2.8.22

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

T R A N Q U I L I D A D

                               

                                Hoy, cuando escribo, continuo en esa tranquilidad adquirida ya hace  bastantes años; es el día uno de agosto y el próximo trece, cumpliré "mis ochenta y cuatro años", vividos (o eso creo) en este miserable planeta; y digo lo de "creo", por cuanto si existe la reencarnación, mi vida debe ya de ser, "viejísima"; puesto que "no me son extrañas", todas las épocas conocidas del "mono humano", sobre esta, "hoy Tierra". Mis fuerzas físicas son ya débiles y mi dañado sistema cardiovascular no me permite esfuerzos, fuera de los normales, que afortunadamente, me bastan para todas mis necesidades corporales; por el contrario, mi cerebro está más ágil que nunca y ello me permite, unas "vivencias" extraordinarias en todos los sentidos; no hablo de felicidad, pues aquí no existe; "eso lo que sea"; pero sí de un conformismo total, que me permite saber, que cada día que vivo, muero, y que mis días aquí, están contados; cosa que no me preocupa en absoluto; ya hace tiempo que "tengo listo el equipaje" y marcharé tranquilo, muy tranquilo; y por tanto sin ningún miedo a ese futuro misterioso que me aguarda, como a todos los seres vivos que aquí pululamos.

                                Pienso que hice "bastantes cosas positivas aquí" y desde los siete años, en que me "subieron en una caja de asperones", para llegar a la balanza donde me pusieron a pesar, "cuartos de kilo", de "sosilla en polvo" (carbonato de sosa) que era entonces, "una de las mejores armas de limpieza; y que incluso servía para lavarse el pelo"… hasta ver, lozano, el níspero que mediante una semilla (1), planté aquí, en los jardines de la urbanización "California" (Torre del Mar (Málaga) y donde tengo una vivienda, en el edificio San Francisco, en su quinta planta, de las once y cuarenta y cuatro viviendas de que se compone. Son viviendas amplias y no "cuchitriles modernos". La mía da frente al mar, en línea con el faro, que lo tengo delante, y muy cercano el "Padre Mar", del que veo e incluso oigo, sus rompimientos más o menos violentos, cuando "nos escupe", lo que a él le sobra y que nos lo envía envuelto en sus blanquísimas espumas, y "sus voces más o menos destempladas", pero siempre enviándonos esos "efluvios de vida", que a mí, siempre me han venido bien, puesto que cargan mis "pilas", tanto físicas como mentales; si bien hace ya bastantes años, que no lo invado con mi cuerpo y prefiero verlo desde esta o más cercana distancia, desde el precioso paseo marítimo que aquí tenemos; en el que y en la pérgola junto al faro y mirando a ese mar y las montañas que tengo enfrente; y que ya son de la limítrofe provincia de Granada, viendo el otro faro que tengo enfrente, en la "punta de Torrox-Algarrobo", suelo fumarme el único cigarro puro y canario, que ya suelo fumar, "cada día que los fumo", lo que acentúa mi tranquilidad y serenidad, viendo el paso, de la gente por el paseo; e imaginando lo que "algunos" especímenes deben sentir, viendo sus atuendos y sus muestras; más o menos eróticas en las mujeres, incluso niñas púber, que ya lucen sus encantos, como siempre ha hecho, "la hembra humana"; la que como el pavo real, siempre extiende al máximo, "todas sus plumas". Todo ello, va llenando "mis depósitos como escritor" y luego, ya en mi casa, "en la que y como estoy solo", suelo vivir, "en camiseta y calzoncillos, abrigado con la emisora de música clásica situada en Madrid y que pago con mis impuestos".

                                Y hablando de tributos y compensaciones; debo significar que hoy recibo del Estado, 735 euros de pensión mensual, que es lo que me dá, después de casi ochenta años de "trabajos"; trabajos que si bien fueron duros más de la mitad de mi vida, hoy ese trabajo, "es mi descanso y mi reposo; como espectador del inmenso teatro que es el mundo en que habito y del que escribí, escribo y escribiré mientras pueda"; y si reflejo "lo que recibo del Estado", debo también decir, que aún hoy, le pago yo a él, bastante más que él a mí, debido a los impuestos que me saca, y a los bienes que poseo, que por ser buen administrador de ellos, me permiten vivir con la amplia autonomía que viví siempre y desde bastante joven, puesto que nunca falté al consejo de aquella magnífica abuela materna, de la que les he hablado muchas veces en mis escritos… "Niño, si ganas un duro (cinco pesetas) nunca te gastes más de tres, guarda las otras dos, que te harán falta en el porvenir". Toda una lección de economía para vivir tranquilos; y recuerdo que era analfabeta, pero de una inteligencia y constancia humanas, de las que no he conocido otra igual.

                                Sigo contándoles algunas de mis recónditas meditaciones.

                                También y por fin, va teniendo existencia, una vieja idea, de fundación cultural, para honrar a mi tierra madre y los seres que en ella, vivieron y me ayudaron, a permanecer en la misma; y no ser "uno más", de la miserable emigración que, "se llevó a media provincia de aquellos que huían del hambre y las miserias que aquí hubo". Esa fundación ya existe sobre el "papel" e inscrita en el departamento oficial, tras largos "papeleos y esperas, de la siempre incómoda burrocracia española"; ahora vendrá la puesta en marcha, la que espero vivir (al menos) puesto que he conseguido, "tres hombres también de Jaén", que he logrado unir en esa ilusión, y los que espero sean la fuerza principal, puesto que son fuertes como yo, ya que, "tampoco tuvieron que emigrar de su tierra madre y aquí se han realizado con un prestigio digno de mención"; la fundación la dotaré yo sólo, con el capital suficiente para que marche "bastantes años"; después, el destino marcará su continuidad, puesto que el fin es el mejor, o sea, desarrollar la inteligencia y el manejo de las manos, en la música y la artesanía, de los jóvenes que puedan concursar a las pruebas que tengo pensadas, y que sin discriminación de raza, sexo o nacionalidad, podrá participar el que quiera o pueda; no serán premios "fabulosos", pero sí espero y quiero que "su fama llegue a serlo, por la honradez y buena voluntad que el pensamiento me ha llevado a ella, tras muchos años de maduración". Es por lo que recientemente y a una de mis lectoras, le respondí a sus reconocimientos y halagos, el que… "yo pienso morir con las botas puestas"; en mi caso, caído de bruces sobre el teclado de mi portátil… ¿Podrá ser?

                                Por todo ello hoy escribo así, y por si esta tranquilidad mía, puede ayudar a otros a sentirla, simplemente por haber vivido y habiendo, "sabido vivir", que considero es lo más difícil, de la vida en este insignificante planeta; y para lo que no hace falta mucho dinero, sino "otros ingredientes inmateriales".

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(1) Había comido unos magníficos frutos que aquí en esta costa se dan como tantos otros tropicales; y viendo las enormes semillas de uno de ellos, separé dos unidades, que planté, calculo que hace seis o siete años de ello (he plantado muchas semillas así, a lo largo de mi vida y en muchos otros lugares, incluso en viaje; dejo testimonio de, "unos piñones", en Montuenga cerca de Valladolid (ver poema en mi libro, "Pensando en…Andalucía: 1986") y por tanto, desconozco las que fructificaron, en mayoría, pero dejo cantidad de nuevos árboles y cumplo así, "lo del hijo, el libro y el árbol; hijos, de los que dejo más de uno y siete nietos". Aquellas semillas, una desapareció, pero la otra, vi en mis viajes que había arraigado y que apuntaba unas tímidas hojitas; clavé junto a ellas "un testigo" de madera, y cuando pude, hablé con el eventual jardinero que aquí, "riega los jardines", diciéndole "lo del árbol y su pequeña historia"; y milagrosamente hoy tiene ya casi tres metros de altura y espero que el año que viene de sus primeros frutos, que yo posiblemente ni llegue a comer, pero que y como desde que "nació", me llena de satisfacción, su marcha; a la que he ayudado no sólo regándolo cuando vengo, sino incluso poniéndole "tierra fértil y turba", que he comprado para él; son algunos de "mis goces espirituales o intelectuales, que yo sí me explico a mí mismo, puesto que también hace mucho tiempo, soy mi mejor contertulio". De ahí que mi soledad la lleve con "tranquilidad y pleno sosiego"… ¿Pero es que la mayor parte de nuestra vida, no la vivimos, solos y hablando y pensando; en esos soliloquios, en que se llega, hasta, "la tumba abierta y sin ningún miedo?

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más) 

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