TABERNAS Y BODEGONES
No, no es lo que hoy figura o se presenta como taberna, bodega o bodegón, a lo que me refiero; reflejaré algo de aquellos modestos establecimientos, atendidos generalmente por el propietario, algún hijo menor y la propia esposa y los que, abiertos desde el amanecer, dónde en algunos (no todos) se "despachaban" las pequeñas copitas de aguardiente carrasqueño, que hacía saltársele las lágrimas a alguno; pero que el que podía (no todos pues el dinero era escaso) iba cada mañana para con él, "matar el gusanillo", antes de entrar en el trabajo en el pueblo o marchar a los campos, aquel que podía hacerlo, pues también el trabajo era escaso. Igualmente los primeros parroquianos (lo de cliente vino después) y el que podía, se llevaba (al tajo o a su casa) su pequeña "damajuana" de vino blanco peleón, que procedente de
Aparte de las del pueblo donde viví mis primeros siete años; conocí las de mi ciudad natal, que eran similares en inmensa mayoría. "Lo de bar, cafetería, pub y otras, vendría después, mucho después"; luego y siendo ya casi un veinteañero en que empecé a viajar, "buscándome la vida", como representante/viajante; conocería otras muchas, así como algunos muy pintorescos, como aquel de Úbeda y que a pie de carretera, tenía aparte del vino, aguardiente y otros "lujos"; tenía (digo) hasta una rudimentaria cafetera de un solo brazo y en el que se podía tomar "café-café" y no de "pucherillo". Y recuerdo éste hasta por su nombre (Bar Canuto) y por la risa que nos causó el letrero en grandes caracteres que colgaba, tras el mostrador y a la vista de la clientela, como un aviso para "aspirantes" entramos aquella fría mañana allí, puesto que era lugar de parada de los autobuses de línea y había que coger uno para ir a Andújar ya dentro señalo a mi acompañante (viejo y curtido viajante) que corto de vista no lo ve; y entonces le leo en voz alta "Sólo se fía a los mayores de noventa años que vengan acompañados por su padre"; carcajada inmediata de ambos, que miramos al joven que nos atendió (supongo que hijo de "Canuto") y el que sonrió ampliamente, acompañándonos en aquellos buenos momentos de jocosidad sana y "alimenticia".
Sí, en aquellos modestos establecimientos, había cartelitos avisando a la clientela y recuerdo algunos, otros se me han olvidado "se prohíbe el cante": "hoy no se fía mañana sí"; "se prohíbe cantar bien y mal"; "si el vino perjudica tus intereses, deja tus intereses" (o negocios); "si bebes para olvidar, paga antes de empezar"; "si la pena te ahoga, bebe y desahoga"; "hoy tenemos un buen día, seguro que llega un gilipollas y nos lo estropea" textos que he entrecomillado y que se podrían ampliar hasta llenar un libro, pues el buen humor imperaba en aquellos lugares, si bien alguna vez, había bronca; bronca que si no se arreglaba con las palabras de los siempre dispuestos parroquianos para allanar y encontrar paz y concordia lo arreglaba el tabernero, de la forma ya descrita "o sacando el libro de reclamaciones", que entonces solía ser, una tranca o garrote de grandes dimensiones y que puesto en el mostrador, el tabernero podía decir más o menos "bueno, preferís entrar en razón o entra en juego el as de bastos" y sacándolo al mostrador y dando un gran porrazo en el mismo, allí quedaba "la vara de la justicia del tabernero", que rara vez era empleada.
No es nostalgia de nada
"el pasado, pasado es, el presente está pasando a gran velocidad
sólo nos queda futuro y la verdad, no sabemos cuanto".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más temas)
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