La música es para el alma lo que…
"El agua es para el cuerpo: Y lo considero así, por cuanto sin ambos "elementos"; o no existiría el "ser", o éste estaría muerto.
Dicho ello, trataré de decir, la que es la música que alimenta el alma, ruidos que la embrutecen; y todo lo demás que se me ocurra y que como siempre, "brota de mi caletre; lo que no sé por qué y menos, quién o qué es lo que lo alimenta".
Siendo yo muy niño; en el pueblo donde pasé aquellos primeros siete años de mi muy triste orfandad; sin embargo en mi mente quedan dos "conciertos o hechos musicales que ni he olvidado ni olvidaré en mi vida". Uno el sonido en una anochecida de primavera-verano, en la "majada" de un rebaño de ovejas, donde imperaron la sublimes notas, que un joven pastor sacó, de una flauta de caña de cañaveral; seguro que hecha por él mismo; y las que llenaron mi alma de tal contenido, que aún hoy a mis casi ochenta y cuatro años, las recuerdo con un gratísimo "sabor", que nunca supe explicar, ni ahora tampoco. La segunda, era "el jolgorio popular de cantos sencillos acompañados de rústicos instrumentos musicales; en la iglesia de aquel pueblo, y que acompañado de mi entrañable abuela materna, aquellas "nochebuenas", íbamos los dos a la "misa del gallo", no a oír al cura, que por hablar en latín, "ni dios lo entendía"; pero sí a disfrutar de los cantos populares que "en los maitines"; se cantaban en aquella iglesia donde fui bautizado, y que como gran "caja de música", sonaban a, "alguna de las glorias religiosas que predicaba el cura"; lo que disfrutábamos bien y muy sencillamente, abuela y nieto, que solitariamente íbamos y volvíamos; al caluroso hogar de que ambos disfrutamos, dentro "de nuestras soledades".
Dicho ello, puedo decir que he oído infinidad de conciertos y de los más afamados autores y en lugares tan señeros, como y por ejemplo, la sede de la orquesta filarmónica de Berlín; y donde "un pequeño (en estatura) director japonés, hizo vibrar y temblar edificio y audiencia, en aquel inolvidable concierto de "noviembre de 1979", al que y en un congreso, para el que fue (previo pago de su importe) aquel concierto; en una nevada ciudad, y de la que volví con "mi caletre", bien lleno de recuerdos ilustrados, por ver aquella gran ciudad, partida por un muro comunista, y por mi visita a la parte "rusa"; donde la tristeza y "el frío humano, visto en los seres que allí vi"; hoy me darían para escribir un buen libro; "entonces y aunque mi primera novela se acababa de editar; mi espíritu no estaba preparado para novelar las realidades que yo vi en aquella semana berlinesa, en la que y "en caliente", vi muchas cosas, y entre ellas "la desgracia que fue el comunismo ruso y la potencia del capitalismo norteamericano, que risiblemente (ahora me estoy riendo); de lo que aquel comunismo ha terminado en China, o sea, en copiar a los norteamericanos en otro capitalismo, no sé aún si peor que el americano, o mejor; pero seguro que para "los dos capitalismos", no para los que queramos o no, nos hacen depender de ellos"… "el tiempo lo irá diciendo".
Aun así y pese a mi avanzada edad, tengo en mi mente, un proyecto musical en mi tierra; y el que quisiera ver marchando, antes de morir; o después de mi muerte; y para lo que dejaré proyecto y dinero suficiente; pero de ello lo sabrán mis lectores a su debido tiempo y si… "se me da tiempo", mientras viva.
Pero prosigamos con "las músicas, ruidos, estruendos y vida y muerte que se transmite con estos sonidos".
La música para mí, es; "silencio, sonido y armonía; amén de lo que digo en mi titular de hoy e inicio del artículo, frases bastante claras y contundentes, para ser comprendidas por cualquiera medio despierto. Por ello, yo no considero música, los ruidos y estruendos actuales, o los chirridos, "maullidos" y sonidos absurdos, de lo que se dice, "moderno y atractivo". Por tanto, jamás, compraría un disco o soporte musical que los reproduzcan; por igual motivo no iré a esos engendros, donde; "multitud de monos y monas humanos", saltan y se excitan, oyendo a otros "monos", que berrean en un escenario absurdo, cuando no "infernal"; y a los que se les oye, más por el "monstruoso tinglado de soportes electrónicos que les da potencia sónica, que por lo que puedan transmitir, con sus voces; muchas desagradables, cuando no aguardentosas o drogadas por vete a saber que estimulantes"; y por tanto, lejanas de transmitir las maravillosas sensaciones que transmite el mejor de los instrumentos musicales, cual es, "la voz nítida y clara del verdadero ser humano", que la naturaleza dota con tales facultades, como igualmente, dotó al ruiseñor, el que con pocas notas y en el silencio de la noche primaveral, encanta oírlo; como yo tuve ocasión de oírlos, desde la propia ventana de mi dormitorio, lindera a un arroyo ("de Los Escuderos", en mi ciudad) hoy cubierto de asfalto y sin arbolado que invite, a aquellos ruiseñores a volver al sitio natural que ocupaban allí, vete a saber desde cuantos siglos atrás; y al que no han vuelto; en resumidas cuentas, que yo; como Miguel de Cerbantes Sa avedra (firmaba así en firmas que yo he visto) y el que contundentemente definió al arte con estas palabras… "El buen artista imita a la Naturaleza, el malo la vomita"; tal frase sólo admite un solemne: AMÉN.
Y para qué decir más sobre lo que nos han querido "meter en la sesera", de progreso, modernidad, modernismo, adelanto y "más chorradas". ¿Cuál y qué, estamos padeciendo en la actualidad de estos tiempos aún por calificar… quién se va atreviendo a calificarlos, con la crudeza de que es necesario, este tiempo de verdadera decadencia y atrasos en tantas cosas vitales, como; o se han perdido y no hay forma de recuperar? Y nadie piense que me estoy acordando, de por ejemplo, "el arado romano o la azada musulmana". ¡¡No, ni mucho menos!!
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NOTAS: Maitines es la hora más temprana del amanecer que servía de rezo en la Iglesia católica y en la Iglesia ortodoxa para la liturgia de las horas canónicas. Antiguamente dentro del contexto de la vida monástica o canonical se cantaban los maitines, bien a medianoche o bien, en las primeras horas del día. El término también se ha usado en algunas denominaciones de Protestantismo para describir los servicios matutinos.
LA FLAUTA Y EL PASTOR: Sugiero ver mi relato, sobre "aquello"; y que está en mi Web.
EL RUISEÑOR: Los machos profieren un canto muy elaborado e inconfundible por su musicalidad y variedad. Casi siempre comienzan con piídos suaves, que van emitiendo con intensidad y frecuencia crecientes (puiii-puiii-puii-puii-puii), para a renglón seguido romper con sonoras notas. Cada nota la repiten de tres a ocho veces in crescendo, hasta que cambian de nota, o bien producen un chasquido o gorjeo con el que rematan la melodía bruscamente.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
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