DROGARSE CON "MÚSICAS"
Leo con sorpresa, que a través de "la red" se puede drogar cualquiera recibiendo un nuevo tipo de droga "musical" (o de ruidos) a través de Internet y "como descargas sonoras de simuladores de peyote, cocaína, marihuana o éxtasis en el sujeto que las "consume" mediante "ondas binaurales". No se sabe si todo es un nuevo sistema de drogar o de sacarle el dinero, a la inmensa cantidad de masas de "capullos" que hay ante un ordenador y que se "despepitan" por lo nuevo y por evadirse de su "grisácea" vida ya sin estímulos, ni ganas de emprender algo bueno; y a los que habría que proponerles, drogarse (por ejemplo) saliendo al campo y en un descampado a pleno sol y todos los vientos de la rosa "armados con un pico y una pala, hacer hoyos de 2X2X2 metros, y cuando de verdad estuvieran drogados por el sudor y el cansancio, se pusieran a meditar sobre la idiotez de tanto esfuerzo perdido" simplemente huyendo de su más o menos "gris" realidad y la que no saben llenar con esfuerzos útiles para sí mismos y para los demás pobrecitos.
Pero dicho ello, la pregunta es ¿Se puede drogar o pueden drogar al ser humano con músicas o ruidos determinados? En cierto modo pienso que sí, puesto que desde las danzas tribales que aún emplean pueblos primitivos a las enormes aglomeraciones de "las nuevas tribus", alrededor de sus modernos gurús, los que gritando más que cantando y haciendo atroces ruidos más que música, logran con todo el aparato electrónico que portan; el enardecer a masas de nuevos adeptos, a lo que yo denomino el absurdo; o volver en cierta manera a esos bailes locos de ciertos hotentotes u otros pueblos salvajes; donde en esos tipos de danzas o músicas, "conectaban con sus dioses o paraísos añorados y de paso recibían las fuerzas sobrenaturales que deseaban recibir para de alguna manera salir de su realidad de pobres bípedos".
Es más, hay incluso quién convierte su propio automóvil en una especie de "infierno ruidoso", dentro del cual supongo, "se vuelve loco o se droga", con un estruendo que lo apreciamos los que desde fuera del mismo, lo oímos llegar; apreciando el estruendo que trae consigo desde varios cientos de metros de distancia y dándonos la sensación de que ese vehículo más que rodando viene dando saltos. Estudio aparte merecen los que ves andando como sonámbulos, con un aparato receptor o transmisor de pequeño tamaño, escondido en la vestimenta y los dos auriculares pegados a sus oídos; o los otros "salvajes" que dentro de su vivienda arman el estruendo y castigan a la vecindad con esos estruendos "modernos"; que dicen es música y que ha ocasionado ya más de un muerto, por enfrentamientos que no debieron llegar a producirse; "lo que nos dice que la música no amansa a las fieras, al menos en esas es todo lo contrario".
Por otra parte, recordemos esas "famosas tamboradas"; que en diferentes partes de España y concretamente en Aragón, celebran; y en las que cantidades de tambores, muchos de ellos de gran tamaño, se hacen sonar al unísono, lo que producirá tal tipo de estruendo que ensordece, pero que pese al perjuicio auditivo que todos estos excesos produzcan, tienen sus adeptos y lo cultivan como algo grandioso, sorprendiendo el que incluso acudan visitantes en cantidad notable a disfrutar de esos ensordecedores ruidos.
Recuerdo mientras escribo, el haber oído a un erudito conferenciante, que disertaba sobre los celtas y el que aseguraba, que éstos; tenían "músicas" que empleadas en la guerra llegaban a matar a los enemigos; supongo que enloqueciéndolos. Hoy aún quedan unas trepidantes danzas, supongo que heredadas de los celtas; y que aún modernizadas, enervan y embriagan a quienes las practican.
Los tambores de todo tipo y en cantidad suficiente para enervar al combatiente, los han empleado cuasi todos los ejércitos y hordas bárbaras, puesto que ese sonido y según que ritmo, enardece y estimula y lo he padecido yo mismo, en mis tiempos de "mili", en Melilla, donde el general Gotarredona y Prats; nos hacía desfilar, "a ritmo de tambor" y a toda la guarnición melillense; siguiendo el ritmo de la legión, o sea a 180 pasos por minuto; que hay que echarle "bemoles", para mantenerlos y sostenerlos por un tiempo no muy largo, puesto que sudas como un condenado y te conviertes en un autómata que sólo oye, el redoble de "la batería de tambores, que retumba en tu barriga".
Igualmente recordemos que los ingleses en todas sus campañas y hasta el siglo pasado o parte del mismo; en vanguardia de sus tropas, siempre iban unas formaciones de gaiteros, cuya arma era esa misma "la gaita y sus sonidos ¿reminiscencias de aquellas músicas celtas para vencer o matar al enemigo e inmunizar drogando a las propias tropas? Yo no lo sé, pero quizá algún erudito pudiera decirnos el por qué en el ejército inglés se empleaban (desconozco si se sigue empleando) estos guerreros sólo armados con gaitas y que avanzaban a un paso lento y acompasado por aquellas músicas "y los que morían en aquellos ataques sin que sus compañeros de banda se inmutasen y pasaban por encima de sus cadáveres tocando sus gaitas".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más temas)
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