Nuevas elecciones y sus sorpresas
Escribo al siguiente día de las nuevas elecciones en Francia y no me sorprende la noticia de que un sesenta por ciento o más de franceses, han ignorado las urnas y no han ido a votar; ¿para qué, supongo pensarán? Ello me sorprende por otra parte, puesto que la moderna Francia, se basa en aquellos famosos lemas, de su revolución de hace ya más de doscientos años; "libertad, igualdad, legalidad, fraternidad"; y no sé qué más cosas; pero que han llevado a los franceses, a ser de los más destacados del mundo en avances de todo tipo; y conformar una sociedad que sigue destacando en el mismo. Pero, "la sucia o ya asquerosa política que se ha adueñado del mundo"; ya mueve a los medianamente inteligentes, a como decimos en España, "a no comulgar con ruedas de molino"; y de la forma más educada posible, mandar "a la basura" (por no decir a la mierdaa), a políticos y política, que aparte de no saber ya "ni donde están de pie", mienten más que hablan; y no tienen ni ideas someras, de qué es lo que necesitamos en la sociedad actual, la que por otra parte, aletargada, embrutecida, drogada o dormida del todo, sólo tiene preocupaciones primarias; tan primarias como el sólo satisfacer, "a su panza y su bolsillo, disfrutar de todos sus placeres, no trabajar apenas, y cobrar lo suficiente para lo antes dicho y que les sobre aún, para un futuro tan incierto, que para muchos, ya es que ni existe". Este nuevo siglo, que nos prometían sería "él no va más del progreso humano", lo han convertido ya, en algo así, como, "una gran charca de aguas estancadas, que se van pudriendo cada vez más, y hasta que el Sol la seque y esterilice". Por todo ello, nada menos que un sesenta y cinco por ciento de franceses, no han ido a votar
En España y en estos momentos, tenemos dos elecciones "parciales", en dos de sus diecinueve autonomías, que en realidad se han convertido en "autonosuyas", como muy certeramente las calificó un muy inteligente escritor valenciano, que ya murió ("de risa supongo, viendo el panorama nacional") y que en vida se llamó Fernando Vizcaíno Casas (1), el que igualmente nos dejó bastantes libros y sobre todo una película ("Las Autonosuyas") que con tiempo y antelación, "retrató lo que ya eran las autonomías españolas, llenas ya de parásitos, vagos, maleantes y gente de mal vivir y sin escrúpulos algunos"; "pandemia que aún sigue consumiendo los mayores recursos de nuestra muy rica España", hoy arruinada, y embargada para ni se sabe cuántas generaciones venideras, debido a la monstruosa deuda pública, contraída por cada vez más inútiles gobiernos, los que siguen endeudándose cada vez más, para simplemente, "sostener el gran cáncer de parásitos que han formado entre todos ellos y que ni se atreven a ir eliminando como es absolutamente necesario, para tratar de volver a épocas de estabilidad económica, y que disfrutamos ya hace muchos años"; o sea antes de la nueva era, que empezó en 1976, con aquellas palabra (hoy de risa y de pena) que pronunciara el primer "profeta de futuro" (Adolfo Suárez); con aquello de… "puedo prometer y prometo, y sus predicciones de mil años de UCD, que terminó mucho antes y no como, "Unión de Centro Democrático"; sino como, "Unión de Centro Descompuesto"; y el que fue devorado por sus mismos componentes, que como termitas o gusanos roedores, se lo "comieron" sin dejar rastros del mismo.
Y la terrible odisea española sigue. No obstante y debido a esas dos elecciones autonómicas de que arriba hablo; los jefes y jefecillos de los grupos dictatoriales que manejan "sus políticas, incluido el presidente del gobierno central", han salido a la calle, "sin miedo al virus chino", y como vulgares "vendedores de crecepelo, elíxir maravillosos, mantas y cientos de artilugios", que yo he visto cuando niño y mozalbete, vocear y vender en las plazas públicas, en aquellos terribles años del hambre y la posguerra civil; estos nuevos "buhoneros" gritan a sus acólitos que los acompañan en sus giras (el pueblo los ignora) y dicen lo que les viene en gana, empleando siempre –eso sí- "la palabra progreso", que entiendo se la asignan a ellos mismos y sus intereses; porque aplauden, o mejor dicho "se aplauden", con una fuerza y un fervor, que a la mayoría, "les sale de su panza y su bolsillo". ¿Quién va a votarlos o a quién van a votar gallegos y vascos? Eso lo vamos a ver muy pronto; pero en Francia, los únicos que han aumentado votos, son "los que temen los políticos"; y digo esto último, porque, ¿al pueblo qué o quién nos importa hoy? Estamos tan hartos o hastiados de la política que nos imponen, que ya somos insensibles a quienes lleguen al poder. "De alguna manera me estoy acordando de la decadencia del Imperio Romano, y de cómo eran impuestos ya muchos de sus emperadores". ¿Será porque ya, esta dicen que poderosa civilización, está empezando a recorrer igual camino de destrucción? El tiempo y como "único juez y notario de todos los hechos, lo dirá antes o después"; puesto que pensar o creer en una regeneración de "mandos", yo no lo creo en absoluto.
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(1) Hijo de un fabricante de paraguas y abanicos, en 1948 se inició en el periodismo en Acción, órgano del Sindicato Español Universitario (SEU), como crítico de cine. Colaboró con Radio Nacional de España y los diarios Las Provincias y Jornada. En 1950 se trasladó de Valencia a Madrid para cursar estudios de Derecho. Consideraba al periodismo como su verdadera vocación, y con el tiempo llegaría a ser columnista en medios de líneas editoriales tan diferentes como el diario El Alcázar y la revista Interviú. Como abogado laboralista se especializó en los aspectos jurídicos concernientes al teatro, la cinematografía y los derechos de los actores. A partir de 1971, con su libro de crónicas Contando los 40, comenzó a publicar narrativa, ensayos, crónica, sátira política, testimonios autobiográficos, obra en la cual abarcó gran parte de las diversas etapas de la historia española del siglo XX. En 1978 alcanzó su primer gran éxito de ventas con la novela "Y al tercer año, resucitó", a la que calificó de historia-ficción, y que juega con la idea de la contemplación que de la sociedad española posfranquista tendría un Franco resucitado. De ahí en más se convirtió en un auténtico superventas con más de cuatro millones de ejemplares vendidos de su obra, convirtiéndose en uno de los autores contemporáneos más leídos de España y de Hispanoamérica.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
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