"NO TENGO TIEMPO"
Con esta frase que parece "lapidaria"; se justifican muchos para no decir la verdad que encierra esa respuesta; puesto que muchas veces "ese no tengo tiempo", demuestra o enmascara la verdadera respuesta; que sería más o menos no me da la gana de tener tiempo, soy impotente para realizar lo que me dices; o simplemente no quiero calentarme la cabeza con eso que me indicas y que o no me gusta o me repele. Pero se dice "no tengo tiempo".
Por mis varios oficios realizados durante muchos años y siempre cara al público; me ha surgido infinidad de veces. Cuándo era viajante y el cliente se dolía de su falta de tiempo; yo solía decirle "póngase enfermo"; ante la sorpresa de mi interlocutor; le aclaraba. ¿Si usted se pone enfermo, no tiene que interrumpir sus faenas y meterse en la cama hasta superar esa enfermedad?... "pues mentalícese que está enfermo y vaya a realizar ese viaje o esas distracciones que dice usted que no realiza por falta de tiempo si no se le va a hundir el negocio por ello". Mi interlocutor reaccionaba con gran sorpresa, pero siempre o casi siempre, terminaba diciéndome "lleva usted razón". Pero y es claro, se necesita mucha fuerza de voluntad para romper con la rutina.
Y lo sé por propias experiencias; hasta que dominándolas, "yo me ponía enfermo cuando prácticamente me daba la gana" y me iba a dónde me ha apetecido siempre; claro está, que siempre sabiendo, que aquellas ausencias había que pagarlas con trabajos extras y arrancando tiempo al tiempo
pero lo conseguí siempre; todo es saber organizarse y saber sacar
"ese tiempo al tiempo y que a uno le puede hacer feliz".
Aprendí que el tiempo es como "un acordeón" y sólo se trata de saber extenderlo o contraerlo, como se hace con ese instrumento de música. Así y por ejemplo, en la lectura, que cada vez se practica menos, por "falta de tiempo"; yo y desde niño (ya que trabajé desde muy niño) y atrayéndome la lectura, aprendí que para poder leer, tenía que robarle un tiempo al sueño y así lo hice y lo sigo haciendo hoy, más de sesenta años después, dónde y por mi edad, ya necesito dormir mucho menos todas mis lecturas o casi todas, las he realizado en la tranquilidad del dormitorio, acostado y "mirando a la mesilla de noche", dónde suelo apoyar el brazo, si el libro es demasiado "gordo". Las lecturas que hago en mi despacho, son las que preciso sobre la marcha y para consultar algo; que ya hoy y la mayoría de veces, te lo dan servido en Internet.
Por todo ello, llego a la conclusión que el que no lee o hace lo que le apetece (salvo cosas imposibles y por las circunstancias que fueren) es simplemente, por que ni lo intenta hay que para ello, afrontar aquello de que "El que algo quiere algo le cuesta" y la mayoría de veces, ese algo es simplemente saber organizarse.
De las mayores lecciones que me ha dado un interlocutor me la dio un tendero de un pequeño pueblo; con el que y debido a la amistad de años, abusando de ella le pedí que me atendiera pronto; su respuesta es como para grabarla en cualquiera de los modernos despachos de todo tipo de negocios; pues fue la siguiente y la digo, tal y como me la dijo ¡Coño tanta priesa el tiempo es gratis y lo da Dios toas las mañanas!... venía conmigo un viajante catalán; nos miramos el uno al otro y no pudimos reaccionar pero puedo decir, que aquella respuesta, nos tuvo sumidos en deducciones todo aquel día y por descontado, siempre que me hablan de la falta de tiempo, aquel buen hombre y su respuesta me vienen veloz a la mente; puesto que llevaba razón plena y sabía lo que se decía.
Hay otro tiempo que no se emplea y ese sí que es fácil obtenerlo, puesto que se puede realizar sobre la marcha; es el tiempo para pensar y meditar pero ese tiempo, no se emplea, generalmente puesto que al ser humano le da miedo quedarse en soledad consigo mismo y pensar "en lo que le aqueja y en todo lo demás".
De aquí que me acuerde con frecuencia, de una canción de mi época de mozalbete y que cantaba un personaje, denominado "el Gran Kiki" "unos se embriagan con vino otros se embriagan con besos". Lo decía el poeta para olvidar realidades y miedos; hoy cantaría más crudo y diría "unos se sumergen en alcohol otros se sumergen en otras drogas" "huyen de sus infinitos miedos". Pues esa es la cruel realidad, el ser humano generalmente de quién más huye es de sí mismo y debo decir (he vivido la experiencia) que hay que detenerse con todo el tiempo que se necesita, enfrentarse a los propios fantasmas y derrotarlos entonces, sólo entonces, sobra ya tiempo para todo y se empieza a vivir con la conformidad enorme, que da el saber "que no eres causa, sino efecto y por tanto las culpas que te echas son sólo relativas; tú no eres culpable de haber sido creado"; por tanto (y sigue la máxima esperanza) Quién te creó, te ayudará.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)
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