El delirio de las masas por "sus dioses"
Se considera a la república de Roma, luego tras siglos de serlo pasó a imperio… como "el pilar" civilizatorio de todo cuanto después de desaparecido todo ello, quedó en éste planeta, puesto que nadie ha superado lo que aquellos "latinos" (los únicos que fueron tales, por lo que llamar "Latinoamérica" es una idiotez) y lo que copiaron de "sus superiores" los griegos, han aportado a lo que se denomina hoy civilización mundial; la organización en que hoy se rigen todos los países y que entre otras cosas, consiguió poner pantalones a "todo el mundo"; y los norteamericanos, hasta, "su coca cola"; que sin quitad la sed, se anuncia para quitarla o mitigarla; ¿pero qué queda hoy de todo y de qué se puede presumir? De nada, puesto que las mismas pasiones y apetitos, sienten hoy los que nacen y viven en este planeta, que en lo intrínseco, ha cambiado poco si es que en realidad algo cambió o ha cambiado, digno de ser señalado; las mismas miserias y preocupaciones, tiene hoy "el mono humano", como las tuvieran aquellos, "grandes patricios formados en una ciudad formada por bandidos, que supo extenderse y llegar al máximo de poderío, que imperio alguna haya llegado, puesto que aún en las universidades y estudiosos, tienen que bucear en su larga estadía, para ver de entenderlos y luego copiarlos, que es lo que hoy se hace; con sólo el cambio, de que aquellos, empezaron arando y montando en burro; y hoy se puede viajar hasta en avión supersónico y dirigir cada cual su imperio, con la ayuda de sólo un portátil y la capacidad del caletre que cada cual posea; y sepa usarlo, dejando sus ambiciones libres para su propio castigo, o poniéndole bridas inteligentes para y como hoy nos han puesto, en ese lugar que yo llamo… "ninguna parte".
Veamos sólo los delirios de las masas, que al igual que entonces y posteriormente, en todas las épocas, sus adoraciones son las mismas y sus fanatismos, enfermizos o peligrosos, como siempre lo fueron; puesto que se necesita ser bruto para creerse e incluso imponer, que, "mi dios es mejor que el tuyo… y por ello mismo, cree o muere". Todo lo cual no va encaminado a otra cosa, que, "el vivir del prójimo y no hacer caso de lo que a ese prójimo le pueda faltar", o sea y como siempre, imponer la esclavitud máxima que se pueda, para, "vivir bien y vivir a costa del sudor del de enfrente". Lo de "la frente propia", sólo lo piensan los muy inteligentes y responsables, que por lo que ocurre en este perro mundo, deben ser pocos, muy pocos.
Las adoraciones incluso han degenerado a peor, puesto que en el apogeo de la época citada, se compensaba dejando incluso herencias, al individuo intelectual que con su inteligencia, había sabido captar su fiel clientela, cosa que hoy, los denominados "fans", se limitan a chillar, saltar como los monos, delirar como dementes; emborracharse o drogarse, y luego "hechos polvo", decir incluso que lo pasaron bien, o "súper-bien"; por lo que infinidad de adictos, siguen consumiendo esa "droga de hormiguero", que para mí es simplemente incomprensible.
Ya Séneca y otros estoicos famosos de aquellos tiempos, Séneca en su libro "De la brevedad de la vida"(1) y en las máximas y sentencias de los otros, nos retrataron bien lo que en realidad fue la "sociedad romana y similares de su tiempo"; y como, "lo escrito, escrito está y siempre queda"; hay en la actualidad un magnífico libro escrito por una mujer española; ("El infinito en un junco", de Irene Vallejo) en el que esta gran escritora, nos recopila enormes informaciones de aquellos tiempos y otros posteriores, en lo que no nos dice otra cosa, que, "el mono humano sigue siendo igual, sino peor en muchos aspectos, que aquellos antepasados, que antes de usar pantalones, emplearon togas incluso purpuradas, pero las que no podían tapar sus miserias, como hoy tampoco las tapan los ropajes más o menos lujosos (yates, mansiones, lujosos coches, etc.), que nos muestran los ídolos de barro, que como en cualquier época, las masas han seguido, incansable o fanáticamente". Recomiendo la lectura de ese gran libro, que es de los que yo he saboreado, por sus grandes contenidos, que nos ayudan a comprender muchas cosas incomprensibles.
Hoy es mucho peor la realidad, puesto que ese ser humano, se ha convertido en una nueva especie de, "termita u hormiga", que para huir de su soledad, que en mayoría padecen, no encuentra otra salida que formar el "hormiguero", sea bajo el estandarte de un equipo o individuo que practica el oficio de "pelotero", motorista, cantante, santo o virgen milagrosa; y poco más; hoy ni se le da importancia a aquellos intelectuales de diferentes tipos y que sí, que eran reconocidos y les seguían en masas, no tan grandes como ahora, e incluso los tenían presentes a la hora de testar y dejar herencias, pues los consideraban como "piedras angulares", a las que había que arrimarse y por necesidad de saber y aprender.
(1) De la brevedad de la vida, es, un texto escrito por el filósofo romano Séneca en el año 55 d. C. he incluido en su obra Diálogos. Este libro, dedicado a Paulino —quien probablemente fue cuñado de Séneca—, es quizás el que más influencia ha ejercido en la posteridad, sobre todo en los autores españoles del Siglo de Oro. En él, Séneca afirma que la vida, aunque lo pueda parecer, no es breve, sino que es el individuo quien hace que así lo sea. Uno de los motivos por los cuales se considera que la vida es corta, es porque no se sabe aprovecharla. Séneca aconseja que no se debe perder el tiempo en investigar asuntos que en realidad carecen de importancia y, sin embargo, sí se debe aprovechar bien el tiempo propio. Para evitar que la vida parezca breve, hay que intentar no estar ocupados, pues como dice el propio filósofo hispano "[...] mientras tú estás ocupado huye aprisa la vida". (Wikipedia)
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)
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