Visita a Huelva, bodega, feria en Sevilla y regreso
(y II)
Ni mi esposa ni yo compramos nada, nos limitamos a aceptar una botella de vino (blanco y bastante normalito) que, eso sí, muy bien presentado en caja de cartón, dicen que "nos regalan" pero que la guía ha pagado y es deducible que estaba incluido en el costo del viaje, pero ello no insta para agradecerlo, puesto que nada sabíamos sobre ello; tan es así que mi esposa y yo hartos de la disertación de éste "vendedor de feria", nos hemos salido tras la degustación de sus caldos, que eso sí, nos han sido ofrecidos y con una tapita de "maní"; todo ello y es claro, entra en lo que la guía pagase por esta visita grupal...[1] y ya en la calle vemos que otros salen con sus botellas en la mano y nos dicen que volvamos por las nuestras, cosa que hacemos. Llegados al autocar el conductor "se cuadra" y dice que las botellas a la panza del vehículo, que arriba y dónde van los viajeros no sube ni una. Lógico y así cada cual y como puede coloca las botellas y "docenas" de bolsas de otras compras, allí donde cree irán mejor. Al parecer todas llegaron bien a destino, lo que ya es un milagro... "dudo que las bolsas con dulces llegaran todas sin aplastamientos", pues aquello del acomodo de todo ello, era... "de ver y observar el afán de cada uno para colocar lo suyo lo mejor posible".
Algo nuevo he aprendido en esta visita; ya que el "vendedor" nos dice entre otras cosas, que vinagres con denominación de origen, sólo hay tres en Europa; el de Módena en Italia; y el de Jerez de la Frontera y éste del Condado de Huelva; que según él son los que hay que emplear... "pues el resto de vinagres (dice) los hacen con ácido acético y ello es un corrosivo para nuestro estómago. Digamos que un litro de vinagre de ésta bodega vale mucho más que uno de vino... "en fin cada cual defiende lo suyo y lo hace como mejor sabe y puede", puesto que vinagre natural lo hay en cualquier lugar, puesto que vinagre se puede extraer de cualquier fruta y no sólo de la uva, ya que lo hay de manzana y de otras frutas... incluso recuerdo de una vieja campesina que me dijo que el mejor vinagre era de... ¡higos! Además ya se sabe que cualquier vino cuando se estropea, prácticamente se convierte en vinagre y de éstos supongo, obtendrán el suyo muchas de las infinitas bodegas que venden vinagre. Mi mujer oyendo al "menestral" sonríe y se cachondea, puesto que como buena cocinera dice saber de vinagres.
También éste bodeguero nos ha ilustrado sobre las denominaciones de origen de los vinos, en todo el mundo y asegura que, en Andalucía, hay cuatro (Jerez, Moriles/Montilla, Málaga y Condado de Huelva); en España hay setenta y en todo el mundo no pasan de doscientas; todos los demás son vinos "cuneros" que no quiere decir que sean malos, no, puesto que los hay buenísimos y en Jaén tenemos algunos, destacando el de "Lopera" que en nada tiene que envidiar a los de Jerez.
El sol ha salido y hace calor, estamos "muertos de hambre y de sed" y con los tragos de vino en el cuerpo, imagine quién esto lea, como vamos.
Llegamos por fin al lugar donde nos darán de comer; se trata de un mesón cuya denominación es "Bodega Roldán: fundada en 1962) y que junto a otras similares, se encuentra en una calle céntrica de este pueblo. Allí... al final vamos a comer bien, pero las peripecias que ocurrieron, merecen ser contadas.
Sentados mi esposa y yo en una mesa sin mantel (cada cual se sienta donde y como puede: incluso y previo pedir permiso por señas (ni ellos saben español ni nosotros inglés), un matrimonio británico se sentará en nuestra mesa, lo que agradecen mucho puesto que escasean los asientos)... luego y tras una espera, viene una jovencísima camarera, que nos toma nota del segundo plato donde podemos elegir de dos preparados (carne o pescado); el primero es una fritura original de aquí y que resulta buena, puesto que lleva verduras y algunas gambas; elegimos de segundo pez espada a la plancha y de bebida (una consumición por persona que es lo estipulado) cerveza para mi esposa y vino para mí (de extra pediré otra cerveza para mí y un plato de aceitunas adobadas y aliñadas, que resultan riquísimas)... primero nos llegan las aceitunas, al "mucho tiempo" ("ya nos hemos comido hasta algunos huesos de las aceitunas)") nos llega...¡el segundo plato!... muerto de risa y viendo lo que ocurre en las mesas cercanas (donde casi todos están protestando por algo) le digo a mi mujer, comamos y bebamos, que el espectáculo va a ser mucho mejor que la comida... luego vendrán los primeros (la camarera se justifica diciendo "que otros camareros" se los quitaron en la ventanilla que los alarga desde la cocina)... yo sigo riendo y antes de que se vaya, le digo... "tráete de postre un flan para cada uno", lo que la muchacha, trae casi de inmediato... y antes de que se vaya, le doy "el doble" de lo que valen los extras y le digo... para que te convides cuando salgas de aquí... "nos has atendido muy bien"... me mira y se sonríe dándome las gracias; yo estoy satisfecho por todo lo vivido y me encuentro de un excelente humor... mi esposa trata de entenderme, pero yo me entiendo perfectamente; tan es así, que ya comidos y saliendo hacia fuera y en el mostrador, pido un té en leche... té que me tengo que pagar allí y servírmelo yo, llevándomelo (junto con un vaso de agua) a unas mesas que hay en el exterior, en la calle y a la sombra y donde para terminar ésta original comida, me fumaré un cigarro puro sintiéndome felicísimo por todo el jolgorio disfrutado y que en sí... vale mucho más que todo lo que he comido. Mi mujer "se compra un café con leche" y se lo trae a mi mesa y empezamos a comentar los hechos de éste día, que no ha acabado aún, habrá más incidencias que ya contaré. Se nos van uniendo algunos compañeros "de fatigas" y entablamos una amena sobremesa, mientras yo sigo fumando el cigarro puro, el que no terminaré sentado puesto que llega la orden de marcha y lo seguiré fumando por la calle con toda tranquilidad, hasta que al llegar al autocar, lo dejaré en el alcorque de un árbol para que "le sirva de abono".
Luce un sol de verano, hace calor; y a las 16,30 reemprendemos viaje hacia Sevilla. Una hora después y tras "sortear" la mucha vigilancia que hay, el autocar queda aparcado cerca de la feria... ¡Sevilla está en ferias! Sus famosas ferias de abril.[2]
Y es que Elisa y para compensarnos del fiasco sobre la visita al parque y coto Doñana, ha prometido una rápida visita a esta feria, que a estas horas "se encuentra en su salsa". La mayoría aceptan ir a esta visita y acompañados por la guía, pero a unos pocos, nos es indiferente ello y nos quedamos en el autocar, puesto que ha quedado a la sombra de unos grandes árboles, corre una brisa agradable y no "queremos jaleos", prefiriendo quedarnos aquí reposando. Mi esposa sí que va, pues quiere verlo "en vivo".
Los "feriantes improvisados y de una hora", que es el tiempo que les han dado; vienen regresando y encantados de ver, carruajes, ambiente ferial, casetas y en fin, todo lo que todos los años vemos con profusión y que nos sirven las televisiones.
Pero tres no vuelven y el tiempo ya va muy justo y el conductor protesta preocupado, puesto que con arreglo a las normas de circulación, él no puede conducirlo después de las diez de la noche; hora holgada y prevista si todo se desarrollaba como se había calculado, pero este nuevo incidente complicará las cosas; habrá incluso discusiones fuera de lugar y que no debieran haber ocurrido, si cada cual cumple con su obligación y queda claro que la guía no tiene culpa, puesto que sabe dirigir y mandar.
Por fin y tras una absurda pérdida de tiempo, aparecen "los perdidos", pues se habían perdido en la feria y podemos continuar el viaje con cierto retraso.
Ya en carretera y a las 19,30 y cubriendo una etapa, el autobús es detenido en un área de aparcamientos muy amplia y que tiene una gasolinera; y allí Elisa monta su bar ambulante y nos ofrece un refrigerio, bastante variado y no escaso de cosas para todos los gustos, puesto que hay bebidas alcohólicas y no alcohólicas, refrescos, hielo, e incluso algunos frutos secos para picar; todo lo cual "calma" los ánimos y "las aguas vuelven a sus cauces". Ana y yo tomaremos un refresco; yo un agua tónica; pero hay quienes les apetece, desde "un cubalibre", hasta cualquier otro tipo bebida de alta graduación y que con hielo... "dicen que entra muy bien"; yo de nunca he tomado cosas de éstas, puesto que los licores, cuando los tomo me gustan dulces y en pequeña cantidad; cosa que no prodigo mucho, simplemente no soy aficionado a ello y sólo bebo vino o cerveza y sin abusar mucho de ello... y me ha ido siempre bien, ahora de viejo mucho mejor; mi esposa me sigue y es incluso menos bebedora que yo.
Cumplida la media hora de descanso obligatorio para el conductor, reemprendemos la marcha y ya en una etapa y sin contratiempo alguno, llegaremos a Jaén sobre las 10,30 horas, bastante cansados y sin que ninguno de mis hijos venga a por nosotros, no han podido hacerlo, dicen. Afortunadamente encontraremos un taxi y en él regresaremos a casa, con el consiguiente contento de todos y en especial, el de nuestro perro, que salta y brinca de alegría pues ya están aquí... "sus amos".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)
[1] Entre los tres vinos que nos dan a catar, existe algo original y que han logrado en esta zona, lo denominan "vino de naranja" y no es que sea de naranja, sino que la fermentación la enriquecen con un añadido de cáscaras de naranjas amargas debidamente tratadas y que le dan ese sabor exótico, y el que este bodeguero "pone por las nubes", pero que ni a mi esposa ni a mi nos ha hecho "tilín", por lo que ni se nos ocurre comprar una botella; yo opino aquello tan viejo de que... "al pan, pan y al vino, vino"; hoy y debido a los modernismos gastronómicos no saben ya que inventar. Y a las chuminadas gastronómicas de la denominada nueva cocina me remito y que para qué comentar. La gente inteligente la prueba por novedad, pero luego vuelve a los ancestros de la buena cocina española, que es la mejor o de las mejores de todo el mundo y ello lo corrobora cualquiera que viajara suficientemente por el extranjero.
[2] En principio no se puede llegar tan cerca de la feria con un autocar, pero nuestra muy hábil Elisa, a los primeros guardias municipales que nos paran, dice que lleva un autocar de jubilados y alguno de ellos está "inválido". Con tal mentira piadosa, los guardias ceden y nos dejan pasar y llegar a dos pasos de la citada feria, cuyo jaleo sentimos desde aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario