EL PAN NUESTRO Y
Según cuenta
Cuando vino a predicar Cristo nos dejó una única oración; el resto fueron inventos posteriores de los que se erigieron sus únicos representantes; que dicho sea de paso hay "la tira" de ramas con "sus cuasi eternos tiras y aflojas". Esa única oración es el Padrenuestro; con la que se da el valor cuasi divino a ese alimento que debió ser vital en aquellas épocas y muchas posteriores hoy no, al menos en esta parte rica del planeta, donde quizá hartos en demasía de pan "y con qué acompañarlo", ya se tira más que se consume y ello se demuestra a lo largo de este pequeño relato.
Pero antes he de decir que hoy cuando escribo, último día de "la cuesta de enero"; aparecen en los noticieros unas vendedoras de pan que sentadas en el suelo y de la forma más rudimentaria o de hace milenios; venden su pan a aquel que pueda pagarlo, puesto que este "peculiar" pan, es más mineral que vegetal y aún así, el que puede lo compra y paga desconociendo, lo que pueda ocurrir en su organismo al ingerir esta especie de ladrillos panificados.
Ocurre ello en ese atormentado país conocido como Haití y en el que debido a la escasez de todo (menos de bandidos o malos administradores) están empleando unas tierras arcillosas, que amasadas con no sé que tipo de vegetales; logran hacer unos panes ("u lo que eso sea") que la gente, muerta de hambre y desamparada por todos los dioses tiene que tragar y supongo que digerir; pues más vale ese pan que el hambre; que como decía mi sabia abuela "es carrera del infierno" pobres criaturas ¿qué delito habrán cometido para tener que comer tierra con algo más? Mi abuela si se nos caía un pedazo de pan, nos obligaba a besarlo, antes de comerlo decía que "era pecado tirar el pan".
Por el contrario, aquí en mi tierra (que no es precisamente de las más desarrolladas de España puesto que estamos a la cola) cada día que salgo de paseo, suelo encontrar al lado de los contenedores de basuras; barras de pan, grandes trozos de pan, bolsas con varias barras de pan incluso pequeños o menos pequeños sacos, de papel de los que el panadero emplea para llevar el pan a los bares y restaurantes los que a la puerta de algún establecimiento (lo veo casi todos los días) quedan con bastantes barras u otro tipo de piezas de pan que por no haber sido utilizado o endurecerse hay que tirar a la basura para al siguiente día hacer lo mismo.
En mi cotidiana partida de dominó; juego con otros tres viejos jubilados uno de ellos tiene un chalé y en él, tiene gallinas; pues él dice "que él come de sus huevos que los de granja no le convencen". Acordándome de sus gallinas, le indico que a cien metros de donde jugamos, casi todos los días hay abundante pan, que puede emplear para alimentar a estas aves de corral me lo agradece, pero me hace observar, que si bien irán a recogerlo pero que en el bloque en que vive; sabiéndolo sus vecinos, que todos los días le dan sobras de pan y en tan abundante cantidad; que cuasi alimenta a sus gallinas con él y si no lo hace sólo con el pan exclusivamente es por que tiene que añadirles algo de pienso compuesto y algunas verduras o yerbas que él mismo recoge en los alrededores de su terreno. Este hombre vive en un barrio modesto.
Mientras escribo; recuerdo dos cosas de mi niñez una fue que uno de los mejores banquetes, fue simplemente "un canto de pan candeal, caliente y crujiente" con un buen chorreón de aceite de aceituna, más amargo que dulce y un poco de sal aquel pan de un kilo, nos lo comimos entero, tres mayores y yo y no lo olvidaré nunca; eran los terribles años del hambre en España y aquello fue un lujo. Hoy me han prohibido comer pan, pues el pan engorda y el sobrepeso es peligroso para mi angina si mi abuela levantara la cabeza "no entendería nada de nada" yo tampoco no obstante, seguiré rezando cada noche el Padrenuestro de Cristo.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)
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