27.9.21

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

 Los miedos de hoy y los de siempre

 

                                Por cuanto leo ("los medios hablados y televisivos dicen poco o nada de esos miedos") hay demasiado extendido en el mundo actual, y debido a lo que ha provocado "el virus chino"; unos nuevos miedos y terrores, a los que hay que unir los que de siempre hemos padecido "el mono humano", puesto que la vida se vive, "caminando miedo sobre miedo"; los que vamos superando, salvo quienes dominados por lo que ya es terror, viven y mueren dominados por esos miedos que sólo el individuo que los padece los sabe; hoy  aporto algo sobre todo ello y que extraigo de, "las máximas de un sabio estoico" (Epicteto); queriendo con ello que quién esto lea ("y lo entienda") le sirva de algo para soportar e incluso paliar o eliminar;  "sus miedos"; "escuchemos al sabio y su lección de vida positiva".

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                                "Y aspirando a bienes tan grandes, no te olvides que no ha de ser poco el trabajo que emplees en conseguirlos. Has de tener, pues, muy presente que en lo que respecta a las cosas exteriores y que no dependen de ti, a la mayor parte debes renunciar y el resto te será forzoso dejarlo para más adelante. Porque si pretendes poder alcanzar, al tiempo que los verdaderos bienes, las dignidades y las riquezas, es casi seguro que por el simple deseo de aquellas te sean negadas estas; y de todos modos no alcanzarás ciertamente los bienes que te hubiesen proporcionado libertad y felicidad.

                                Así, cada vez que te sientas asaltado por una idea perturbadora, apresúrate a decir; te conozco; eres un puro engaño y no lo pareces. Después examínala bien y para sondearla profundamente emplea las reglas que te son familiares por haberlas aprendido, sobre todo aquella que te hace saber si las cosas dependen de ti o no. Y si pertenece a estas piensa sin dudar; nada me importa.

                                Ten siempre muy en cuenta que el objeto de los anhelos es obtener aquello que deseas, y el de tus recelos evitar lo que temes. Porque es cierto de toda certeza que el que no obtiene lo que desea es desgraciado, y es infeliz el que caen en lo que más temía. Si no tienes, pues, aversión sino a aquello que se opone a tu verdadero bien (que es lo que de ti depende), jamás caerás en aquello que temes; ahora bien,  líbrate del temor a la muerte, a las enfermedades o a la pobreza, porque entonces vivirás infeliz y miserable. Es decir: aparta tus temores de las cosas que por no depender de ti son inevitables y colócalos en aquellas que de ti dependan. En cuanto a tus deseos, obra de igual modo; porque si eres tan loco como para desear algo que no puedes alcanzar, es señal evidente en que aún no estás en disposición de conocer aquello que se debe desear. Luego mientras llegas a este estado sereno, conténtate con desear y temer las cosas suavemente, cautelosamente, examinándolas con cuidado y serenidad.

                                La enfermedad entorpece los actos del cuerpo, pero no los de la voluntad. Si me quedo cojo, será una dificultad para mis pies, pero no para mi espíritu. Piensa así en cuantos accidentes sufras y te convencerás de que podrán ser obstáculo para otra cosa, no para ti.

                                Cuando el cuerpo grazna, lo que dice es de mal agüero, no te dejes llevar por tu imaginación; al contrario, razona y di: ninguna de las desgracias presagiadas por ese augurio me concierne; si acaso a este mi cuerpo débil o a mi escasa riqueza; quizá a mi fama o a mi esposa o a mis hijos, ya que para mí no hay, si me lo propongo, sino presagios felices, porque, ocurra lo que ocurra, de mí depende sacar en todo el mayor bien y provecho.

                                Ante cada una de las cosas que te alegran o que, por serte útiles y provechosas, sientes hacia ellas predilección, date cuenta de lo que verdaderamente son, comenzando por las más insignificantes. Así, por ejemplo, estimas una vasija de barro; pues bien no dejes de decirte que se trata simplemente de una vasija de barro; así el día que se rompa no sentirás dolor. Si es un hijo o en una mujer en quien depositas tu amor, repítete frecuentemente que amas a un ser mortal, con objeto de que si la muerte te los arrebata, tu pesar sea mucho menor.

                                Si quisieras que tus hijos, tu mujer o tus amigos viviesen eternamente, no querrías sino una locura, ya que equivaldría a pretender que dependiesen de ti las cosas que no pueden depender y que fuese tuyo y sujeto a tu voluntad lo que de ningún modo te pertenece. Asimismo, insensato eres si pretendes que no te falte nunca tu servidor, pues tanto equivaldría a querer que el vicio dejase de serlo para ser otra cosa. Así que si quieres que tus deseos nunca se vean frustrados, haz simplemente una cosa bien sencilla: no desees sino aquello que de ti dependa".

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                                ¿Qué todo este comportamiento, requiere una preparación y fortaleza fuera de lo común? ¡Claro que sí! Pero y como ocurre en lo material de este mundo, "lo que más cuesta mucho mejor sabe"; no dudemos que en lo que reconocemos como "lo inmaterial"; el gozo ha de ser mucho mayor; puesto que si en este plano en que vivimos, "todo trabajo tiene una compensación, aunque muchas veces ella se muestre intangible"; en el plano espiritual, seguro que el pago, será siempre a tenor con el comportamiento de cada individuo; La Creación, no da nada gratuitamente, y hay que vivir en ese estado de confianza, puesto que es el único que nos ayuda a vivir, "en este misterio que es la vida humana junto a toda la demás"; y pensemos igualmente que sólo, somos un insignificante efecto, procedente de "una Gran Causa", la que nos ha creado, no sólo para hacernos sufrir; y llegado su momento nos compensará, puesto que pensar lo contrario, lo considero absurdo. Piense finalmente, si usted que lee esto y tiene hijos u otros seres a los que desea que no les ocurra nunca ningún mal… ¿Cómo creer que ese Ser o Fuerza Superior que nos dio el ser y la vida, no pensará y obrará mucho más y mejor que nosotros, "pobres nada"?

 

NOTAS: Epicteto fue un esclavo de un personaje en la época de Nerón, aparte era lisiado (cojo); pero a pesar de toda sus vicisitudes que fueron muchas, logró acumular una sabiduría ("si es que no traía ya gran parte de la misma de otras vida o vidas anteriores") que le hicieron llegar a ser un gran Maestro de la sabiduría y de la cual, hoy casi dos milenios después, nos seguimos aprovechando.

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) 

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