Mil “gracias” al Estado Español
En la segunda quincena de enero, recibo una carta; cuyas dos primeras palabras dicen… “Estimado/a Pensionista”… y en la que la ministra de “eso que en España se denomina Seguridad Social”; me anuncia “la buena nueva”, de que me suben la pensión, en… asómbrese el lector… ¡¡¡ 1,67 euros al mes !!!”… y con lo que no me llega, ni para tomar media tostada con una bolsita de té en un vaso de leche; que es con lo que suelo desayunar; antes he tomado en casa un vaso de zumo de naranja… o sea que tras más de diez años jubilado, ya cobro al mes; “la friolera de 668 euros con 21 céntimos; que aquí en España y con mi mujer viviendo, tendríamos lo suficiente, como para, medio mes viviendo una vida de supervivencia… y el otro medio, arrimarnos a la parroquia de la Iglesia Católica y pedirle al párroco, que nos de comer; o sea… “toda una INSEGURIDAD SOCIAL, tras haber trabajado, lo que yo y mi esposa sabemos”… pero en vez de indignarme, espontáneamente, pego una gran carcajada, a cuyo sonido, mi querido Aníbal (Yorkshire) se levanta de su plácido reposo y me mira preocupado; y al que sin palabras le digo… “ven y lee esto y te enteras”. Después dejo los papeles, con el desprecio que es de suponer y me dedico a seguir trabajando como cada día.
Pasados unos días encuentro los papeles sobre mi mesa; y ya y con ese… “puro cachondeo español y con cierto dolor de tripas, escribo lo siguiente, para conocimiento de propios y extraños; y para que sepan, lo que España hizo y hace con muchos de sus súbditos que de verdad, trabajaron por ellos, pero también por España”; creando riquezas inmensas, que hoy han desaparecido del suelo patrio.
Nací en agosto de 1938… en 1939 me dejan huérfano a los 10 meses, fecha en que fusilan a mi padre, dejando a mi madre viuda… y ni nos dejan la paga de viudedad y lo que como huérfano me correspondiera, por la muerte de mi padre, funcionario público, acreditado por oposición, en la entonces Gaceta de Madrid (hoy Boletín Oficial del Estado y de la que tengo copia); por lo visto, “nos consideraron apátridas o cosa aún mucho peor”… como consecuencia de todo ello; sin recursos nada más que “los brazos y el tesón de mi madre y la ayuda de la suya”, vamos superviviendo, luego me ha de poner a trabajar a los siete años; como consecuencia hoy puedo lucir el título de, “Analfabeto Oficial del Reino de España”; por cuanto el Estado no se preocupó de mí y lo que aprendí, lo tuve que hacer como autodidacta y a mi costa… eso sí, a su debido tiempo y por cuanto mi madre se casó de nuevo, siendo yo ya “un hombrecito”; al llegar a la edad militar, me llevan “en la leva obligatoria de mi quinta 1960 a servir a la patria”; y tocándome en el habitual sorteo, a “África”; me joden profesionalmente en la vida que ya me había organizado como representante de comercio; eso sí, me pagan un salario de 1,15 pesetas diarias, tres chuscos de pan y las cuasi miserables viandas y pertrechos que entonces “daban” a la tropa… vuelvo a los 18 meses; totalmente cambiado (“pero en retroceso”) y con esfuerzos ímprobos y como siempre, reanudo mi marcha ya como “autónomo” (no he firmado nunca una nómina)… y cuando creo que ya puedo mantener una familia (1963) me caso, tenemos tres hijos y dos abortos “naturales”… a mis hijos les costeo yo todos sus estudios, desde párvulos hasta la universidad (como ya ganaba dinero el Estado no me daría becas y por tanto ni las solicité)… felizmente los casamos a los tres, les enseñamos “el oficio”; y hoy llevan la empresa familiar; El Estado (Gobernando Franco) nos prestó un dinero, sin subvención alguna y el que hubo que devolver con intereses, hasta el último céntimo… se tardaron quince años y tres hipotecas (mi esposa me ayudó siempre trabajando en lo que pudo, cuidando nuestros hijos y ahorrando en casa lo que se pudo)… y tras casi cuarenta años de cotizaciones… a “eso que en España se le denomina como Seguridad Social”… y cotizando mensualmente, a los 65 años y cuando me llega la jubilación; por “un salario de 135.000 pesetas”; “me hacen las cuentas, no del Gran Capitán, sino del Gran Sinvergüenza”; y me dejan la gran paga de unas 89.000 pesetas (535 euros aprox.)… “lo que me deja feliz y contento, puesto que al final y cada año, resulta que por que supe trabajar como entonces se trabajaba, ahorrar y por ello tengo bienes… yo le pago más al Estado Español, que él a mí”. Todo lo cual es “un gran descanso de conciencia”, puesto que en España, el dinero público (no se rían) es de dominio también público, el que siempre… “es muy bien empleado”; como ya afirmara aquella Carmen Calvo Poyato (ministra socialista) que en público dijo aquello de que… “el dinero público en España, no era de nadie”; por lo que aquí y como es público y notorio; muchos que a él llegan… “hacen lo que les sale de las partes genitales que pueden imaginar y tanto sean éstas de machos u de hembras”.
Pero eso sí… ¡¡¡Y oh justicia política!!! Dicha mujer y miles más y por aquello de “la ley del embudo”; al llegar a la jubilación, estarán cobrando pagas enormes, amén de “lo que cayera y caiga por el camino”; ejemplo ejemplarizante para el resto de súbditos hispanos; lo que hoy cobran José Luís Rodríguez Zapatero, Felipe González Márquez, José María Aznar; y tantos y tantos… “padres y madres de la patria, así como hermanos, sobrinos y demás familia de parientes, o allegados de la cuerda patriótica o patriotera, de esta gran vaca de cuyas ubres se alimentaron y alimentan, tanto beneficiado como hubo y sigue habiendo”. El resto, pues como yo, o peor aún.
Al final decir aquello del gitano que fue a vender la mula pingona… la que en el camino a la feria de ganado, le había arreado “un par de coces”; y éste después de “acariciarla” con la vara que llevaba; clamando a quien quisiera oírle en aquellos desiertos campos por donde caminaba, dijo gritando… ¡¡Y que tenga yo que decir ahora en la feria, que tú eres buena!!
A pesar de todo trabajé y aún sigo trabajando en y por España… al fin y al cabo, nací aquí y siempre soñé (ya no) con una España mejor y mucho más justa; pero ello parece ser una de las mayores utopías en este perro mundo. Al terminar de escribir, miro al retrato de mi fusilado padre, el que me parece que también, está “muerto pero de risa”; gracias padre, no te olvido; tu sí que fuiste UN PATRIOTA.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más: “cuando la desbloqueen”)
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