¿Hablamos…?
Hace más de treinta años escribí un muy largo artículo, con el mismo titular y del que hoy les ofrezco una mínima parte; el resto se encuentra en mi libro, "España aquí y ahora", editado en 1984 la primera edic., y en 1985 la segunda; agotadas ambas, si bien algunos ejemplares aún se pueden encontrar en "librerías de viejo".
Piensen que ese escrito se realiza cuando aún no han llegado "los telefonines" (móviles o celulares) y que tampoco hemos sido invadidos por los ordenadores individuales y toda la gran masa de artilugios, que como invisibles argollas de esclavos, han ido "sujetando" a enormes masas de "modernos esclavos"; puesto que una cosa es el uso… y otra muy diferente y peligrosa… "el abuso"; veamos.
"¿Hablamos? Pienso que no. Se nos ha olvidado casi totalmente el hablar, el charlar, el departir, el cambiar impresiones, el mantener esa conversación distendida en la que entra "lo divino y lo humano" y en la que mutuamente se enriquece el hombre en ese intercambio enriquecedor en grado sumo y que hoy, está casi totalmente ausente de esta veloz vida, marcada por el reloj electrónico, que incluso nos marca en la muñeca "los segundos y décimas de segundo" y que nos avisa cada hora con "un pitido"… ¡Qué aberración y esclavitud!
No se habla de forma reposada y tranquila para comunicar nada; "todo el mundo va corriendo", vamos a una velocidad como si ya nos hubiesen insertado en el cerebro una de esas infernales máquinas llamadas "ordenadores electrónicos". Como máximo se gesticula y grita, se efectúan ademanes y salutaciones más mecánicas y de "primates" que de hombres "sesudos" de los umbrales del siglo XXI. Generalmente un insípido y clásico saludo que suele ser el ridículo… "Chico, tengo mucha prisa, nos vemos, adiós" (a lo mejor "los chicos" ya son sexagenarios o más…) y seguidamente y con una sonrisa mutua y forzada y un aparatoso y totalmente vacío saludo, cada cual "se pierde en el inmenso mar de la vida actual y moderna, llena de ruidos y stress por los cuatro costados de la misma, e igualmente por arriba y abajo".
¿Ustedes no se han dado cuenta que han desaparecido los lugares donde los seres humanos podían charlar y hablar como tales? ¿Ustedes no notan que ya todo se ha convertido en "tabucos" más o menos actuales, donde "se come o bebe" como lo hacen las infelices gallinas de una granja mecanizada y en la que "su sino" es poner y poner huevos y nada más? ¿Ustedes no se dan cuenta de "las inmensas soledades" y barreras que existen entre un individuo y otro? ¿Ustedes no detectan –por ejemplo- que la baja ventanilla de la vieja burocracia y en la que había que inclinarse para hablar con "el funcionario", es… hasta un poco más humana que las otras "blindadas" y que cada día tenemos que padecer en las modernas y lujosas oficinas donde se maneja dinero, por miedo al atraco cotidiano? ¿Ustedes no observan a esos miles y miles de "siervos", o servidores de las máquinas electrónicas que ya solo son o parecen, una simple pieza más, pegada al terminal de tan horrendo artilugio, que sólo sirve para que, "alguien sepa la peseta y el céntimo" al segundo? ¿Ustedes no denotan que "la caja tonta" (más conocida por televisión) es el "horrendo maestro" que nos está enseñando a hablar a nosotros y nuestros hijos, a las horribles maneras y uso que en esos interesados programas se nos imponen?
En definitiva… ¿Nadie se da cuenta de que marchamos a pasos agigantados a una sociedad de mudos, ciegos y sordos, donde sólo nos aguarda una impersonalidad y un automatismo que da pavor? ¿Es que después de llegar o haber llegado a ser hombres, nos van a convertir en simples y horribles máquinas…? ¡¡No!! ¡¡Rotunda y definitivamente no!!
Tenemos que realizar pronto y por necesidad imperiosa de supervivencia, una campaña para rescatar los verdaderos valores de la tertulia, del hablar sosegadamente, del comunicarnos unos a otros y a través del agradable sonido del buen conversador y el buen oyente, si no estamos perdidos por cuanto antes digo.
La gente, la masa, "el ya mecanizado", sólo pide hospitales, campos de deportes, salones de recreo y espectáculos; en definitiva solo pide "lugares donde esté masificado" y esto es incomprensible, por cuanto de destrucción y aplanamiento lleva la masificación".
El texto es mucho más largo, pero lo dejo aquí para no cansar… "El que lo quiera conocer que lo busque, pues para ello se imprimieron varios miles de libros… que por otra parte se pueden volver a editar… ¿pero editar libros de pensamiento en este desierto humano en que hoy nos han sumergido…? Pensar ello y ver los libros que se venden o leen… "es como para echarse a llorar"; menudo porvenir tienen los que vivan las… "desiertas épocas que vienen tras… estos desiertos".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
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