UN TRABAJO DIGNO NO UNA AYUDA O LIMOSNA
Dije hace mucho tiempo, que a la juventud la estaban engañando miserablemente, con tanta universidad y tantos estudios (malos y decadentes según han denunciado los entendidos) para infinidad de jóvenes, que terminados los estudios, se dan cuenta que han perdido miserablemente el tiempo; puesto que esos estudios, "esas carreras", en mayoría de casos no tienen utilidad por la saturación de las mismas que ya hace mucho tiempo hay
mientras, oficios necesarios y desaparecidos los maestros de los mismos; han quedado en manos de "manitas o chapuceros". Tan es así, que los industriales han tenido que buscar en el extranjero y con premura, lo que de haberse previsto aquí, no hubiera sido necesario
amén de seguir escuelas que los viejos o jubilados dejaron al morir o jubilarse en un vacío ya irrecuperable, puesto que los oficios aprendidos en "cursos acelerados" e impartidos por "pseudo maestros"; no suplieron lo que esos maestros de todos los oficios y mediante la admisión de aprendices en sus talleres, o trabajos especializados, enseñaban magníficamente y sin costo alguno para los padres y el Estado
"evitando con ello lo que luego ha proliferado como plaga enorme; o sea la droga, el alcohol, el hastío, la irresponsabilidad de quienes carentes de toda disciplina, se han criado como estamos viendo y padeciendo
"cuando el taller, el oficio y desde niños; fueron siempre los mejores moldes, para educar y formar a las nuevas generaciones", sin perjuicio de las universidades, que menos masificadas; cumplían con la misión que debe ser su cometido y que deben estar reservadas para aquellos que dotados, aspiraban a esas enseñanzas; que no es que yo diga son superiores, puesto que tan necesario es un electricista, carpintero o ferrallista
como un abogado, un cirujano o profesor de letras. Puesto que todos los oficios útiles son necesarios a la sociedad.
He visto personalmente, a muchos universitarios con "el título en su casa", ejercer de camareros, conserjes, repartidores y en fin "trabajando como peones simples y en lo que han encontrado más a mano simplemente por que hay que vivir".
Los gritos de estas muchedumbres, se resumen en este sólo párrafo, publicado en una revista que leen millones de españoles y que copio literalmente, puesto que es dramático dice así:
"Soy una de las miles de estudiantes que un día decidimos cursar estudios universitarios, pensando que eso nos abriría puertas en nuestro futuro laboral. Empiezo a ver de cerca el final de mi carrera y me pregunto, ahora, cual es el siguiente paso: ¿pedir una ayuda para el alquiler? Yo no quiero ayudas, quiero un trabajo en el que desempeñar la profesión para la que me he preparado y un sueldo digno que me permita vivir, y no sobrevivir, hasta fin de mes, sin tener que ser mantenida por mis padres ni por el Estado. Flaco favor nos hacen si en vez de valorar nuestros esfuerzo, nos siguen dando propinas como cuando éramos niños". Es triste pensar que la aspiración a la que se nos motiva es la obtención de una paga y no por nuestro trabajo, sino por ser jóvenes".
Ahí queda y que cada cual lo interprete según sepa o pueda, pero es desolador.
Pero lo es más aún, puesto que infinidad de estos estudiantes, miserablemente engañados y como disponen de padres que los mantienen; y de la forma que sea, obtienen dinero para sus entretenimiento o vicios; simplemente, se conforman y vegetan; o tratan de recurrir al maldito "enchufismo español", buscando un padrino que "los coloque", principalmente en "la teta nacional". Infinidad de ellos se consuelan en esa otra plaga denominada "el botellón", donde muchos terminan alcoholizados, drogados e inutilizados la rebeldía universitaria, que incluso en "la dura dictadura de Franco", era notoria tanto en profesores como en alumnos; hoy brilla por su ausencia todas las demás consecuencias, el que quiera que las analice o vea como yo las vengo viendo desde hace ya muchos años.
Y mientras
los políticos, ciegos en esas luchas "cuasi a muerte"; simplemente por llegar al poder, manejar las ingentes cantidades de dinero público, para fines muy lejanos a los que la sociedad necesita; y que demanda con toda la fuerza de la razón
que esgrime en ese fortísimo escrito, una mujer estudiante y que antes de ejercer, ya empieza a sentirse fracasada. ¿Progreso
dónde
cómo
cuándo? ¿Todo va a seguir así?
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (Allí más)
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