INTERNET: ¿Qué tipo de libertad hay?
Se dice que “el hombre nació y nace libre”… ¡Mentira! Se afirma que en las democracias “modernas”; el hombre gozamos de libertad… ¡Mentira! En la primera situación, esa mentira necesita muchos razonamientos y ni hoy tengo gana, ni aquí hay espacio para plantearlos; los inteligentes que los busquen… “los encontrarán”. En la segunda, si está mucho más claro y se puede sintetizar mucho mejor. “Cuando el hombre logra un tipo de poder que lo sitúa muy por encima del resto de mortales, se agarrará a él con todas sus fuerzas y todo lo que le moleste; tratará de anularlo o destruirlo”; no hay otra explicación a mi leal saber y entender… “simplemente es una más de las desgracias humanas que padecemos, los que seguimos siendo de carne y hueso… y por tanto, de muerte segura”.
Desde el viernes trece de diciembre del pasado año; noto que al tratar de ver o introducir nuevos contenidos en mi Web; no puedo entrar en ella… Por cuanto logro saber de este mundo cibernético, en el que soy “aún más analfabeto que en el otro”; saco en conclusión que… “el robot o monstruo invisible y que el dueño (“Google” supongo) de los espacios en que dicen que navegamos (si nos dejan) los internautas, tiene como perro guardián… y sin aviso, me bloquea mi página Web; y por más que intento saber el cómo y el por qué, me encuentro “secuestrado”; y no hay abogado que me aclare “el hipotético delito cometido”; salvo el de tratar de decir “las cosas claras o lo más claras que yo sé decirlas”. Es más; y como mi página ocupa un espacio de pago; me pongo en contacto con “mi suministrador” y me dicen que no saben nada y que nada pueden hacer… que “suele ocurrir a otros muchos y que por lo que sea, “el monstruo” actúa con inteligencia propia, bloquea la página y normalmente, a los tres meses “la deja libre” y a proseguir la marcha. Nada me dicen tampoco, de rebajarme la cuota proporcionalmente al tiempo de este “paro” inesperado e inexplicable para mi… “pobre voceador de palabras en estos infiernos planetarios en que nos desenvolvemos siempre y en todos los tiempos”. El dinero es el dinero y agarrado el mismo, “nadie suelta un céntimo”.
Como mi mente es muy inquieta (quizá en demasía y he ahí mi desgracia) me pongo a pensar y analizo, que en los ya camino de tres lustros en que vengo escribiendo en la red; y en los casi cuarenta años en que lo hago en los medios en que me han dejado hacerlo (en muchos me vetaron o echaron por cuanto “no es bueno hablar claro” en según qué sitios)… nunca he tenido que responder ante un juez “de justicia legal”, sobre mis ya muchísimos escritos y una docena de libros publicados… pues busco motivos y es claro que no encuentro otros que, “el de los inquisidores de las tristes épocas medievales y en que la humanidad se debatió en aquel terrible, “cree o muere”.
Puesto que (y sigo pensando)… hasta a los esclavos negros de las épocas estadounidenses de la esclavitud “algodonera”, y antes de amputarles partes vitales de su pies, para que no pudieran repetir el intento de huida… “y otras muchas cosas más”… antes de ello, se les comunicaban y se les decía (muchas veces látigo en mano)… “que el castigo que recibían estaba marcado por las leyes de sus amos”.
¿Cómo se puede cerrar la voz, el pensamiento y la capacidad de desarrollarlo a un ser humano en el siglo veintiuno y sin citarlo para que declare, tras presentarle los posibles delitos, o delito que se le achaque? ¿Alguien entiende esto?
Si como es de imaginar (seguro o casi seguro) “el invisible juez”, está situado en la nación “más grande y más libre de las de todo el mundo”, cual es la Norteamérica de los Estados Unidos y donde hasta “a los asesinos más asesinos”, se les suele dar audiencia y permitírseles una defensa… ¿Cómo se obra así?
Quisiera que alguien, “y con argumentos muy explicados y razonados”, me los explicase a mí… También quisiera que este artículo, llegase “al ser supremo que maneja; (si es que lo maneja puesto que puede ser que tenga “vida propia y actúe ya solo”) ese “inquisitorial aparato que me ha quitado mi voz y mi libertad”; sin darme ocasión de razonar el posible equívoco que pudiera haber ocurrido; puesto que yo (lo juro) sólo busco, lo que dicen que Dios nos otorgó a todos… “La libertad de pensar, hablar y escribir, sin que esa libertad atente contra el resto de la humanidad en su conjunto”.
Reto pues, a quién sea, el que me demuestre que yo incurrí en lo contrario a ello: gracias.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más cuando la desbloqueen)
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