28.7.20

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

1984 Y ya se veía "venir" 

 

                                Sí, ya entonces la sociedad actual, "o lo que esto sea ya, puesto que de "sociedad" tiene muy poco, y el individuo, ya va "sólo" a sus apetitos; y muchos huyendo hacia ninguna parte"; tuve unas vivencias muy interesantes, y aunque las escribí y reflejé en mi libro, "Cuentos y relatos"; observando la realidad triste del hoy invadidos por el "virus chino", que ha ocasionado una pandemia y una parálisis de la que en realidad, nadie sabe cómo salir de ella; les cuento aquellas vivencias, que se desarrollaron, "muy por encima de las nubes", en un vuelo París-Madrid y cómodamente sentados en un magnífico avión de las líneas francesas. Ocurrió así.

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"Volando por los cielos de Europa" I

 

                                Se hubiera podido escribir un largo libro y sólo con parte de lo ocurrido en, "aquel congreso mundial de profesionales",  por lo que finalizado el mismo, regresábamos decepcionados y cansados por todo cuanto habíamos soportado hasta aquella misma mañana y que duró hasta el instante en que "dejamos el hotel". No guardó relación el alto precio pagado con los servicios recibidos, y donde se incumplió (incluso) la recogida de equipajes y traslado de los mismos al autocar, pese a tenerla "pagada".

                                El "monstruoso" hotel ("Monparnase Park") nos dejaría un ingrato recuerdo pese a su "monstruosa capacidad y fría modernidad"… "En general nuestros colegas de París, habían abusado de nosotros", como luego fue reconocido internacionalmente ya que, "llovieron las protestas". Practicaron lo que con mala leche ellos dicen… "Ave de paso, estacazo".

                                Por ello íbamos de muy mal humor todos cuantos ocupábamos como congresistas, aquel autocar que nos dejaría en el aeropuerto y en el que ni nos acompañaba una azafata de "auxilio".

                                Tras atravesar París y llegar a "Orly", hubimos de cargar de nuevo con los equipajes y efectuar el largo recorrido (a la inversa de cuando llegamos) hasta llegar a los mostradores donde facturamos los mismos, cosa ésta que resultó laboriosa por las aglomeraciones que había en tan importante aeropuerto.

                                Efectuado ello hubimos de realizar una larga espera en el "paso de fronteras" o control de pasaportes, donde una muchedumbre pugnaba por pasar por aquellos controles súper-saturados, y por fin, quince minutos antes de que fuese la hora de la salida del avión de la "Air France" rumbo a Madrid, nos encontrábamos en la sala de espera asignada y que por los servicios de megafonía y pantallas de televisión, se nos había indicado.

                                Sentados en la misma esperábamos observando con asombro como la hora de partida anunciada para el vuelo, se acercaba y pasaba y no "se nos daba la orden de embarque", lo que ocasionó inquietud y cierta preocupación, puesto que aquello no era normal… algo había ocurrido.

                                Y así fue puesto que pasaban ya quince minutos, cuando apareció en aquella estancia un empleado del aeropuerto y nos indicó que había cambio de "puerta de salida" y que por tanto, teníamos que trasladarnos de inmediato a la nueva sala de espera asignada y la que no se encontraba cercana a donde nos encontrábamos, por lo que de nuevo, tuvimos que "peregrinar" por los pasillos del aeropuerto, precedidos por el tal empleado, hasta que por fin llegamos a nuestro nuevo destino; de inmediato se inició el control de embarque y por fin… nos vimos sentados en aquel "moderno pájaro metálico", el que debería llevarnos a Madrid y sin más contratiempos, puesto que –pensé- lo que nos faltaba es que hubiese logrado burlar el escrupuloso y excesivo control de entrada, cualquier terrorista y "secuestrara el avión", como ocurría con cierta frecuencia en todas las grandes rutas aéreas del mundo "moderno", en la actualidad… pero no, "el aparato despegó" con bastante retraso –eso sí- pero sin más contratiempos llegamos a nuestro "techo de vuelo".

                                De inmediato a estar acomodados, contados, "he instruidos para un caso de emergencia"… se empezó a servir la comida, puesto que estábamos en la hora internacional (ya pasada) en que debe ser servido el menú, en las líneas aéreas acogidas a normas establecidas y aceptadas internacionalmente.

                                Diligentemente y al ritmo que permiten los mínimos espacios libres que existen en un avión de pasajeros, nos fue servido un menú completo en la ya clásica bandeja rectangular de medidas "homologadas" y en la que caben tantas cosas… que uno se sorprende de cómo se llega a aprovechar tanto el espacio y cómo puede servirse una comida tan completa y bien condimentada y acondicionada… "a tenor con las circunstancias que concurren"; puesto que en el menú que nos sirvieron había, desde la salsa de mostaza y pimienta molida, hasta sal, y leche en polvo para añadir al café, y desde verdura natural a vino y cerveza (amén de dos platos y postre), por tanto y salvadas las distancias, puedo asegurar que la comida del avión de la Air France, era muchísimo mejor que… "Las que en el suelo de Francia", nos habían servido en mayoría en aquel…  "triste congreso de empresarios y directivos-técnicos de la hostelería y turismo mundial", y pertenecientes al club mundial denominado, "Skal Club", que se vanagloriaba de ser, "la crema de la crema de los profesionales del Turismo".

                                Pensé en ello mientras comía con satisfacción aquel buen menú, el que saboreé mucho mejor al imaginar toda la técnica e imaginación empleadas por el hombre y puesta a su servicio, para agradar un máximo en un mínimo de posibilidades, (no olvidemos que estamos a mucho miles de metros sobre el nivel de la tierra e incluso por encima de dónde vuelan las nubes)… y yo que soy bastante crítico, también se valorar todo ello en este momento… "lo presente y lo ausente y que proporciona este logro humano que nos permite comer bien "sobre estas alturas"… sincera felicitación a todos cuantos lo hacen posible.

                                Ultimado aquel "apretado menú" y lo de apretado lo indico por cuanto lo limitado del espacio, para desenvolverse bien el comensal… encendí mi habitual cigarro puro, (Sí no se asombren, entonces se podía fumar en los aviones de líneas regulares, tanto cigarrillos como cigarros puros de cualquier tamaño y sepan que los aspiradores de humo, funcionaban perfectamente y no se molestaba ni al pasajero más cercano) y tranquilamente lo fui degustando, puesto que para ello había pedido asiento para fumadores, por ello me encontraba bastante agusto, ya que al contrario y que ocurre a mucha gente,  a mí, el vuelo en este tipo de aviones a reacción, no me produce otra sensación que la de tranquilidad y cierto placer al volar en ese techo que se sitúa muy por encima de la mayoría de nubes… y disfruto de estos espacios de tiempo, como un regalo que "la buena técnica" produce al hombre; por otra parte, "el miedo al accidente y la muerte", no ocupa mi pensamiento, y si lo pienso, lo hago muy sosegadamente, puesto que creo firmemente que en éste mundo… "tenemos un día, una hora y un minuto (quizá un segundo) para llegar a él y otro para marchar del mismo; y esto está prefijado ya en el calendario de los dioses, así es que no debemos preocuparnos por algo que ocurrirá en su preciso y exacto momento". (Continúa y termina mañana)

 

Antonio García Fuentes

                                                       (Escritor y filósofo)                   

www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y

http://www.bubok.es/autores/GarciaFuentes

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