"Herencias, heredades y herederos"
De mis muchas lecturas, quizá demasiadas, puede que lo más contundente que ahora recuerdo, de un pensamiento, escrito por "un destacado mono humano contemporáneo mío y español", es el siguiente… "Yo soy yo y mis circunstancias"; lo escribió Ortega y Gasset (1); y en el mismo, se encuentra claramente para mí, lo que somos "ese mono humano que habita este minúsculo planeta"; o sea que en realidad, "no somos nada" y esa nada, sólo tiene "la vigencia o si se quiere importancia", que da su propia existencia; "del antes no sabemos nada y del después, sólo llega la desaparición total y el olvido más o menos piadoso o indiferente si se quiere; y el que alcanza a todos, y reitero, todos, y "por grandes que se considerasen ellos mismos o sus contemporáneos en su momento de vida", pues esa es otra verdad, ¿qué es nuestra vida en el tiempo? Sólo es eso, un momento o un instante de la eternidad; que después de "esa chispa de vida", anula todo lo demás. Por ello, mejor buscar en la calma y meditación, "la medicina para vivir esa vida mucho mejor y sin hacer daño a nadie y menos a uno mismo".
Es por lo que, "preocuparse o hacer planes para después de muerto, no deja de ser una ilusión, puesto que tras tu cadáver no tienes ni puta idea, de lo que van a hacer tus herederos, que en mayoría, sólo se preocuparán de llevarse lo más que puedan de tus bienes "sanos y limpios"; y ni les preocuparán las deudas que dejes (que también las heredan: ver diccionario de la RAE) y todo ello, "se lo tragará el tiempo en un piadoso olvido que alcanza a todos y a todo".
Recuerdo mientras escribo a "un poderoso y el más rico de su tiempo y que vivió en el pasado siglo"; se llamó Aristóteles-Sócrates Onassis; tuvo dos hijos (hijo e hija); su "ojo derecho y sucesor", era su hijo, al que costeó de "todo" como inmensamente rico que era, pero el que al final, se le muere y lo pierde, "ya criado y en edad adulta"; después muere el padre y deja a la hija como única heredera; la que muere después; y el total de su inmensa fortuna, al final la recibe, una nieta que ni llegó a conocer. Al final su herencia (para mí) son las terribles palabras que pronunciara, debido a las, "experiencias que vivió en su agitada vida llena de ambiciones"… "En este mundo todo se compra con dinero; y lo que no se compra con dinero, se compra con… más dinero". Indudablemente, todo ello mueve a meditaciones infinitas, ¿no creen?
Remontémonos en el tiempo y analicemos el que puede ser, "el individuo más famoso, ambicioso, incluso "guapo"; y que en pocos años conquista un fabuloso imperio, considerando igualmente y "con la mentalidad de este planeta", que fue el único que llegó a, "tener de todo y por todo y en la plenitud de su vida pues vivió solo 33 años"; y está en la Historia como "Alejandro Magno o el Grande" (2). Veamos un resumen.
"Murió el 10 de junio del 323 a.C. Alejandro dejaba dos herederos "débiles"¸ un hermanastro al que consideraban idiota y un hijo aún no nacido y en el vientre de una de sus tres esposas. Todo ello traería lo que vino después. La mujer preñada asesina a las otras dos viudas, para asegurarse que el hijo en su barriga, no pudiese tener otro competidor que "apareciera de improviso". Los generales o lugartenientes del muerto, se dedicaron a combatirse mutuamente para repartirse la herencia, matando de paso a toda la familia que aún vivía y como tal posibles herederos en liza; mataron incluso a la madre de Alejandro; igualmente al hijo que ya nacido, no llegó a vivir los doce años. Las luchas fueron largas y ocupan un buen espacio en la historia "del mono humano". Seleuco, uno de los lugartenientes de Alejandro, vendió los territorios conquistados en la hoy India, a un caudillo nativo, por "quinientos elefantes de guerra y para emplearlos contra el resto de litigantes". Al final de tanta lucha y de "montañas de cadáveres", sólo quedan tres "cabecillas"; Seleuco en Asia, Antígono en Macedonia y Ptolomeo, en Egipto; que dicho sea de paso, es el que consolida la nueva "serie de faraones", que terminará con el reinado de la famosa Cleopatra. Mucho antes y en el año de su muerte, el cadáver "del magno", debidamente embalsamado con "miel y otros ungüentos", y metido en un ataúd de oro macizo, sale de Babilonia y en procesión dicen llevarlo a su tierra natal (Macedonia) pero Ptolomeo se interpone en el camino, y se lo lleva a donde él imperó como faraón, llevándolo a la ciudad que fundara y que es la única que hoy lleva su nombre (Alejandría el resto que son varias docenas, hoy son denominadas de otra manera) donde le dedicó una suntuosa tumba, donde el cadáver momificado, fue puesto para veneración de "las masas" (o sea lo mismo que los comunistas hicieron en Moscú con la momia de Lenin, que aún sigue como escaparate de aquel desastre mundial) ; momia que llega a ver hasta el primer emperador romano (Augusto); pero que luego desaparece; se dice que "hecha trocitos como reliquia de santos"; igualmente aquella ostentosa tumba, hoy desaparecida totalmente, puesto que no encuentran ni indicios de ella.
Y así acaba la historia, del que se considera, "el más grande de los grandes de este perro mundo"; lo que es toda una lección para el inteligente "mono humano", que aún piensa y define, las realidades de la vida en la Tierra.
Así es que, mejor pensar en las realidades y no soñar imposibles y por ejemplo, entrar en mi Web o en la Biblia de San Mateo y leer, "El Sermón del monte o la montaña, que es la Constitución del verdadero Cristianismo y que según el evangelista, la dictó el propio profeta en un discurso, en el que hay que "echarle bemoles", para leerlo y releerlo despacio, antes de considerarse cristiano: Amén.
NOTAS
(1) "Yo soy yo y mis circunstancias": Esta expresión se ha convertido en todo un referente del pensamiento español y pertenece a un gran ensayista y filósofo como fue José Ortega y Gasset, en
ella se explica de manera acertada que la vida se compone del yo más las circunstancias, dos ingredientes; Yo soy yo y mi medio, no puedo separar el medio del que vivo, de mi yo.
(2) Alejandro III de Macedonia (Pela, 20 o 21 de julio de, 356 a.C. y Babilonia; 10 u 11 de junio de 323 a. C.), más conocido como Alejandro Magno (romanización: Mégas Aléxandros) o Alejandro el Grande, fue rey de Macedonia (desde 336 a. C.), hegemón de Grecia, faraón de Egipto (332 a. C) y Gran rey de Media y Persia (331 a. C), hasta la fecha de su muerte.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)
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