13.8.19

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VIAJE A PAÍSES ALPINOS  XI

 

 

     A las 18,45 subimos de nuevo al autocar, ya que antes de ir a cenar, nos llevarán a visitar un típico "mercadillo navideño", que todos los años se instala en una parte de la plaza del ayuntamiento vienés. Llegamos al lugar y efectivamente allí hay instaladas un centenar de casetas, las que se encuentran prácticamente a pie de las escalinatas que dan acceso a este soberbio palacio municipal, que es de estilo neogótico y más se asemeja a una catedral, que a la sede municipal que alberga (fue construido entre 1872 y 1883). En este mercadillo, se vende todo cuanto es propio para adornar los hogares en estas señaladas fechas (Austria en mayoría, es Católica). Igualmente se venden dulces y golosinas, comidas rápidas y de las denominadas "comida-basura", diferentes tipos de artesanías y juguetes... e incluso "vino caliente", el que observo tiene bastante clientela a estas horas, cosa lógica por demás, ya que aquí hace un frío "polar". El mercadillo se encuentra animadísimo, predominando la gente joven (estudiantes, posiblemente) que aquí vienen a cenar ("a la intemperie) a precios asequibles. Permanecemos en este mercado, una media hora, si bien algunos no aguantamos ni este tiempo y volvemos aceleradamente a nuestro autocar, que nos espera aparcado muy cerca... "tal es el frío que nos azota y que nosotros no soportamos", pese a las prendas de abrigo que hemos llevado en prevención, pero las que no son todo lo apropiadas que sería necesario, para aguantar estas extremas temperaturas, que se acentúan fuertemente, nada más "ponerse el Sol". Por ello todos estos "teutones" que pueden, viajan y disfrutan de las soleadas costas españolas, donde se reponen, de tanto frío y brumas, como padecen en estos "cuasi nórdicos países".

     Completado el grupo, el autocar se pone en marcha.

     Recorremos la corta distancia que nos separa de Grinzing y llegamos a nuestro destino y donde ya tenemos reservada esta cena.- Se trata de la "Taverna (con "v") Passauerhof", la que según el folleto que nos han facilitado, data (nada menos que) del siglo XII...? Actualmente es una especie de "casa solariega", bastante grande y en cuya planta baja cenaremos, si bien existen unos grandes sótanos abovedados (que yo he visitado) los que antes debieron ser bodegas para el vino y hoy los han convertido en salones-restaurante... "aquí se pueden servir alrededor de un millar de comidas", si se ocupan todos estos irregulares departamentos de la posiblemente antes... "viejísima bodega y lagar".

     Donde nos instalan, es un conjunto de cuatro dependencias unidas por vanos sin puertas y donde vamos a estar bastante estrechos, lo que no nos importa por cuanto de frío traemos. Contiguos a nosotros hay varios grupos o reuniones de comensales, que luego sabremos son turistas como nosotros.

     Rápidamente se nos sirve la comida (el vino ya lo tenemos en la mesa y del que podremos pedir "a discreción") la que se compone de "productos de la casa", los que resultan ser todos derivados del cerdo y que se nos sirven calientes o fríos, pero en cantidad más que suficiente para hartar al más hambriento, lo que nos va a resultar espléndido, por cuanto al medio día no hemos comido bien y nada hemos tomado desde entonces.

     El vino... "el vino es de tono dorado pálido", bastante bajo en graduación alcohólica, pero el que enriquecen en base a añadirle azúcar y como lo sirven a temperatura "bastante fresquita", pues "entra divinamente" y es claro que en media hora ya estamos "bastante animados y por tanto alegres, como para cantar y bailar", máxime que la cena es amenizada por varios músicos (violín, guitarra, acordeón) que interpretan agradables melodías, que nos alegran "el alma".

     Resumiendo... "que nos animamos y cantamos, bailamos y terminamos liando una juerga española, que sorprende a todos cuantos allí se encuentran"... y... ¡Oh maravilla!, al final se unen a nosotros y todos intentan acompañarnos en nuestra demostración de alegría y contento; y así, la juerga llega a componerse de españoles, suecos, austriacos y...¡japoneses!, sumando entre todos más de medio centenar de personas, que si bien no se han entendido en sus idiomas nativos, sí que lo han hecho (y bien) en ese "idioma universal", que es la transmisión de una alegría espontánea que se ha transmitido de forma eminentemente sencilla y humana; creo sinceramente que ninguno de los que allí estuvimos y participamos, olvidaremos aquella noche a lo largo de toda nuestra vida... "guardaremos un gratísimo recuerdo" de este hermoso hecho de confraternización humana.

     Y no, no se emborrachó nadie y lo pasamos... "mejor que bien" y por ello, volvimos con esta alegría hasta nuestro hotel, al que llegamos un poco después de las once treinta de la noche. Es claro que dormí felizmente y..."ni escribí, ni leí nada, para llamar al sueño".

 

 

     Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

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