De Venecia a Viena (I)
(De aquel viaje para visitar países alpinos: Noviembre 1993)
Tengo abundantes relatos de mis muchos viajes; y hoy recordando unos días muy interesantes de uno de ellos, se lo cuento a mis lectores; "puesto que viajar es afrontar muchos inconvenientes"; pero indudablemente es una muy buena Universidad para aprender, de "las situaciones que nos marca la vida cotidiana". Veamos este relato que divido en dos partes (I y II); mañana daré la segunda
Amanece en Venecia, el día dieciocho (jueves) y recibimos la cotidiana llamada del "despertador", pero hoy el teléfono suena a las seis de la mañana. Nos apresuramos todo cuanto podemos, bajamos al comedor, el que se encuentra en la planta baja del edificio, dejando al paso, nuestros equipajes en el hall; desayunamos rápido, ya que Carlos nos apremia y dice que "el barco nos aguarda a las siete". Así y por esta premura, portamos nuestros equipajes y a toda prisa, hacia igual lugar donde ayer desembarcamos y allí en el gran canal, nos aguarda el "San Salvador", que fue la embarcación que ayer nos transportó, la que es del tipo "golondrina" y es algo así como "un autocar del mar". Subimos a bordo, bastante sofocados por "la carrera", en la que a algún componente del grupo, se le ha abierto una maleta y ha tenido que sufrir el incidente de ver su contenido "por el suelo", todo lo cual nos retrasa unos minutos, los que aprovecho para apreciar el día que nos ha amanecido y otear los alrededores del embarcadero.
Ya luce el sol y estimo que nos seguirá haciendo buen tiempo; reparo en los pequeños jardines que existen a la entrada de la contigua terminal de ferrocarriles y en ellos observo, varios olivos, plantados allí como árboles de ornamentación y a los que la humedad veneciana y la de su gran canal, parece ser que "les cae muy bien", puesto que se muestran muy frondosos y pese a que aún "son bastante jóvenes". Esta estampa "olivarera" nos agrada a quienes somos nativos de tierras enormemente olivareras, por ello hago notar estos árboles a algunos compañeros de grupo, los que al igual que yo, se sorprenden el verlos "dentro de esta laguna". Nosotros que venimos de lo que ya se conoce como; "El mar de olivos" y que se extiende por las provincias de Jaén (la mayor parte) Córdoba y Granada; y ya también va entrando la de Sevilla.
Cuando -por fin- emprende la navegación ("canal abajo") nuestro barco y en dirección a donde nos espera nuestro autocar, miro el reloj y este marca las siete y treinta y cinco.
Al paso de nuestra embarcación, observo en el canal, el gran ajetreo y tráfico que ya circula por él y sobre todo la gran actividad que existe a la salida del mismo y en los muelles que allí existen de carga y descarga de mercancías, donde grandes camiones, surten a no menos grandes barcazas, las que "suben por esta principal vía y penetran en la ciudad", la que tiene que ser surtida de todo cuanto necesita y precisamente por estos medios, por lo que es fácil imaginar este grande y cotidiano movimiento, necesario para nutrir esta importante población y el que yo hoy veo a plena luz del sol, en toda su intensidad y colorido.
Salimos a aguas libres de la laguna y lo hacemos bordeando una parte del puerto marítimo y allí observo un gran barco de carga, el que me llama la atención por el nombre del mismo y porque ayer cuando cruzamos en dirección contraria, también se encontraba allí anclado. Se trata del "Turkmenistan", cuyo nombre guarda indudable relación con la ya desaparecida, "URSS", por lo que me pregunto... ¿Qué hará este barco aquí... tal y como hoy se encuentra este desmembrado imperio comunista?
He de decir que la mañana es fría y con un exceso de humedad y ello por cuanto ya dije ayer, a pesar de todo llegamos a nuestro autocar con optimismo y así a las siete y cincuenta y cinco minutos, el vehículo parte en dirección a Viena, que es nuestro destino de hoy, por tanto nos espera un largo recorrido y en el que atravesaremos la cordillera de los Alpes.
Luce un sol de primavera, si bien observo hielo en los campos y debido a la gran escarcha caída en la noche (ha escarchado muy fuerte) y mientras rueda el autocar, sigo apreciando esta fertilísima llanura, la que bien cuidada denota su gran actividad y producción agrícola-ganadera.
Pasaremos por las inmediaciones de Udine, Tarvisio y en dirección a la frontera austriaca. A lo lejos ya se ven perfectamente las altas cumbres de los Alpes italianos y puede que también algunas de los austriacos. Hemos girado a la izquierda y dejado la autopista que lleva a Trieste, por tanto hemos estado muy cerca de esa parte de la antes denominada Yugoslavia y la que "hoy fragmentada y ensangrentada", mantiene unas guerras interiores de no sabemos qué consecuencias presentes y futuras, de este nuevo drama humano y el que se está dejando desarrollar sin que nadie sepa decir el porqué de ello... y en el que ya han muerto una docena de militares españoles, que vinieron aquí en son de paz y para ayudar a estos pobres desgraciados de estas cercanas y atormentadas tierras balcánicas"; donde si hubo paz y prosperidad fue gracias a su unificador; el Mariscal Tito, como férreo dictador que conformó, "su Yugoslavia" y del que hoy se reconocen sus méritos, como "primer croata de toda su historia".
Son las 10,45 cuando cruzamos el río "Tagliamento", el que baja de las cumbres alpinas, con bastante caudal de aguas azuladas y limpísimas; y seguidamente dejamos la llanura y entramos en un estrechísimo valle o garganta, que nos va adentrando en la cordillera alpina italiana (Alpes Dolomitas) por tanto empezamos a subir por estas estribaciones.
El paisaje ha cambiado con una brusquedad asombrosa, puesto que circulamos a muy buena velocidad por estas autopistas. La panorámica se nos muestra bellísima y la podemos ver al pleno sol que aún disfrutamos, si bien por poco tiempo puesto que entramos en zona de nubes y nieblas, todo lo cual se va acentuando a medida que vamos penetrando en el corazón de la cordillera, pero todo ello nos va a proporcionar "miles de estampas diferentes y bellas y que llevarían un largo libro el intentar describirlas".
Entramos en el primero y larguísimo túnel, de los muchos que atraviesan las montañas y que son de iguales características a los ya descritos anteriormente en este viaje que se inició en España; túneles que se van a ir sucediendo hasta entrar en Austria, todo lo cual representa otra costosísima infraestructura viaria, cuidada al máximo para que a través de la misma se circule a velocidades (siempre) por encima de los cien kilómetros por hora. Nos detendremos en un establecimiento de carretera, que es restaurante, gasolinera, autoservicio y tiene igualmente bar, donde tomamos café y gastamos la moneda fraccionaria italiana, la que ya no nos va a servir en el resto del viaje, pues sabido es que la moneda metálica no es convertible, ni tiene circulación fuera del país de origen.
A las once en punto cruzamos la frontera austro-italiana, lo que realizamos con toda facilidad, pese a que Austria no pertenece aún a la "CE" y por tanto no existen los compromisos aduaneros que mantienen hoy "los doce de la CEE", pese a ello "un soñoliento gendarme austriaco", nos examina y con un ademán, nos da paso franco en breves instantes (somos turistas y el turismo interesa a cualquier país).
A medida que hemos ido entrando en los Alpes, notamos que "la nieve se nos va acercando", algunas veces hasta llegar al borde de la carretera, igualmente todo está cubierto de un inmenso bosque donde predominan los cedros, abetos, alerces y otras coníferas, los que engalanados con la nieve, se muestran revestidos de esa extraña belleza y serenidad, que acentúan estas escarpadas pendientes alpinas, donde muchos de los árboles parecen colgados de las escarpaduras montañosas.
Villach (Provincia de Carintia) es la primera ciudad austriaca por cuyos alrededores pasamos, posteriormente pasaremos por una hermosa comarca donde abundan los ríos, lagos y bosques, todo lo cual lo podemos ir viendo a plena luz solar, puesto que de nuevo el día "ha abierto totalmente" (Carlos respondiendo a mi pregunta) dice que esta comarca se conoce con el nombre de "Interlaken", si bién no he podido confirmar ello, en Austria, sí que existe el nombre en Suiza y cercano a Berna).
Posteriormente nos saldremos de la autopista para visitar, recorriendo parte de la misma sin bajar del autocar, la ciudad de Klagenfurt, capital de esta provincia (Carintia) y la que fuera capital de un antiguo ducado de igual nombre y que es la primera ciudad de cierta importancia, en esta parte de Austria; la que Carlos quiere mostrarnos para que veamos "el orden y la buena organización ciudadana, que a simple vista muestra", para que con ello apreciemos, el gran contraste que existe de una a otra parte de los Alpes. Le agradecemos ello, puesto que esta visita no estaba en el programa de viaje.
Efectuado el recorrido continuamos viaje, encontrándonos al paso con cielos nublados, niebla, e incluso en una parte del mismo, con nieve en abundancia, lo que no entorpece nuestro viaje puesto que las autopistas están totalmente limpias de nieve y pese a que en sus márgenes y en algunos tramos, esta es abundante. Abundan igualmente los bosques de diferentes tipos de árboles maderables, predominando las coníferas... y donde no existe bosque, toda la tierra está perfectamente roturada y cultivada hasta el más mínimo espacio de estos ubérrimos campos austriacos; incluso en los taludes de las carreteras y límites de propiedad, hay plantados árboles, o sea, que no se desperdicia ni un sólo palmo de terreno, ni por descontado... "nada de los productos o subproductos que de estas tierras se obtienen", puesto que incluso observo cierta madera no apta para usos de carpintería, la que sin embargo, bien troceada y debidamente apilada, aguarda ser retirada en los bordes de caminos o carreteras... seguro que para el servicio doméstico o de calefacción... "en la civilizada Europa, nada se desecha". (Mañana el resto)
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí más relatos y "otros")
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