7.8.19

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VIAJE A PAÍSES ALPINOS  VI

 

 

     Empezamos "a vivir" el miércoles diecisiete de noviembre, a las seis treinta de la mañana, que es cuando suena el teléfono como despertador "programado" electrónicamente desde la recepción del hotel, por tanto "ya tampoco existe el saludo matinal del empleado de turno, que te despierta y dice la hora", este cometido lo realiza un "moderno cerebro electrónico, el que incluso produce una peculiar música".- Me levanto cansado (muy cansado) suele ocurrirme ello algunas veces y pese a que como antes indiqué, anoche me acosté bastante relajado; esto no me preocupa, puesto que sé por experiencia, que este cansancio nocturno desaparecerá rápidamente y tan pronto inicie la actividad cotidiana... así ocurre.

     Una vez hemos tomado el desayuno, volvemos a acarrear "nuestras pertenencias" y subimos al autocar, el que se encuentra aparcado bastante cerca; y a las siete treinta emprendemos el viaje que nos corresponde hoy.- Nuestra meta será Venecia, tras una corta parada en la ciudad de Padova (Padua), por tanto seguiremos rodando por esta extensa y rica Lombardía, la que cubre nada menos que... nueve provincias del norte italiano, omito describir esta llanura por cuanto ya antes dediqué a la misma "unas pinceladas", las que se confirman por cuanto estoy viendo, puesto que el día sigue siendo como el de ayer y luce el Sol, prácticamente como si estuviésemos en el Sur de España.

     Como la red viaria sigue siendo la ya descrita, el viaje se acelera y puesto que hoy la etapa es mucho más corta, llegaremos con tiempo suficiente para realizar todo lo previsto, si bien nos va a surgir un contratiempo inesperado y que pudo tener consecuencias graves, veamos el porqué de ello.

     Nos encontramos ya en la región del "Véneto".- Cerca ya de Padua, sufrimos un accidente y no precisamente de los "normales en carretera".- En un preciso momento oímos un golpe en uno de los ventanales de la parte derecha del autocar, algo "ha impactado violentamente sobre el cristal del mismo y lo ha desmenuzado", si bien los trocitos del vidrio, al ser de seguridad no se desprenden y permanecen unidos precariamente.- Alarmados todos (más aún el guía y el conductor) es detenido y aparcado el vehículo y se comprueba este hecho, que por el lugar en que se ha producido (la parte que da a los campos) deducimos no es fortuito, si no "la posible actuación de un gamberro" (no queremos pensar en que pueda ser un tiro de carabina de aire comprimido o similar..."o quién sabe si de arma de fuego") el que ha podido provocar, algo irreparable y como ya ha ocurrido más de una vez, "en las carreteras del mundo civilizado".

     No podemos sacar conclusiones exactas, por cuanto el fragor de la enorme circulación viaria, existente en el momento del accidente, ha amortiguado el golpe recibido y por ello nos limitamos a conjeturar y dar gracias a Dios, porque en el ventanal que ha recibido este impacto, no viajaba nadie en ese momento; por tanto continuamos viaje, si bien preocupados por lo que ello nos pueda entorpecer el viaje, puesto que es lógico que no vamos a encontrar repuesto de este cristal en "cualquier lugar" y aun encontrándolo, desconocemos el tiempo que llevaría esta colocación.- Con estas incertidumbres continuamos viaje.

     Son las diez treinta, cuando estamos entrando en la ciudad de Padua y nos encaminamos directamente a las cercanías de la basílica del "Santo Antonio" (curiosamente su nombre "de pila" fue el de Fernando, el que le impusieran en Lisboa, ciudad en la que nació.- El de Antonio lo tomó al profesar como fraile).

     Llegados al citado lugar y mientras nosotros (los del grupo) vamos a visitar "estos santos lugares", Carlos y Paco (guía y chófer) marchan con el autocar, para ver la forma de reparar esta avería, "de la forma que sea", para que ello no nos entorpezca el viaje. No lo podrán reparar reponiendo el cristal, pero surgirá "la improvisación del ingenio español" y podremos seguir viaje... posteriormente detallaré "el cómo y el cuándo".

     Nos disgregamos "los turistas" y cada cual marcha por su cuenta.- Mi esposa y yo lo hacemos primero en dirección al claustro contiguo a la basílica, principalmente tratando de encontrar unos servicios públicos (que afortunadamente existen allí) y teléfono público, puesto que queremos efectuar una llamada a la familia (lo que también lograremos).

     El claustro es hermoso en su sobriedad, destacando el jardín central, por cuanto en éste, se yergue un corpulento, frondoso y hermosísimo magnolio (estimo que es centenario) el que transmite "algo especial, a aquel silencioso lugar" y es por ello, por lo que... quizá, cuando más adelante me acuerde de Padua, lo primero que me venga a la memoria sea este magnolio y su apacible entorno, todo lo cual -repito- me causó gran impresión.

     Posteriormente pasamos a visitar la basílica, donde se encuentra el sepulcro del santo, el que se encuentra muy concurrido de personas que tocan con sus manos el mismo, buscando con ello el que San Antonio, "les libre de algunas lágrimas de este valle"... "dichosos aquellos que creen y confían... yo la verdad, visto, vivido y padecido el valle... soy bastante escéptico y aun cuando sea profundamente creyente, pero mis creencias distan bastante de las que representan, sepulcros, ídolos y templos... espero que Dios me comprenda y ampare".

     Este templo-basílica está tan sobrecargado de obras de arte y lujos, que es un auténtico museo de arte religioso, lo que no creo guarde mucha relación con "el titular del mismo", el que humilde fraile franciscano y discípulo del gran San Francisco, no comprendería el sobrecargado lujo de su tumba; y menos, del entorno de la misma, tan cargado de "cosas" que poca relación guardan con lo predicado en aquel hermosísimo discurso para todos los tiempos y el que conocemos como..."Sermón del Monte"... amén.

     Salimos del templo y recorremos el entorno haciendo hora y esperando la que nos han dado para recogernos con el autocar.- Observo, como antes lo he notado en las dos ciudades visitadas ya (Aix y Milán) el que abundan los africanos, los que deambulan sin ocupación aparente o bien hacen de vendedores ambulantes, lo que me confirma el que..."África se está trasladando a Europa". También observo aquí algunos mendigos de raza blanca y que considero "profesionales de la mendicidad", su lastimero plañir no es italiano, por tanto... ¿de dónde procederán... europeos del arruinado Este de Europa, portugueses, gitanos de Dios sabe dónde...?, no lo sé..."lamentables estas estampas, que por cuanto se ve y se lee, van en aumento y ello no hace halagüeño el porvenir más o menos inmediato, puesto que la miseria es una enfermedad bastante contagiosa"...?

     Nos dijeron Carlos y Paco, que tratarían de volver en una hora, que es el tiempo que nos dieron para estas visitas, pero pasa casi hora y media cuando afortunadamente vemos aparecer el autocar, puesto que ya temíamos lo peor, y no; como antes dije, es "el ingenio español", el que soluciona la avería, puesto que en los talleres no hay solución rápida.- El autocar ha sido reparado de forma provisional, por Carlos y Paco, los que han adquirido un plástico transparente, el que colocado a doble capa y sujeto por cinta adhesiva en las dos partes (exterior e interior) cierra bastante bien el ventanal; y así continuaremos el viaje, sin molestias aunque ello parezca inverosímil, pero de esta guisa, vamos a recorrer casi cinco mil kilómetros y llegaremos felizmente a nuestro punto de partida. Felicitación sincera a estos dos hombres, que indudablemente se preocuparon lo indecible y supieron resolver todo de la mejor manera, pero eficazmente.

     Reemprendemos viaje a las 11,50 y nos dirigimos a la ya cercana Venecia y a la que llegamos cuarenta y cinco minutos después; y afortunadamente a pleno sol, lo que nos permite ver en toda su amplitud, aquella famosa laguna, la que nutrida por el mar Adriático, y en la que abundan las islas o islotes, fueron en estas pequeñas porciones de tierra firme, comunicadas por puentes y canales, donde fue edificada esta original ciudad, que llegó a ser poderoso estado financiero, comercial y militar, en forma de "serenísima república", la que en su época de esplendor, nutrió grandemente la historia de nuestra civilización occidental.

     Hoy y a pesar de que la estampa la vemos en "su gran colorido natural", pero esta se afea, por las enormes instalaciones de una industria petroquímica, que también parece "emerger del mar o la laguna" y la que ocupa un buen espacio de este horizonte de hoy, el que ocupa en un primer plano... "son cosas del progreso y del comercio de hoy", ya que Venecia sigue siendo comercial e industrial en todo cuanto puede.

     Bajamos del autocar cerca del embarcadero y al hacerlo, notamos que corre un desagradable viento frío y húmedo, lo que no me sorprende, puesto que prácticamente estamos ya dentro del mar.- Cargamos con nuestros equipajes el buen trecho que nos separa de donde partiremos para la cercana ciudad y allí tomamos un "pequeño barco de servicio discrecional de pasajeros", que para nuestro exclusivo uso ha alquilado Carlos; y sin más dilación, nos dirigimos a un lugar cercano al Hotel Continental, que será nuestra residencia en Venecia.

     Tras una navegación de aproximadamente quince minutos, desembarcamos en un lugar de la parte izquierda (según entramos en el mismo) del "Gran Canal veneciano", el que como sabemos es la principal "vía", de esta original ciudad marítima.- Curiosamente lo hacemos frente a la terminal de los ferrocarriles italianos, los que llegan a Venecia, mediante grandes obras de ingeniería que atraviesan gran parte de esta laguna.- Cargamos de nuevo con nuestros equipajes y pertenencias y nos encaminamos hacia el citado hotel, el que dista unos doscientos metros, lo que nos ocasiona bastantes  molestias al transitar por estas estrechas y concurridas calles y por cuanto vamos cortos de tiempo, debido al retraso que llevamos y porque hemos de ir a comer a un restaurante, donde ya tenemos prevista y pagada la comida y el que también se encuentra a cierta distancia del hotel, temiendo que debido  "al horario europeo", nos pudiéramos quedar "en la calle"; y ello crearía problema a Carlos, el que en definitiva, es quién, "nos tiene que dar de comer, puesto que tiene cobrada esta comida".

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

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