Desorientación, pereza, vagancia
Lo que leerán hoy en mi artículo, lo escribió un sabio hace así como dos milenios; lo mismo que se puede leer hoy con plena actualidad, imagino que dentro de otros dos milenios, se leerá igual; son de esas reflexiones que valen para todos los tiempos y para todos los quehaceres que suele hacer "el mono humano".
El tema yo lo defino como "el trabajo cotidiano"; y lo recopilo por cuanto son tiempos de desorientación, de desidia, de abandono, de vagancia, de parásitos como plaga; de no saber cómo afrontar ni el propio día que amanece, menos el porvenir de una vida; donde la soledad es manifiesta en gran parte de la población y pese al tan cacareado mundo de "la información"; que se nos quiere mostrar. Veamos.
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"Por la mañana, cuando tengas pereza para levantarte, reflexiona de este modo: Tengo que trabajar y cumplir mi deber como hombre; por eso preciso levantarme. ¿Acaso he de ir contra mi voluntad a las ocupaciones de este mundo y para las cuales he sido creado? ¿He nacido, quizá, únicamente para permanecer envuelto entre mantas al dulce calor del lecho? –Bien; pero esto es más agradable –dirás tú-. -Pero ¿es que has recibido el ser sólo para disfrutar de los placeres o para trabajar y hacer algo útil? ¿No ves como las plantas, los pajarillos, las hormigas, las arañas, las abejas, se entregan a sus tareas para contribuir por su parte a la perfecta armonía del mundo? ¡Y tú te niegas a cumplir tus deberes como hombre y eludes el trabajo que la naturaleza te prescribe! –Sí; pero es necesario también el descanso –dirás aun. No cabe duda. La naturaleza ha puesto límites, sin embargo, a esta necesidad, como los ha puesto a la de comer y beber. Pero tú traspasas estos límites, sin embargo, y vas más allá de la necesidad; mientras que en lo referente al trabajo obras de otro modo y no haces ni siquiera lo necesario. Y es que no te aprecias a ti mismo, porque si supieras apreciarte harías con gusto lo que tu naturaleza te ordena. Los artistas que tienen pasión por su arte, consagran toda su vida a la obra y se privan de baños y alimentos. ¿Acaso haces tú tanto caso de tu naturaleza como un cincelador de su industria, o como cualquier otro de su trabajo oficio o faena? Cuando estos se interesan por algo no piensan ni en comer ni en dormir, sino en llevar a buen término lo que traen entre manos. ¿Y vas a dar tu menos importancia a los actos útiles a la comunidad y a dedicarles menos cuidados? En tu dignidad está el hacer y decir siempre lo que conviene a tu naturaleza. No te preocupes de los juicios y calumnias de otro. Si lo que has de hacer o decir es bueno, no creas jamás que es indigno de ti. Si los demás hablan a su modo y tienen sus sentimientos personales, no te importe, no hagas caso de ellos. Sigue siempre la buena senda; déjate guiar por tu propia naturaleza y por la naturaleza común. Tanto para la una como para la otra sólo hay un camino". (De los pensamientos de Marco Aurelio)
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El texto copiado está en uno de los mejores libros que han llegado a mis manos; el mismo viaja conmigo y siempre lo tengo a mano cerca de la cama donde duermo; (en su día compré varios volúmenes y se los regalé a mis hijos y alguna otra persona a la que apreciaba) puesto que es de lectura inagotable y se puede cerrar y luego abrir por cualquiera de sus páginas; todas tienen enseñanzas para aquel que quiera aprenderlas o interpretarlas según su caletre. Se trata del libro, "Los estoicos" (Epicteto, Séneca y Marco Aurelio: Editorial Nueva Acrópolis – Madrid) También supongo, debe encontrarse en las buenas y cuidadas bibliotecas públicas y de lengua española, o ESPAÑOL; no se trata de un libro caro de precio, y lo digo por cuanto para mucha gente, gastar dinero en libros… "mejor no digo nada más".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
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