EL ESPAÑOL PREFIERE OBEDECER A MANDAR
Es viejo aquello de que "el que obedece no se equivoca". Por mi parte deduje hace ya muchos años el que "En este mundo sólo hay dos clases de seres, los que obedecen, que son inmensidad de individuos; y los que mandan que en realidad son bastante pocos o muy escasos". En cuanto a que el que obedece no se equivoca depende de lo que haga, puesto que muchas veces se da una orden y el que la recibe no la interpreta bien y termina por realizar el cometido de forma irregular; por tanto si difícil es mandar mucho más lo es, transmitir con claridad el mandato que sea; por ello cuando yo mandaba sobre mis empleados, solía decirles, cuando quería asegurarme de que me habían entendido que me repitieran lo que habían oído puesto que yo sabía lo que había dicho; lo que nunca se sabe es lo que ha interpretado el interlocutor más aún cuando se transmite una orden o un recado por teléfono; siempre es conveniente que el receptor le lea lo que ha anotado, para estar seguro el que transmite la orden o el mensaje; que ha sido interpretado bien. Ello no puede molestar a nadie, simplemente es asegurarse de que lo que se transmite verbalmente, es interpretado con claridad. Muchas cosas evitables no lo fueron por no seguir estos "pequeños detalles". Luego la idiota excusa, de que; "yo oí, yo entendí, usted me dijo".
Ahora leo una encuesta, que asegura que los españoles son los más cómodos de toda Europa, puesto que prefieren obedecer a mandar
y es claro, que así no se equivocan y si lo hacen, siempre tienen la excusa de echar la culpa al "mandamás". Lean algunos párrafos:
"Se vive mucho mejor ejecutando que decidiendo, al menos esa es la idea instalada entre la mayoría de los españoles. El estudio realizado por ESCP-EAP pone de manifiesto que los trabajadores de las empresas en el territorio patrio prefieren recibir órdenes y ejecutar antes de involucrarse en la toma de decisiones como ocurre en otros países de Europa.
De esta forma, el perfil al que responden la mayoría de españoles es catalogado como "cómodo" para evitar plantear sugerencias e ideas nuevas. La consigna "que decida el jefe, yo no me responsabilizo" es común en las compañías del territorio nacional, lo que contrasta con las empresas localizadas en el norte de Europa.
Además, el informe muestra que los españoles confían ciegamente en los vínculos familiares o de amistad a la hora de cerrar operaciones importantes para la empresa. El "amiguismo" está instalado por encima de una justificación objetiva de la toma de decisiones y es una práctica habitual que choca a la hora de hacer negocios con empresas de otros países".
Por descontado que el español sigue pensando en el amiguismo, el amigo de la familia, del político o "de quien sea"; para buscar el enchufe o la colocación; que en general siguen siendo los padres los que se lo buscan al vástago; y generalmente prefieren el enchufe en el dinero público o similares; o sea donde se cobre seguro, se trabaje poco y se tengan todas las ventajas del maldito enchufismo, existente en España desde ni se sabe cuando
aquí la valía individual, no se esgrime salvo en casos muy significativos
"se prefiere el tirar de la levita a quien sea y como sea
y aquí me las traigan todas". No digamos nada de la plaga que asola a España, con los enfermos fingidos y que de mil formas diferentes, logran la baja sin tener ningún escrúpulo en los perjuicios que crean a la empresa
a la que de paso, día sí y día también
despellejan todo lo que pueden, pues ya se sabe que en España
"mi jefe es un tirano".
El día anterior al de escribir este artículo, veo en TV, un informativo en que empresarios españoles, ya cabreados y desasistidos por el aparato oficial; contratan detectives, los que han logrado, demostrar que "una rebajada por ceguedad transitoria", conducía su propio automóvil
que un "tullido por esfuerzos en el trabajo"
estaba mudando muebles de un peso muy superior a los volúmenes que movía en su trabajo. Así y con estas pruebas, esos empresarios han podido poner en la calle a estos estafadores; pues conviene saber que si bien hay jefes sinvergüenzas
posiblemente
hay muchos más sinvergüenzas en los trabajadores
sencillamente, son infinitamente más los empleados que los empresarios y la lógica numérica y deductiva podría dar ese resultado. En fin, que España es diferente.
Tan diferente es en lo del trabajo, que en la denominada fiesta nacional del trabajo del uno de mayo; fueron a la misma "cuatro gatos"; y las críticas eran de bochorno, puesto que algún comentarista muy agudo, dijo
"no han ido ni los que liberados, están cobrando del dinero público"
sin comentarios.
Antonio García Fuentes
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