RESPONDIENDO A UNA MAESTRA MEXICANA
Mi reciente artículo sobre la mala enseñanza hoy impartida como calamidad internacional y titulado "No hay enseñanza: no hay enseñantes"; ha tenido sus ecos aunque no tantos como yo esperaba. De ellos entresaco párrafos de una maestra que se siente como tal y que por tanto tiene vocación de ello; dice así.
"En algún tiempo, yo seleccioné personal para el instituto, aplicaba pruebas de psicología que implicaban la evaluación de destrezas, razonamiento, personalidad, inteligencia, juicio, etc., etc., de los aspirantes a determinado puesto, sin embargo, no todo era tan ..Digamos..."lógico" como aparentaba ser. Se supone que se buscaba al mejor para que pudiera desempeñar sus funciones eficientemente, pero la realidad era otra, el "mejor" implicaba ser, por simple deducción, el que en el resultado de sus pruebas saliera con una alta calificación. La verdad era que trazábamos un rango justo en medio, buscábamos no al más inteligente, ni al más juicioso, buscábamos a aquel que no fuera tan bruto, pero tampoco tan sobresaliente, ya que la "política" (secreta) de la institución decía que las personas competentes, aquellas con capacidades sobresalientes, podían ocasionar problemas, podían agruparse e intentar cambiar el sistema en el que todos estaban ya acomodados con sus sueldos y prestaciones...podía darse cuenta y no convenirle la corrupción, la apatía hacia el trabajo y conflictuar a todos los arraigados ya a la mediocridad". Se extiende mucho, mucho más y cuenta muchas cosas, pero con lo que antecede y lo que dice al final de su largo escrito, creo que sobra, pues termina diciendo lo siguiente: "Cuantas de mis compañeras no trabajan solamente por el sueldo, un sueldo seguro, elevado para las 4 o 5 horas de labor
y fuera preocupaciones. Cuantos maestros más no rellenan sus días sin importar nada más que el pasarlos
Y bueno, es difícil
Creo, que al final, los únicos que pagan los platos rotos son los niños. Pero crecerán y la cadena continúa. Cierto: no hay enseñanza
Porque efectivamente: No hay enseñantes".
Como su largo escrito demuestra cierto pesar, cierta impotencia no sólo como maestra sino también como madre responsable; en mi respuesta le digo lo que me surge a "vuela tecla"
lo que sigue.
Por lo que afirma, usted obra como Maestra (la palabra profesor, catedrático, etc. para mi es degradar la mejor de las palabras cual es MAESTRO/MAESTRA)
hace lo que puede y como decían los ancianos de unas tribus indias, "mucho más al norte de Río Grande"
"el hombre que ha hecho lo que puede, no se le puede pedir nada más"; curiosamente es una norma que nace en los consejos de indios norteamericanos y que nadie la puede mejorar; puesto que vale para cualquier oficio en este mundo; así pues si hace lo que puede, duerma tranquila.
Pero dicho ello, la enseñanza es para mí, una de las cuatro columnas donde se tiene que sostener una verdadera sociedad civilizada (las otras tres son la medicina; el jurista; y el filósofo o verdadero sacerdote) y esos oficios, no pueden, no deben, ser nunca; oficios para ganar dinero
sino para servir a la sociedad donde nacen esos seres privilegiados. Por ello no pueden ser oficios profesionales, sino VOCACIONALES
todo el que no tenga vocación en ellos, es un desgraciado y su desgracia la transmitirá a todo aquel que roce con sus actuaciones o su influencia.
Igualmente la política, no puede ser una profesión, sino UNA VOCACIÓN; puesto que política conlleva cargas, y cada cargo tiene que saber llevar su carga; y a mayor cargo mayor carga y por tanto más responsabilidad
como lo que ocurre es todo lo contrario, pues los resultados son el retroceso en que vivimos y no el progreso que se nos dice, que sólo es material y tecnológico y que al final, va encaminado a que unas minorías se hagan inmensamente ricas
riquezas que ya dan risa a los inteligentes; puesto que al final, son lo que yo ya he dicho en algunos de mis artículos
"pobres ricos"
pobres y desgraciados ricos, añado ahora; puesto que y como también escribiera hace muchos años, "EL DINERO NO ES UN FIN
SINO UN MEDIO"; y como en general se aplican todos los afanes humanos, a la primera definición (o sea poner ceros a la derecha de la cuenta de cada cual) pues al final se termina siendo un desgraciado esclavo del dinero
pasando a estar al servicio del mismo
pero ahora
"explíquele usted eso en primer lugar a los gobernantes, luego a esos malos profesionales que antes he enumerado"
y que dedican todos sus afanes a vivir de los demás y no a vivir por los demás. ¿Qué hacer?... simplemente lo que sentenciaban aquellos nobles indígenas norteamericanos, en sus consejos de ancianos y cuando juzgaban a un miembro de sus tribus
"el hombre que ha hecho lo que puede, no se le puede pedir nada más"
siga haciéndolo y no le importa nada más
yo hace tiempo que hago o trato de hacer lo mismo
"no he pensado nunca el tirar el teclado e irme a similar barril en que terminara el por otra parte muy admirado sabio
Diógenes el cínico"
usted y cualquier ser inteligente, humanamente; al único que tiene que darle cuentas es a su yo interior
y ya en el lecho de descanso, cada noche poder decir
hoy hice todo lo que he podido
mañana, trataré de hacerlo igual.
Cierro este artículo "compartido" con una de las sabias sentencias del gran Pitágoras: No aspiréis jamás a la vanidad de ser ricos; contribuiríais a que hubiese más pobres. (En sus consejos a los jóvenes: resto en mi web: en Pitágoras).
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)
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