La suciedad, el decoro, la elegancia y "los estoicos"
Sorprende, a mí al menos, el descuido, la vulgaridad, la suciedad y demás "retrocesos", que hoy se practican, en lugares donde debiera ser lo que en realidad les corresponde, que es todo lo contrario. Y lo curioso es que crean "moda" y mucha gente de las masas lo imitan; así y desde llevar, "prendas de vestir, astrosas", más dignas de sucios vagabundos que de miembros de, "una sociedad medio civilizada"; a cabellera de "locos o asquerosos tirabuzones "piojosos", beber en cubos o enormes vasos o vasijas, directamente de la botella; hasta a ocupar sillones en parlamentos públicos, donde ocurren enfrentamientos, más de "hotentotes", que de dignos representantes del pueblo; escuchar y producir "berridos y ruidos ensordecedores" (que no música o canto digno de así denominarse) y "destacar en todo lo grosero, vulgar, o incluso repelente"; da la sensación de que lo que avanza es "una etapa degenerativa, ya degenerada, o podrida en demasía". Y no, no y en contrapartida, hay que volver a aquella, austera pero enormemente señorial, "toga" del senado romano y cuando fue república (mucho antes de que fuera imperio), o de incluso los atuendos, "señoriales" a su manera y costumbre de tribus, que se presentan con admirables vestimentas, que ellos mismos se tejen o construyen; adornándose con elementos naturales de sus propios territorios o selvas, pero que es su cultura y por tanto su personalidad, que mantienen desde muchos siglos, y de la que no se llega a saber el tiempo exacto; hoy algunas veces, da a pensar, si no hemos terminado, "en un mundo de locos y donde lo que premia es el destacar, haciendo lo que sea, y mucho más". Ocure igual en la pintura, escultura, arquitectura, "el arte hoy no es arte"; y lo reconoció incluso Picasso, criticando el suyo propio, en carta a un destacado intelectual europeo.
En los estoicos; los historiadores, nos presentan un miembro muy destacado (Diógenes el cínico) como un ya degenerado, practicando, en público, "guarrerías", que me cuesta creer y aceptar, en mente tan desarrollada como maestro en filosofía; puesto que no concibo el que debido a esos valores, fuese a visitarlo, "en su propio barril", nada menos que el más poderoso individuo de su tiempo, cual fue, Alejandro Magno o el Grande; cuya inteligencia también está más que demostrada; y no lo concibo, por cuanto un ser así, no va a visitar, a nadie, que viva "en una pocilga oliendo a tal y donde vive un individuo al que admira"; no, no lo creo posible y me remito a lo que en sus "máximas", dice otro sabio estoico, siglos después, cual fue Epicteto en la imperial Roma; veamos.
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"Señal evidente de un espíritu torpe es consagrar un tiempo excesivo al cuidado del cuerpo, al ejercicio, a la comida y a la bebida, o a cualquier otra de las necesidades corporales. Todos estos cuidados no deben constituir lo principal, sino lo secundario de nuestra vida, y hay que tenerlos, por tanto, como de paso. Porque nuestra grande y activa e incesante preocupación debemos consagrarla al espíritu.
¿Eres hombre o mujer? Si eres hombre, atavíate como un hombre y no pretendas pasar por un prodigio de indumento, por una cosa nunca vista. Cuando Sócrates encargaba a Alcibiades que se embelleciese, le aconsejaba precisamente descuidar un poco la belleza del cuerpo para ocuparse de la del alma. Mas no creas por esto que es preciso ser desaseado y sucio; no. Nada de eso; pero sí importa mucho que tu aseo sea serio y digno de un hombre.
La limpieza es para el cuerpo lo que la pureza para el alma. La naturaleza misma enseña a ser limpio. Fíjate en los animales y plantas. Como cuando se ha comido suele quedar algo entre los dientes, ofrece agua e invita a lavarse la boca a fin de que en ningún momento dejemos de ser hombres y nos acerquemos a los cerdos. Ella (la naturaleza) nos proporciona, además, baño, aceite, esparto y vitriolo, para combatir el sudor y la grasa de nuestra piel. Pues bien, si no te sirves de todo esto que tan oportuna y generosamente te brinda, no eres un hombre. Y si cuidas de tu caballo y de tu perro, a los que haces bañar, limpiar y peinar como es debido, ¿vas a tratar a tu propio cuerpo peor al de tu caballo y el de tu perro? Lávalo, pues, y límpialo perfectamente; procura que a nadie dé asco y que nadie tenga que apartarse de ti con repugnancia; y ¿quién no se apartará asqueado de un hombre sucio y maloliente? Ahora bien; si prefieres esto, apártate de los demás y vive retirado, solazándote con tus propias porquerías; pero lejos de la ciudad, en medio del desierto, a fin de no apestar a tus amigos y vecinos. Porque, ¿cómo siendo basura te atreves a frecuentar los templos, donde está prohibido el escupir y sonarse?
¿Cómo podrían atraerme, por hermosas que fuesen, las sentencias de un filósofo si él se me presentaba sucio, desaseado y tan horrible como criminal que sale de la mazmorra? ¿Cómo podría hacerme amar una doctrina de la que él era tan desagradable representante? Por nada del mundo me resignaría a escucharle y mucho menos a relacionarme con él. Cuidemos, pues, de la limpieza y de la decencia exterior. Y lo que digo de los maestros, dicho queda de los discípulos".
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¡Qué decir sobre tan sabias palabras de un sabio! ¿Qué lleva ocurriendo en el mundo, "dicen que civilizado" hace ya muchas décadas? ¿Qué ejemplos nos dan, primero los maestros y los políticos? ¿Qué ejemplo nos dan en las familias los propios padres? Y finalmente… ¿Qué ejemplo damos nosotros mismos? "El mono humano no somos otra cosa que un primate, el primero se nos dice, pero observemos que los primates, todos son o somos, "monos de imitación"; muy pocos son los privilegiados para marcar, líneas, y muchos menos, los que nos marcan líneas buenas y dignas de ser imitadas. Distingamos pues a unos y a otros y sigamos a los que de verdad nos sepan llevar "por buenos caminos y mejores costumbres".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
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