Recreación de la gran conquista española
Viajamos por Andalucía: A las 11 h. estamos bordeando Huelva y veinte minutos después estamos entrando en el Monasterio de Santa María de la Rábida[1]. El autocar ha quedado aparcado muy cerca del mismo y ante unos amplísimos jardines o parque, en cuyo lugar hay unos amplísimos servicios de aseos públicos instalados por la Diputación Provincial, que tiene allí un cuidador y que los mantiene muy limpios, cosa que agradecemos y sobre todo las señoras, algunas de las cuales... "van flechadas a cubrir necesidades". Una guía local nos acompaña y nos detallará la vista con su charla.
Entramos primeramente en la estancia donde están pintados los frescos de Vázquez Díaz; después pasaremos, por el muy bonito y ajardinado patio conventual, visitaremos la iglesia, en la que destaca el artesonado mudéjar y otras obras de tipo religioso, todo lo cual nos es explicado con detalle. Pasaremos después al doble claustro (tiene dos plantas) y en cuyos arcos hay grandes macetones de geranios en flor y que se encuentran en plena floración, dando con ello una belleza que rejuvenece "los viejos ladrillos dormidos" y que contrasta muy favorablemente, con los colores del ladrillo, el blanco de la cal y los ocres de la solería del mismo que se encuentra embaldosado.
Pasaremos al comedor o refectorio del convento, austero como lo fueron los franciscanos, de los que hoy viven aquí media docena, pero en casa anexa y bien acondicionada, puesto que éste viejo edificio y que cuenta con más de medio milenio de edad, "ya no agrada a la comunidad", que visto el negocio del turismo, lo tiene como una magnífica fuente de ingresos dinerarios... y es por lo que los frailes, "han huido del mundanal ruido"; al salir veremos a uno de ellos, en la tienda que hay a la salida y que es el negocio final, para la venta de recuerdos; o sea lo usual en todos estos centros religiosos, donde el negocio es el negocio y "los santos son los santos". Es claro que este convento y como punto que se dice, fue la iniciativa o partida para el descubrimiento del "nuevo mundo", es visitado por miles y miles de personas. Cuando llegamos nosotros, tuvimos que esperar a que saliera otro grupo y cuando salimos, otros esperan; amén de los pequeños grupos familiares o parejas que por aquí deambulan[2]
Seguimos dentro del convento y tras el refectorio, subimos a las partes altas o segunda planta (no hay más); allí veremos la sala capitular, artesonado y grandes óleos que hay en la misma; cuadros muy obscuros y poco atractivos para examinarlos. Veremos otras dependencias, en las que encontraremos unas grandes vitrinas que contienen unas reproducciones de las tres famosas "naos" que llevaron a Colón y a unos noventa hombres más (se sabe que uno era de Jaén de donde soy nativo). Veremos reproducciones de mapas y planos de la época, así como del contrato que el navegante suscribe con Isabel La Católica[3]; aunque según tengo leído, el compromiso lo suscriben precisamente en Jaén, estando la reina en el Alcázar jaenero y mientras se van completando las etapas para la conquista de Granada; puesto que efectivamente la firma se hace en el campamento de Santa fe y ya al final de la Guerra contra Boabdil o "el rey chico" de Granada.
En esta visita veremos una copia exacta del primer mapa de América (el original se encuentra en Madrid en un museo de La Armada) y que hiciera Juan de la Cosa, el que está realizado sobre una piel, supongo que de serraje o pergamino; debido a ello estos planos o escritos se conservan bien durante siglos.[4] Terminada la vista a las doce estamos saliendo del convento; o sea que "nos han despachado en tres cuartos de hora".
Subimos al autocar y muy cerca y también cerca de donde están "las tres carabelas"; que en realidad eran dos y una nao la tercera; las dos carabelas eran igualmente de diferente tamaño, una mayor (la capitana y que ocupó Colón) construida para navegar por el Atlántico, la otra menor para el cabotaje en las costas del sur y la nao igualmente incluso para la navegación por el Golfo de Cádiz y el Guadalquivir; en realidad "tres cascarones" que luego vamos a ver.[5] Detenido el autocar en el lugar ya dicho; y a la sombra de unas grandes palmeras y donde hay asientos suficientes para todos en forma de bancos corridos y de mampostería... Elisa, "nos monta el bar portátil" y nos va a servir un refrigerio que nos va a saber a gloria, puesto que podremos degustar, cerveza con y sin alcohol (latas) refrescos, e incluso aparece una "bota de vino"[6] que del tipo "mistela" viene llena y está fresquito, lo que hará las delicias de algunos que nos gusta... "el vino en bota y la mujer empelota" (que dice el viejo dicho español"; también habrá diferentes tapas de embutido, queso, patatas fritas y algunos frutos secos, o sea un deleite para estos momentos de cansancio y donde el hambre ya empieza a escarbar en nuestros estómagos. Como siempre los residuos son recogidos y depositados en unos contenedores cercanos que hay para ello, pues este es un merendero que otros deben usar, seguro. Son las 12,45 en el momento en que empezamos a andar.
Realizado ello nos dirigimos, encabezados por nuestra guía "jefe", hacia las "naos de Colón"; donde nos atenderá un guía adscrito a este atractivo turístico histórico y que describiré.
Se trata de un complejo bastante grande y bien conseguido, puesto que en una laguna artificial y cercana al río Tinto; han simulado un embarcadero que recuerde al famoso "Puerto de Palos"[7]; puerto que hoy no existe, puesto que se nos dice que entonces estaba situado río arriba y a varios kilómetros de donde nos encontramos; y que el tiempo y las circunstancias lo hicieron desaparecer; por tanto esto que vemos es un simulacro.
Pero en el mismo flotan "las tres carabelas" y que son una copia exacta de las que llevó Colón[8]. Todo esto nos es explicado por el cicerone que como empleado de este complejo, es uno de los encargados de explicarlo a los grupos que lo visitan previo pago de su importe, puesto que entrar nos ha costado 1,50 euros, como grupo; o sea rigen iguales precios que ya he indicado para la vista del monasterio.
Explicado todo con detalle y que yo no reflejo aquí por causas obvias; nos dejan un tiempo libre para que recorramos las instalaciones, subamos a los barcos y los visitemos y veamos, "las incomodidades de los mismos", puesto que cada barco sólo llevaba un camarote y era para el capitán de la nave. El resto en cubierta o en las partes techadas de la misma o en las bodegas o sentinas. Maravilla el ver aquello e imaginar a aquellos hombres viajando en un océano desconocido y plagado de leyendas tenebrosas, que seguro hicieron efecto en muchos de ellos, puesto que si no se llegó a la rebelión fue por casualidad. Merece la pena ir a ver esas naves y ver en ellas lo que había y de lo que se alimentaban, puesto que todo eran salazones y galleta, amén de vino. Es por lo que el escorbuto (falta de vitaminas) acababa con mucha de aquella pobre gente y esto afectaba desde al capitán o almirante, hasta el último de los grumetes, si las travesías eran largas[9], puesto que la fruta no era transportable ya que se pudría. Simplemente si hubiesen dispuesto de naranjas o limones, comiendo racionalmente éstos, esas enfermedades que terminaban por matarlos, hubieran desaparecido. Sí; reitero, merece ir allí y ver con la imaginación aquella odisea, que debieran conocer y conocer bien, todos los españoles. O cualquier extranjero para así valorar aquella odisea imposible.
Alrededor de la laguna, han simulado lo que debió ser la selva caribeña y que fue otro de "los enemigos" con que hubieron de enfrentarse los expedicionarios. Me decido recorrer el perímetro "lacustre" y observo diferentes chozas, que contienen utensilios, e igualmente, hay figuras a tamaño natural de los primeros "indios" (los caribes) que encontraron, apareciendo en alguna de aquellas chozas, hamacas y que de allí proceden, siendo similares a las que hoy podemos comprar, con la diferencia de los materiales, pero no de la forma y estructura.[10] Incluso esta "miniatura de selva", la han ambientado con ruidos naturales selváticos y se oyen pájaros, monos y otros ruidos.
En el complejo hay una sala bastante grande, donde pasan un documental muy amplio sobre ésta odisea colombina; pero por lo que sea, quizá la falta de tiempo, no nos llevan a verla. Yo la he visto en otro de mis viajes a Huelva y merece ser vista, por cuanto es una película bien conseguida.
Terminada la visita y con un clima espléndido y a plenos sol, salimos del recinto ya descrito, siendo las 13,45 horas y acomodados en el autocar, éste emprende el viaje hacia Matalascañas, lugar en que tenemos el hotel y la pensión completa concertada.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)
[1] El Monasterio de Santa María de la Rábida, comúnmente denominado Monasterio de La Rábida, es un monasterio franciscano en el término municipal de Palos de la Frontera, en la provincia andaluza de Huelva (España). Erigido en los siglos XIV-XV, sobresalen por su interés artístico la iglesia gótico-mudéjar, las estancias decoradas con frescos de Daniel Vázquez Díaz, el claustro y el museo, donde se conservan numerosos objetos conmemorativos del Descubrimiento de América y una escultura de la advocación mariana bajo la que se encuentra el convento, Nª Sª de los Milagros o Santa María de la Rábida, imagen de estilo gótico del siglo XIII aproximadamente, realizada en alabastro. El monasterio tiene 2.000 m² de extensión y es de planta irregular. A lo largo de sus más de quinientos años de historia ha sufrido modificaciones, sobre todo a raíz del terremoto de Lisboa de 1755. En él se hospedó Cristóbal Colón años antes de partir hacia el Nuevo Mundo, cuando aún se encontraba preparando su proyecto. En este monasterio se encuentra enterrado Martín Alonso Pinzón, que falleció a los pocos días del regreso del primer viaje colombino. Asimismo, al regreso de alguna de sus expediciones de conquista, llegaron a este cenobio franciscano Hernán Cortés, Gonzalo de Sandoval y Francisco Pizarro.
[2] Como grupo de jubilados nos han cobrado a razón de 1,50 euros por persona (aparte lo que cobra la guía que nos acompaña), individualmente cada persona tiene que pagar 3 euros; o sea un negocio muy bueno y que imagino, libre de impuestos.
[3] Es Isabel de Castilla, la reina católica; la verdadera artífice y financiadora de esta aventura, por tanto todas las posesiones consiguientes, pasaron a la corona de Castilla, puesto que la de Aragón no quiso entrar en ello y por tanto nada se le debe al rey Fernando.
[4] Juan de la Cosa (¿Santoña?, Cantabria, España; ¿entre 1450 y 1460? - Turbaco, Colombia; 28 de febrero de 1510) fue un navegante y cartógrafo español conocido por haber participado en siete de los primeros viajes a América y por haber dibujado el mapa más antiguo conservado en el que aparece el continente americano.
[5] Las tres carabelas. Tras firmarse las capitulaciones de Santa Fe el 17 de abril de 1492, en pocos días se reunieron dos millones de maravedíes y se armaron dos carabelas, la Pinta y la Niña, y una nao, la Santa María, que partieron de Palos de la Frontera rumbo a San Sebastián de la Gomera (Islas Canarias) el 3 de agosto de ese mismo año. Eran éstos unos navíos pequeños y fuertes, capaces de alcanzar con buen tiempo velocidades de seis o siete nudos y que, cuando amainaba el viento, podían ser impulsados a fuerza de remos sin excesiva dificultad. Cada uno tenía un solo camarote para el capitán, pues la tripulación dormía en cubierta. Una vez al día, en un pequeño horno instalado en el centro del barco, se guisaba una comida caliente con gran provisión de ajo. El tiempo lo iban marcando relojes de arena de media hora, a los que regularmente daban vuelta los grumetes. La tripulación de las tres naves era de unos ochenta y siete hombres, incluyendo tres médicos, un despensero, un intérprete y un representante de la reina que llevaba la cuenta del oro y de las piedras preciosas que se hubieran descubierto.
[6] Desde muy antiguo, el hombre se sirvió de la piel de la cabra, sin curtir, confeccionando vasijas ligeras para transportar el agua y diversos líquidos. En la actualidad nos queda la bota de piel de cabra curtida con taninos vegetales y su interior recubierto de, la tradicional pez de pino. Este ha sido el legado de nuestros antepasados; en ella y una vez "curada", se conserva y saborea el vino mucho mejor que en vaso y además se bebe menos..
[7] La historia de esta ciudad está íntimamente ligada a las labores marítimas y a los descubrimientos geográficos. Es por esto que Palos de la Frontera es conocida como la cuna del Descubrimiento de América (como afirma en su escudo), ya que en esta ciudad se gestó y se preparó el primer viaje de Cristóbal Colón hacia lo que él creía las Indias.
[8] Fueron construida para la conmemoración de la Exposición de Sevilla (Expo 92) y en la que se conmemoró el quinientos aniversario del descubrimiento efectuado por Colón y en ese año, 1992 fueron navegando hasta Sevilla, donde permanecieron amarradas mientras duró la misma.
[9] ESCORBUTO: Enfermedad general, producida por la escasez o ausencia en la alimentación de determinados principios vitamínicos, y caracterizada por hemorragias cutáneas y musculares, por una alteración especial de las encías y por fenómenos de debilidad general.
[10] Las tres primeras palabras que nos vienen de América para enriquecer el idioma español, las trae precisamente Colón (era un muy buen escritor) y son las siguientes: "hamaca, cacique y canoa".
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