27.12.19

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

El discurso de "Navidad" que iniciara Franco y…

 

            Que han seguido sus sucesores, más o menos con, "los mismos tintes"; puesto que, "al pueblo hay que pintarle y brochearle con la máxima suavidad para que vea que vivimos en uno de los mejores lugares del mundo-mundial; y más o menos y como hacía su padre, ha hecho el actual rey constitucional, Felipe VI, en esta Navidad"; y al que cada año, yo procuro verlo y oírlo, para ver cómo, "nos canta las bondades y soslaya la realidad, puesto que al rey, no le dejan que se moje, ya que entiendo que él no es el que escribe estos discursos, sino que se los dan escritos, para que los lea, se empape bien, y los desarrolle en el tiempo necesario, que requiera la escenificación correspondiente cada año, siguiendo la tramoya de los teatros".

            En todo discurso político (y éste lo es en profundidad) el que lo da o pronuncia, elude "todo lo espinoso de la realidad", y lo cubre, con esas palabras agradables y pausadas que son empleadas, puesto que tocar y hablar de "la verdad"; no es político y menos conveniente, sencillamente, por cuanto… "La verdad es la herida que más duele y no cicatriza"; y la verdad de España no era lo que decía Franco en sus discursos, y que igualmente han continuado sus sucesores, que tan poco la abordan, con la crudeza que requieren "los tiempos".

            Yo, la "nochebuena", quedaba maravillado, al ir oyendo al monarca, en ese discurso tranquilo y sosegado, pero eludiendo la realidad de un país, nación, "u lo que ya seamos el conglomerado de españoles y sus tierras"; puesto que al irlo oyendo, me imaginaba que nos situaba "en un país de las maravillas o de casi Jauja"; y donde las tierras, todas fértiles y cultivadas, producían un bienestar envidiable y cuasi bucólico, donde los rebaños pactaban en prados o pastos jugosos, los pastores y pastoras, vivían felices en sus campos y pueblos; y los que contentos de su vida, luego regresaban a danzar felices en sus apacibles lares; donde sus proles nacían abundantes, sanas, bien educadas y con el porvenir asegurado, o resuelto sin problemas insolubles, o sea, "un cuento de hadas y el que de niños, nos llenaba de felicidad, imaginando aquellos personajes de fábula". Pero no. España hoy es un país, cabreado en demasía, convulso, en lucha abierta por facciones, que se olvidan totalmente "lo español" y van a su medro, o por decirlo más claro aún, "a su panza y su bolsillo"; y "tiran para adelante como burros o bueyes de carga, sin arriero; y salga el sol por Antequera o por la isla del Hierro"; a ellos sólo les preocupa su negocio inmediato; y ni se les ocurre pensar ni en el presente y menos aún en el porvenir; y esa es para mí (hoy) la tierra donde vine a nacer en este planeta.

            Los españoles estamos ya no solo hartos, sino hastiados, de discursos, "elaborados con el cuidado que emplea el mejor de los joyeros" y que luego no sirven para nada. Lo que queremos (porque lo necesitamos) son verdaderos hombres y mujeres de Estado (estadistas); que sepan encauzar de una puñetera vez, este muy rico territorio, siempre saqueado, por quienes en definitiva, no saben administrar, ni un puesto de chucherías, instalado en un apeadero ferroviario.

HISTORIA DE ESTOS DISCURSOS:

                "La tradición del discurso navideño fue comenzada por el dictador, Francisco Franco, quien se dirigió por primera vez en la Nochevieja de 1937 a los «combatientes de España por la causa». Esa tradición se instauró de forma anual (excepto entre 1940 y 1945, en que no hubo discurso) y desde 1946 hasta 1974, dio un discurso cada fin de año, para mandar un mensaje a los españoles. El último sería en 1974, en el cual envió su «más cordial mensaje de felicitación navideña» en la que, entre otros asuntos, apeló a la unidad de la nación. Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, y el siguiente discurso fue realizado por el ya rey Juan Carlos I. Éste, como contó el periodista Ramón Pérez-Maura, creyó que había que alejarse de él y trasladó la tradición al 24 de diciembre, día de Nochebuena.

El discurso continúa hoy en día siendo una tradición cada Nochebuena, en la que el monarca hace un balance de la situación económica, política, social y cultural del Reino, aludiendo siempre a la unidad de España y al diálogo. Con la abdicación del rey Juan Carlos, desde 2014 es su hijo, el rey Felipe VI, quien continúa dicha tradición".

            Yo, entiendo que, si de 1940 y 1945 no hubo discurso, fue por que aquellos eran "los terribles años del hambre y tantas otras grandes miserias que atenazaban a la mayoría de españoles que sufrimos las terribles consecuencias de aquella horrorosa guerra civil, que digan lo que digan, "la perdió España entera por cuanto de decadencia hubo tras ella y que sólo sabemos los que tuvimos que soportarla". Esperemos que, "las cuestas abajo que nos hacen rodar, no nos lleven de nuevo a situaciones como aquella y de las que la horrible historia de España, está bastante llena". Amén.

 

Antonio García Fuentes

                                                       (Escritor y filósofo)                   

www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) 

No hay comentarios: