente se conforma en un núcleo humano y trabajador, hasta donde las fuerzas pueden soportar… y empezamos a prosperar; así me encuentro con dos hermanos, a los que quiero, luego nacen otros dos más y me encuentro, más que como hermano; como una especie de "tío" con cuatro sobrinos, puesto que yo y viendo a otros, entre ellos a mi propia mujer… "yo no he sabido del cariño de hermanos, sencillamente porque el tiempo de ello pasó y mi alma se llenó de cicatrices que nunca se han borrado". No conocí ni hermanos ni padre; Dios me compensó con "dos grandes madres" y que fueron la mía propia y su madre, mi abuela… "la más grande mujer que yo he conocido y a la que dediqué mi primera novela"… lo merecía y en aquel relato, me quedé corto.
Sigue pasando el tiempo y muere primero mi abuela (1973) que fue mi segunda madre (reitero) y con la que aprendí mucho de lo que luego me iba a servir más que si hubiese estado en la mejor universidad del mundo; "bendita seas abuela"… nunca te olvidaré si diez mil años viviera.
Cuatro años después (1977) muere mi madre (mi bendita, abnegada y martirizada por la vida… mi madre) la que se la lleva un terrible cáncer, que la va matando poco a poco en algo menos de dos años y que ya en sus últimos días, era yo mismo el que mirando al cielo le decía… ¡¡Llévatela ya… ya está bien!!... tenía, 57 años, era guapísima y fue simplemente dos cosas… MUJER Y MADRE.
Y yo… sigo viviendo o mejor dicho, soportando esta vida que ni entiendo ni comprendo, pero que me precio de haberla sabido vivir con toda la intensidad que cada momento me ha marcado y por lo que (asómbrense) doy gracias a Dios, en el que sigo creyendo, superada mi época de renegar de El… y así, llega el fin del último eslabón de los miembros de "mis raíces".
Al final del pasado siglo muere el menor de todos mis tíos, mi querido tío Diego; otro huérfano más, como lo fueron sus dos hermanos (mi madre y Juan José) que ha trabajado toda su vida, como "bestia de carga" y que cuando consolidó su bienestar y va envejeciendo, se tuerce y cae en la bebida y se convierte en un desgraciado, que hace padecer a su esposa (magnífica mujer) sus hijos y a mí mismo, que soy el único que le queda de su "propia sangre"… se logra rehabilitar, vuelve a ser lo que siempre fue… "un pedazo de pan"… y muere felizmente en el seno familiar y llorado por todos… yo también, aquel día lloré por todos, pues ante su cadáver y en solitario, por mi mente pasaron todas las escenas de "mi película particular" y aquello haría llorar a una piedra.
En el entierro allá en el pueblo natal de mis padres, al enterrarlo, un vecino que dice conocerme, me invita dice señalando… "allí está tu padre"… sin emoción alguna, me dirijo acompañado por este hombre (al que ni recuerdo) y me muestra un enterramiento, donde han reunido todos los huesos de aquellos desgraciados fusilados y a los que me he referido en este relato… le doy las gracias y rápidamente me separo de aquellos tétricos y absurdos recuerdos, que los nuevos políticos y seguro que para provecho de "su política"; han procurado realzar y adornar, para gloria de aquellos que ya nada pueden recibir… "pues miles y miles de huesos revueltos"… ¿para qué sirven ya?… ¿no es mejor guardar los recuerdos en el alma y que queden enterrados allí?… yo hace mucho tiempo que supe comprender y guardar todo ello en la mía y para que no dañe a nadie en el futuro… cosa que algunos canallas no quieren entender, puesto que ya lo digo y reitero, mientras favorezcan a sus políticas y no les cueste un euro, pues a remover muertos y tirarlos a los contrarios… "cosas de la barbarie española".
Yo a mis muertos los llevo en mi alma, casi a diario los recuerdo, los recuerdo en mis oraciones y algunas veces hasta he llorado, recordando sus tragedias (las mías las he sabido soportar y asumir) pero nunca he vuelto a sus tumbas o enterramientos; a alguno por que no sé o pude, a los otros, por cuanto asistiendo a su enterramiento o "ennichamiento"… pensé que aquellos despojos que allí quedaban, ya no servían para nada en este mundo… su alma (en lo que creo) les abandonaría al morir y estará en lugares mejores a los conocidos; puesto que si no es así… ni existiría Dios, ni la Justicia Universal y en ambas cosas creo y por ello "me sostengo"… recordando en este momento la sentencia de aquel Cristo masacrado en la cruz… "quién a hierro mata, a hierro muere"… espero se cumpla esa justicia, hasta la última viruta de "ese hierro que dijo Cristo".
Tras quedar sólo en este mundo (es claro que tengo tres hijos, esposa y seis nietos que me quieren, pero ellos no entran en mis raíces; ellos son "ramas")… desde que fue "ennichado" mi tío Diego, no he vuelto por aquel pueblo, ni creo vuelva nunca más, y lo tengo a quince minutos de donde escribo… aquellas calles, aquellos lugares, hoy modernizados y llenos "de lujos", me harían volver a ver lo que yo viví y vi allí y ya no soy tan fuerte para poder aguantarlo; me mantendré aquí y espero vivir donde nací y sin encontrar "raíces algunas que me reconforten"; pues incluso sabiendo la casa donde nací, y queriéndolo reflejar en mi último libro, me equivoqué al tomar el número y allí aparece donde no es… quizá "mi hado guardián", al que igualmente agradezco sus cuidos y desvelos… me quiso decir con ello, que mis raíces, ya no son de este planeta ni de este mundo… vienen de otros lugares, que a mi muerte me dirán… y que allí iré tras dejar este "pijama" de carne y hueso, donde me esperan esa otra "familia".
Y esto que digo es curioso, puesto que siempre me he sentido mucho más viejo que lo que mi edad representaba y en las últimas décadas de mi vida, he envejecido tanto, que creo haber nacido hace miles y miles de años… pero… ¿Dónde nací y dónde están mis verdaderas raíces, si es que las tengo?... es claro que no lo sé y tampoco me preocupa ello; espero a "la piadosa muerte", cada día que amanece y no con miedo, sino con un extraño sabor de gran conformidad y confianza en que será… "algo bueno para mí"… Lo dijo Pitágoras… "No temáis a la muerte, es un tránsito más".
Termino de escribir este relato a las 20 horas de igual día; por tanto he tardado en ello, sólo una hora y cuarenta minutos, si bien mañana al releerlo tendré que retocar algo, pero poco… y por todo ello, me quedo… "Como si hubiera descargado un barco, cargado de sacos de cemento"… me espera la piscina, cierro y corto, esperando que estas como tantas otras experiencias mías, puedan ser de utilidad a otros y si no lo son, me importa ello un rábano… "lo han sido y mucho para mí" y ello es lo más importante.
¿QUE ES EL TIEMPO... EXISTE EL TIEMPO?
El tiempo nosotros aquí en La Tierra, lo contamos o medimos, sobre la base de las vueltas que ésta da sobre sí misma y alrededor del Sol.
Si éste preciso instante lo fijásemos aquí en La Tierra, pero al mismo tiempo lo situamos en el Sol, la Luna, Marte... o en la Estrella Polar ("cuyas esferas marcan igualmente su tiempo")... ¿qué sería el tiempo?... ¿de dónde partiría y como contaría?... ¿Existe entonces el tiempo y por tanto la edad?
Si por otra parte "nada desaparece en el Universo", la materia simplemente se transforma y cambia ininterrumpidamente a múltiples formas y por tanto "siempre será la misma" y el tiempo se fija (o lo fijamos nosotros) sobre la base de esa materia aparentemente fija en el espacio y digo aparentemente fija, por cuanto todos los cuerpos están en continuo movimiento en el espacio.
Por tanto si la materia (base del tiempo) no desaparece y siempre está presente... ¿no ocurrirá igual con el tiempo... que será constante y permanente pero con diferentes apariencias?
Deducido todo ello, la eternidad aparece segura... la duda es si también nosotros seremos eternos... desde luego "la materia de que estamos compuestos, sí que lo será" y entonces... ¿por qué no el resto de lo que componga nuestro yo "invisible"?
Antonio García Fuentes (20 Abril 1.996)
Antonio García Fuentes
(Escritor y Filósofo)www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)