La muerte… "en el día de la muerte"
Hoy es, "el día de los muertos o difuntos", según el rito cristiano del papado de Roma; hoy se consumirán infinidad de millones, en el adorno y cuido de las sepulturas de los muertos; que ya no necesitan nada; "si acaso una sentida oración o recuerdo agradecido para aquellos que en realidad lo merecieron". Por ello yo y hace ya muchos años que digo a los míos, que a mí, "las flores mientras esté vivo" (después cremado y mis cenizas al viento o como abono para cualquier árbol), y después, lo que arriba cito y digo; todo lo demás me sobra. Pero el rito a los muertos, siempre fue un gran negocio para muchos "vivos"; y de ello nos habla la "historia del mono humano", desde que se escribe la misma; y ello, tras organizarse en tribus, ritos, religiones y costumbres, que hoy al inteligente, simplemente les hace sonreír muy piadosamente.
¿Pero qué es la muerte y sobre todo ese miedo ancestral a un hecho, que es tan natural como el nacer? Sobre todo la ignorancia "del mono humano", la que bien explotada por "los monos listos"; le hizo hacer lo que hace y lo que siente; sin nunca atreverse a analizar la realidad, de dos hechos de la vida, como es "el nacer y el morir" y aceptar ambos como lo que son, o sea dos hechos inmutables.
Por lo que sea y desde que "el mono" aprendió a pensar y deducir; fue creyente en un "Dios supremo"; luego después, en que habría "algo después de la muerte", para compensar de la dureza de esta vida y que pese a las comodidades adquiridas, sigue siendo dura por demás ("cosas éstas que las religiones explotaron y explotan con todo el aprovechamiento material que pueden").
Por todo ello, "la no muerte y la continuidad en una vida superior", se fue implantando en todas las creencias humanas; salvo en los que se dicen "ateos que yo dudo lo sean en realidad". En nuestra cultura occidental; lo dice Pitágoras, a sus discípulos (que eran de ambos sexos)… "No temáis a la muerte… es sólo un tránsito en la vida"; también es el propio Cristo, el que dice… "Nadie que no nazca de nuevo entrará en el reino de mi Padre" (las citas son de memoria); lo que queda claro es que para nacer de nuevo, hay que morir primero.
Es por lo que la teoría de "la reencarnación" puede ser la realidad ansiada y esperada por "todos los que no quieren morir"; y que yo en mis muchas lecturas sobre estos "obscuros temas", me inspiró en un trabajo titulado; "Discurso a la Sabiduría", que el interesado podrá leer en mi Web, en "Trabajos Literarios". Y si he dicho los que no quieren morir, es que pienso que habrá muchos otros, en que con esta sola vida, consideran que le es más que suficiente, y prefieren desaparecer en la nada, cuando llegue esa muerte, que para ellos, será una liberación de lo sufrido en esta vida, que en general, no es lo agradable que hubiesen deseado.
En mi caso, debo decir que "yo asumo y acepto mí ya larga vida que anda ya en su ochenta y dos años"; y que hoy, me es indiferente nacer o no nacer de nuevo, cosa ésta, que si es verdad el que estamos sometidos a una ley superior, no me sirve para nada, puesto que… "lo que tenga que ser será"; por otra parte en varias ocasiones he estado al borde de la muerte, puesto que sufrí tres infartos; y tengo instalados cinco muelles o "Stents"; y además yo creo haber estado muerto, una hora de tiempo o algo más; si bien debo decir que me encuentro muy bien con arreglo a mi edad y que todo mi organismo funciona bien, o muy bien; en especial mi cerebro, que lo siento mucho más fuerte que nunca; "incluso conservo íntegra la abundante cabellera con que la naturaleza me dotó". Por fortuna, la cirugía no ha tenido que "cortar" nada en mi piel, por lo que sigo con ella bastante íntegra, salvo las arrugas, no muchas, y alguna que otra pequeña verruga, que deduzco son cosas de la edad. A pesar de todo, soy enfermo crónico, por hipertensión, arritmia, algo de ácido úrico y un poquito de glucosa; pero todo ello y gracias a la medicina, está bien controlado; y mi organismo, funciona bastante bien con arreglo a mi edad.
Estuve muerto y se lo cuento por si les sirve para algo: "Un anochecer y tras subir despacio los veintiún escalones que hay hasta llegar a mi vivienda, al entrar en ella y dejar en una silla la prenda de abrigo, noté un especie de mareo y caída al suelo (sin dolor alguno y pese al chichón que el golpe me produjo en la cabeza) estuve inconsciente algo más de una hora, no sentí nada de miedo o dolor; al contrario, sentía estar en un lugar muy agradable y muy a gusto; tan es así que no me hubiera importado quedarme allí; yo no vi "luces ni personas, ni sentí voz alguna, reitero, sólo un bienestar nunca sentido en mi vida"; de aquel desvanecimiento, me sacaron las voces de la mujer que cuida mi casa (vivo solo) y las de uno de mis nietos (Alberto que vive en el piso de arriba) los que asustados y por su propia voluntad, ya habían llamado a la ambulancia de auxilio y de la Seguridad Social Española; yo me incorporé "algo desorientado y sin oponer resistencia", me llevaron al hospital, donde estuve varios días, me hicieron exploraciones varias… "pero no supieron decirme en concreto qué es lo que me había ocurrido y el porqué de ello". Por ello yo pienso y digo, "que estuve muerto pero muy a gusto y confortable por demás", por lo que deduzco que si eso es la muerte, es un paso no agradable sino agradabilísimo.
Y he dicho que he sufrido tres infartos; por cuanto así los dictaminaron los cardiólogos que me atendieron, pero yo los pasé consciente plenamente, sin ningún dolor de los que dicen anuncian los mismos; y viendo operar a los médicos a mi alrededor sin sentir otras molestias, que "el cableado" que te colocan; y la incomodidad propia del hospital, donde dejas de ser individuo, para convertirte en "un cuerpo", al que los técnicos de allí, quieren reparar o recuperar todo lo posible, cosa que es de agradecer y valorar al máximo posible.
Y por último, lo que me impulsa a escribir este artículo y es lo que sigue: "La muerte es el fin de una sinfonía, en la que la vejez es un movimiento importante y tan bello como cualquier otro" (Margarita Rivière, en "La aventura de Envejecer" (Editorial Plaza y Janés: 1987)… Es el libro que estoy leyendo y que recomiendo tanto a hombres como a mujeres; ayuda mucho a reconocerse como viejos, pero no acabados; ni mucho menos. "El vino viejo, el jamón y el queso viejos, son de los que mejor saben y gustan al que sabe saborearlos".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
No hay comentarios:
Publicar un comentario