"EL CERDO NO ES GUARRO"
Trato de reivindicar la verdadera naturaleza de un animal, que como todos en estado natural uno de sus principales trabajos es mantener una limpieza máxima, puesto que con ella y su necesario alimento, les es vital para su supervivencia; por tanto ese absurdo insulto que suele emplearse tomando como base al cerdo, es una mentira más, la que arraigada en la ignorancia del hombre se mantiene o perdura.
Al cerdo lo convierte en guarro, el propio hombre cuando lo obliga a vivir en una cochiquera y que generalmente es reducida, en la que el pobre animal vegeta más que vive y termina por estar envuelto en sus propios excrementos y las suciedades que produce la comida (generalmente desperdicios caseros) que le obligan a tomar. Y de allí sólo sale (en infinidad de ocasiones) para a pocos pasos de la misma, recibir la mortal cuchillada del matarife, cuando lo degüella para que se aproveche hasta su sangre de ahí la verdad indiscutible de que "del cerdo se aprovecha todo". Y es por esto último por lo que la humanidad le debe tanto al "bendito cerdo", puesto que fue, es y será; una indispensable reserva de alimentos y de tal variedad, que dejo a cada cual que vea ello y según sus gustos o conocimientos gastronómicos, que en "el cerdo" son inmensos.
El cerdo en cautividad humanizada, como en la variedad del "cerdo ibérico"; que tan afamado es internacionalmente por su jamón y que tan bien se cuida en España; en esa semi libertad en que vive; es todo lo limpio que le exige la propia naturaleza y si se embadurna de barros o fangos, es al igual que lo hacen los elefantes y rinocerontes simplemente por higiene, por limpieza, por incluso necesidad de un "ungüento" para su delicada piel. No hablemos del cerdo jabalí, el que en plena libertad desarrolla todas sus potencias y saberes instintivos y por ello es "el soberbio cerdo" y de cuyas carnes, se logran exquisiteces, como la que por ejemplo estoy degustado yo en estos momentos "un sabrosísimo salchichón", que elaborado artesanalmente por un amigo (compañero de dominó: el bueno de José) y familia, tras ser cazado por él mismo; me obsequió con una tripa y luego me "ha cedido otras a mi ruego" y a un módico precio; por lo que puedo decir que varios meses después, se mantiene jugoso y sabroso como cuando lo descolgaron del secadero y nadie se alarme, que cuando hay batidas de jabalíes en mi tierra (que son abundantísimos por sus grandes zonas montañosas y abruptas) siempre asiste un veterinario oficial, que garantiza la pieza comestible y caso necesario manda eliminar a la que no lo es; por ello de este cerdo salvaje, en mi tierra se elaboran muchos manjares, que quienes nos visitan celebran aquí igualmente abunda la caza mayor y menor; de la que igualmente hay sabrosa gastronomía en los restaurantes de la zona.
Cuando no era posible conservar carnes salvo en salazón, el cerdo era un alimento que y por ejemplo, los conquistadores y colonizadores que fueron a América (donde no había cerdos y hoy hay hasta jabalíes, procedentes de aquellos domésticos) lo llevaron "como carne fresca" y muy necesaria para aquellas primeras expediciones, puesto que no sólo fue la pólvora sino que el cerdo y el caballo, fueron "armas" insustituibles para nutrir aquella tropa y recibir fuerzas para las fabulosas aventuras y conquistas de aquellos ¿cómo denominarlos?... que cada cual lo haga según sepa.
Hoy ese cerdo (lo he visto con mis propios ojos) lo han convertido en una "fábrica"; y desde el tinglado que montan en las granjas, para que la hembra pueda parir y amamantar a sus lechones, sin que los pueda pisar (deduzcamos el reducido espacio y la cárcel del pobre animal) y teniendo acceso sólo al alimento y al agua, y estar sobre las cuatro patas y poco más hasta que esos lechones son trasladados a las dependencias del cebadero. Esos animales ni pisan la tierra, ni ven sol ni cielo, ni nada verde o que en otras formas, la naturaleza produce para su alimento. Luego los he visto enjaulados como "fieras rabiosas", en grandes transportes por carretera y donde los animales apretujados y sin sostén alguno salvo, esas jaulas donde van tres o cuatro; chillan y terminarán locos por el sufrimiento (¿no habrá forma de humanizar ese transporte aún sedándolos?) lo he comprobado en alguna parada de camiones, donde mi curiosidad innata me hizo ir y observar; y lo que vi "e intuí", la verdad me llenó de un bastante amargo sentimiento. Por todo ello yo te defiendo pobre, pero bendito cerdo y por todo cuanto te debemos; reclamo a quién proceda mucho mayor respeto y cuido por este animal, que como tantos otros necesitamos "pero ellos igualmente nos necesitan a nosotros y desde que nacen hasta que mueren" recordemos a Pitágoras y sus enseñanzas, también al santo de Asís; aquel San Francisco que tanto dijo y con gran amor de esos animales, que no olvidemos son cuerpos que como el nuestro "sufren y gozan", procuremos que de lo primero, soporten lo mínimo necesario tenemos sobrados medios para ello.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (Allí más temas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario