El fútbol… como droga y enorme negocio
Nunca me agradó el fútbol; de niño jugué algo, pero visto las patadas, empujones, mala leche que se empleaba y el "ir a por todas"; pronto me retiré de aquel juego, que entendí no era tal, sino una batalla absurda y sin sentido práctico para mi vida futura; he mantenido ese criterio puesto que "el engendro", que no deporte, ha llegado a grados tan absurdos y nocivos, que si se mantiene es por lo que dice mi titular.
Droga, por cuanto han logrado convertirlo en droga mundial y a la que han hecho adictos a casi todas las comunidades de humanos de casi todo el mundo. Y lo han logrado por cuanto, para llegar a multimillonario, sólo hace falta tener unas facultades físicas suficientes y meter muchas veces la pelota en la portería contraria; por ese sólo hecho, se pagan capitales inmensos y esa es la droga… "el dinero en cantidad y la fama que conlleva ese ídolo que es de barro… no se olvide ese detalle".
Así, oigo esta mañana en que escribo, difundido por una cadena nacional de radio, el que un determinado jugador brasileño, cuesta a un determinado club español, la incalificable cantidad de cien millones de euros; de los cuales el "tirapelotas", se llevará 28 libre de impuestos y el resto… "se pierden en las inmensidades de las contabilidades irresponsables y que privilegiadamente, logran mantener los que se dicen responsables de esos nuevos monstruos sociales".
Y digo cuanto antecede, por que la misma cadena indica que varios de los más importantes clubs de fútbol españoles, están en suspensión de pagos o posibles quiebras; que deben cantidades monstruosas al Estado como impuestos, a la Seguridad Social y no sé a cuántos más; pero inexplicablemente para mí (que algo sé del comercio y la industria y esto del fútbol es ante todo un monstruoso comercio de dinero) no se intervienen estos negocios, se les embarga todo lo embargable, empezando por el enorme capital que cada domingo recaudan por la venta de entradas y terminando por "las fichas", de esos nuevos, modernos y costosísimos "esclavos del fútbol", que como figuras señeras, se compran y se venden por cantidades fabulosas, en un mercado y de parecida forma a como se vendían los esclavos en épocas de esclavitud.
Pero está claro el por qué el gobierno no los embarga; resulta que ese insustituible "pan y circo moderno"; entretiene a las masas mucho mejor que nada y para ello no hay sustituto; por tanto, a usted o a mí, que simplemente adeudemos unas miserables cantidades al mismo Estado que esos clubs; nos meten mano, nos recargan el pago si incumplimos el plazo de ingreso y tras ello nos embargan, hasta "la cuchara y el plato para comer"; entonces se nos dice que… "Hacienda somos todos y que con el dinero público ni se juega ni hay perdón alguno que justifique el impago".
O sea, una canallada más, de las muchas que recibimos en esta nueva época medieval y donde "la ley del más fuerte impera como en las anteriores".
Y digo que el fenómeno es mundial, por cuanto no tengo que salir de la ciudad donde nací y vivo y cuya economía está no por los suelos, sino por debajo de los mismos (40 por ciento de paro obrero y de las últimas de renta en toda Europa) y sin embargo; ayer domingo y debido a que se celebró un encuentro crucial, para que el equipo local ascienda un grado; viene otro equipo a disputar el ascenso o descenso y viene desde el otro extremo de España (mil kilómetros o más de distancia) trae consigo a miles de seguidores; aquí acuden muchos miles más de la propia ciudad y provincia; se llena a rebosar el campo, por el que han de pagar entradas al precio que requiere "el importante encuentro" y se vive "la gran emoción", que para muchos –por lo visto- es algo crucial en sus vidas y como tal lo viven. "España está en ruina o en Quiebra"; lo que no se justifica con todo este movimiento de dinero gastado en fútbol.
No entenderé nunca "eso de la afición"; puesto que observo que el que se dice aficionado, le importan dos cojones el fútbol; lo que le importa es que gane su equipo (del que dicen "ser de él": "soy del Madrid, Barcelona, etc.") y que meta los goles, "su jugador preferido" y al resto que se hunda, desaparezca o "lo fundan". Si de verdad fuesen aficionados al fútbol, irían a ver jugar al fútbol y aplaudirían al que mejor jugase, cosa que no existe; por tanto ese es un juego visceral y no deportivo… "el deporte es algo que la inmensa mayoría de deportistas desconoce en su totalidad".
Otra cosa que no entenderé nunca es, "la compra y la venta de jugadores y menos de forma internacional"; si "ese engendro futbolero" fuese de verdad deporte; los jugadores de cada equipo, tendrían que ser de su ciudad primero, una selección provincial y luego una nacional… y punto; así se acababan esos enormes y seguro que "no muy limpios" negocios y se lograría el que ese juego, fuese sino "deporte puro"; pero bastante más limpio y sobre todo infinitamente mucho más económico que hoy lo es; pero… ¿Quién o quienes son capaces de volver a sus orígenes ese violento juego, que en realidad es un combate cuerpo a cuerpo entre seres humanos, y un veneno para que la masa se desahogue… o sea un remedo de la guerra?
Hoy como hace milenios; la masa aplaude a sus ídolos de barro, aceptándolo como una droga para nutrirse de algo que los alimente y sostenga… y además mientras están en ella, se aíslan y mitigan lo que es la realidad de la vida real. Y los políticos tan contentos, puesto que mientras están así… "no piensan y menos deducen".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
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