La lección política del Papado
Creo recordar haber leído que el primer o de los primeros monarcas
importantes de Occidente, fue Fernando el Católico, el que inició las
relaciones políticas internacionales, situando "embajadores" en las
cortes de los principales reinos con los que le interesaba mantener
relaciones "pacíficas" y para evitar guerras; después le siguió el
Papado y a través del tiempo, la "escuela vaticana de embajadores ha
sido la más extendida y famosa de las de todo el mundo, señalándose
por su eficacia a la diplomacia vaticana, como la mejor del mundo, por
su habilidad para solucionar conflictos e intervenir en todos los
frentes, por cuanto la religión no es política".
Como recientemente y días después de la dimisión o renuncia al
Papado, del actual Pontífice, publiqué un artículo titulado: "La
superdemocracia que elige al Papa"; en los foros donde colgué dicho
artículo, acudieron bastantes opinantes y cada cual "tocó su pito";
buscando siempre "más contras que pros" y en uno de ellos y tras leer
cuanto allí dejaron los que entraron, aporté lo que sigue.
"Lo que a mi entender y que hay que copiar de la Iglesia, es que "el
aparato funciona con Papa o sin Papa"; o sea que "sus funcionarios
cumplen con su función"; lo que nos dice que en lo político, eligiendo
al presidente y este a sus ministros (igual en la ciudad a su alcalde
y este a sus concejales) estaba resuelto lo principal y se acababan
los enchufados, puesto que el funcionariado tendría que ser de carrera
y mediante DURAS OPOSICIONES, para que cada individuo ocupara su lugar
eficazmente.
La Iglesia Católica tiene varios miles de obispados (creo recordar
que se aproxima o pasa de los cinco mil) y que no son otra cosa que
provincias (diócesis en el lenguaje de la iglesia) o territorios
"políticos", que a su vez se subdividen en entidades menores, pero
todas sujetas a un orden y que en general funcionan bien o muy bien.
Todo ello en un orden "envidiable" en el grado de un funcionamiento
que no se conmueve si falta el obispo provincial o el Papa de Roma; la
estructura sigue funcionando hasta que es nombrado el que ha de
sucederle. De igual forma o parecida funcionan las órdenes religiosas
en "su cabeza principal o provincial"… nunca se producen "anomalías" y
si se producen, "todo se soluciona en casa y no trasciende al exterior
y como digo todo funciona… y funciona desde hace muchos siglos".
¿Por qué no se copia en lo político todo cuanto esta enseñanza nos
dice, eliminando lo no asimilable a una verdadera, moderna y
actualizada DEMOCRACIA?
Lo he venido escribiendo y publicando hace mucho tiempo y poniendo
similitudes, metáforas y en definitiva tratando de aportar nuevas
ideas… "un barco, aunque sea un portaaviones, sólo necesita cambiar el
capitán y a lo sumo alguno de sus principales oficiales, el barco
seguirá navegando eficazmente con el resto de la vieja tripulación"…
"una división militar funcionará lo mismo con sólo cambiar el general
o jefe de la misma, lo que igualmente es aplicable a un ejército"; y
así todo… "la red de carreteras, de ferrocarriles, puertos,
aeropuertos y cualquier otro sistema nacional, simplemente sabiendo
elegir al jefe y este a sus jefes de sector… ¿por qué en lo político
no se adopta este sistema? ¿Es por que lo que interesa es "el río
revuelto" y que los que lleguen "en tropel" así aprovechan mejor el
tiempo que van a estar allí? Me temo que sí, que ese es el sistema y
por ello existen… "las fuerzas y las contra fuerzas que en aparente
lucha, lo que van es a lo que han ido hasta aquí… y a la vista están
los resultados".
Y como los sistemas políticos, hasta aquí todos han fracasado y por
el contrario el de la Iglesia Católica, se mantiene durante ya "dos
milenios"; pues (entiendo) que el sistema es aprovechable en la parte
que la política puede aprender del mismo.
Así y desde un director general de cualquier departamento… hasta el
más modesto de los escribientes de la última oficina del mismo,
deberían ser ocupados por personal totalmente preparado para el
cometido a desempeñar y mediante oposiciones DURAS Y LIMPIAS, para que
el Estado sea atendido con la pulcritud que necesita. Por descontado
que todos estos empleados, sujetos a la legislación vigente para
cualquier tipo de empleo y eliminándose lo de "cargo vitalicio",
puesto que el empleado tiene que saber que puede ser despedido o
contratado y como ocurre en otro cualquier oficio, por los motivos que
legalmente procedan y según las circunstancias. Lo que digo para el
Estado, lo digo igualmente para la provincia o el municipio. Las
autonomías y por cuanto han ocasionado de "daño", mejor eliminarlas y
copiar a los franceses en su centralismo bien controlado y con las
delegaciones precisas o necesarias.
De esta "sencilla forma", se terminaba con la plaga del nepotismo, el
amiguismo, los sobornos y tantas lacras como provienen del sistema
corrupto que nos asola; puesto que las contrataciones oficiales,
tendrían que ser mediante concursos verdaderamente públicos y con
presupuestos secretos, salvo en lo del… "día a día".
También las monstruosas cantidades de dinero que se consumen en
propaganda electoral y en el mantenimiento de aparatos de partido,
enormes por sus costes, serían reducidos a los mínimos; mediante
"fórmulas a estudiar que haberlas háilas".
Mantengo la convicción y por cuanto yo lo he vivido en tiempos muy
difíciles (y me fue muy bien); de que la contratación y el despido
libre, crea mucho más empleo que destruye, puesto que el emprendedor
que sea (incluido el Estado) simplemente, si necesita trabajadores los
contrata y si no, los despide y punto… "este sistema es mucho más
estimulante que destructivo y… el miedo es un magnífico impulsor para
ir hacia adelante y lo sé por propia experiencia… yo jamás firmé una
nómina y empecé a trabajar a los siete años".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
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