Hablando a mi perro
Tenemos en casa un precioso Yorkshire, el que ya es el tercer perro que criamos en nuestra casa. A pesar de su tamaño ("cuatro kilos de perro, que digo yo") tiene un muy fuerte carácter y es bastante bravucón, ladra a quién le parece y a otros no; nunca sabré el por qué de ello; pero por lo mismo, siempre lo llevo sujeto con una cadenita y en general, pasa conmigo la mayor parte del día; puesto que me encargo personalmente de darle sus tres paseos cotidianos, me acompaña al campo, desde donde ahora mismo venimos tras tres horas de estar allí; e incluso viene conmigo a mi despacho y tiene su sitio allí, junto a un sillón que tengo frente a mí y en cuyo brazo cuelgo la cadena, ya que bajo el mismo tiene su alfombrilla y ese es su territorio.
"Nos queremos como sólo saben los que tienen perros y los quieren e incluso los lloran cuando mueren" (ver en mi Web relato "Adiós a Ciro"). Aníbal se llama éste y el nombre la va bien, por lo de "valiente y decidido"; pero Aníbal y yo, ahora mismo vamos paralelos en edad, puesto que él tiene algo más de nueve años y yo dentro de unos días cumpliré los setenta y cinco agostos… y como un año de vida de un perro, dicen que equivale a siete de un ser humano; pues de ahí "el paralelismo" en edad que antes digo; por tanto ya ambos somos viejitos; pero ya quisiera yo tener la agilidad que mantiene Aníbal hoy, puesto que cuando lo suelto en mi campo, corre y vuela y al llegar a casa, sube las escaleras a una velocidad que yo no podría… no hay ascensor; por ello espero que aún viva bastantes años, ya que ha sido cuidado para ello y al final… "ya veremos quién es el primero de los dos que emprende el viaje final".
Hecho este preámbulo y como Aníbal lo tengo frente a mí, le hablo (le hablo muchas veces a lo largo del día) y le digo.
-Aníbal he pensado hoy hablarte de cosas no agradables para los de tu especie; pero simplemente es sólo ello, hablarte… ya que aunque no me responderás, pero cuando te hablo mirándote fijamente, tú me correspondes con esa mirada limpia y brillante que sólo he visto en los perros; y tus orejas se enderezan y se orientan hacia mí para escucharme mejor; luego guardas silencio y cuando termino, simplemente me mueves el rabo y pareciera como si de verdad me hubieses entendido.
-Hace un par de días aparece en la pantalla televisiva y como cada verano, la noticia del abandono de muchos de tus congéneres; lo que este año se amplía mucho más, por cuanto se dice, que si "en algunas casas" falta el alimento para sus habitantes; los perros que en ellas vivían, lo van a tener bastante mal.
-Lo triste, querido Aníbal es, que esos que han pensado en deshacerse de su perro, en vez de y con tiempo, buscarle acomodo en otro hogar, buscar alguna sociedad protectora de animales, o incluso "la perrera municipal" como último recurso; son tan pobres diablos o tan canallas, que los abandonan en cualquier descampado o borde de carretera; donde y como te podrás imaginar… "querido Aníbal"… su destino será terrible y tras ello la muerte que ni imaginar podamos tú y yo… puesto que con esa imaginación, yo te imagino abandonado… "y se me ponen los pelos como escarpias y se me remueven todas las partes de mi cuerpo y de mi alma"; viéndote sólo, sin saber el cómo y el por qué… sin estar preparado para defenderte de la dura vida, puesto que tú fuiste un perro de compañía y criado para ello… fuera de la casa de tu amo, es horrible pensar el fin de cada perro abandonado.
-Porque… ¡vamos a ver Aníbal! ¿Tú pediste venir a nuestra casa? ¡No, claro está! Te trajeron a la fuerza, por tanto y por lógica inteligente y humana; si te trajimos a casa, fue con la condición y las obligaciones de cuidarte y mantenerte hasta que la vida se te acabe; puesto que ya sabes que tú (y otros que antes estuvieron en casa como tú) eres considerado como un miembro más de la familia; un miembro de menor categoría que el resto, pero al que igualmente hay que cuidar en todo, como hemos cuidado a nuestros hijos o nos cuidamos nosotros; esto es sencillo de entender, ya que si no queríamos perros, simplemente no los deberíamos tener y así todo resuelto.
-Algunas veces y cuando viajamos tú y yo, o también con "la ama" (mi esposa, bajo cuyos pies tu te acomodas y felizmente realizas el viaje) tu no lo ves, pero nosotros sí que hemos visto y muchas veces; perros, gatos y otros animales, despanzurrados, machacados en el asfalto… la mayoría de ellos, eran simplemente animales abandonados o no controlados por los que dicen ser sus amos y que no creen tener ninguna responsabilidad sobre ellos… "pobrecitos"; "pobrecitos amos", entiende ello Aníbal… los otros son pobres víctimas de de "estos pobres seres irresponsables".
-Como yo he vivido mucho más que tú, conocí otras épocas donde los perros no eran tan bien cuidados como hoy, pero "eran otros perros", que ancestralmente tenían "los hombres del campo" y que vivían como podían al lado de estos, que generalmente no gozaban de muchos bienes… de ahí que se dijera que… "el perro come lo que le sobra al amo"… incluso se decía que… "el que da pan a un perro, pierde el pan y pierde el perro"; pero aún así mi abuela me contaba, que mi abuelo y como cazador tenía una perra que le acompañaba a la caza… enfermó mi abuelo y murió… días después la perra moría de tristeza, tras agotarse de ir en busca de su amo; ya que dicen que fue hasta la sepultura donde lo enterraron… ¿qué te parece Aníbal?
-Hoy y en general, "sois otros perros y la mayoría muy privilegiados"; tan es así, que también hace poco, se informaba de que "de los pocos negocios boyantes hoy en día", eran las tiendas para perros y "mascotas" y el servicio veterinario para los mismos… todo ello te afecta a ti como privilegiado; pero no creas que te hecho en cara nada de ello… lo sabíamos mi esposa y yo y no te preocupes… te mantendremos en familia y sabe que incluso muriendo mi esposa y yo; tú serás atendido mientras vivas por nuestros hijos y nietos… a los que conoces y sabes que te quieren.
En este momento Aníbal empieza a gruñir, puesto que alguien extraño se aproxima a la puerta de mi despacho, que como está en los bajos del Hotel Europa y por allí pasan los huéspedes… cuando alguno se arrima más de la cuenta… "Aníbal paga cuanto nos cuesta avisándonos que gente extraña se acerca, lo que igualmente hace en cualquier lugar donde nos encontremos": Gracias Aníbal.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
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