3.2.22

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

Aquellos niños, los grillos, las estrellas: y sus "mentirijillas"

                           Viendo y observando a "los niños de hoy"; cargados con mochilas, yendo a los modernos "colegios" (que no "escuelas"); sus entrenamientos "salteados" de violencias increíbles en mi época de niño; observando la abundancia de "gustos" de que disfrutan, así como de consentimientos; faltos totalmente de disciplinas que les enseñen a vivir; y la ya "clara degeneración", tanto de los hijos como de los padres "de las criaturas" (y sálvese el que pueda). Y nadie se "asuste o alborote"; entren aquí y vean y oigan lo que dice un juez ya famoso, pero al que las que se dicen "autoridades"; ni escuchan y después hablen y opinen: https://www.facebook.com/people/P%C3%A1gina-oficial-del-Juez-de-Menores-Emilio-Calatayud/100044505636642/   A mí y cada vez que lo oigo hablar o veo sus vídeos (abundantes en Internet) es que, "se me ponen los pelos de punta y el cuerpo se me llena de angustia".

                           Y siento así, porque recuerdo mis años de niño y de la vida de aquellos niños, en épocas de hambres y penurias de las que sólo sabemos los que las hemos pasado; pero "bastante más limpias", que las que hoy aprecio y donde "la familia era el pilar que hoy no es; el respeto y la escala de valores era mucho más sólida de la que hoy se vive; y en general, aquellos "desgraciados" niños que éramos nosotros, fuimos mucho más libres y felices que, los "enlatados y en conserva" que hoy veo o aprecio a mi alrededor"; y me pregunto: "Si la vida es como la veo yo hoy lo desmoralizada y débil que se encuentra con "estos elementos"… ¿Cuándo estos elementos vayan creciendo y engendren nuevas generaciones (que por lo que veo la mayoría lo que quiere son goces sexuales y demás materiales y obligaciones pocas o ninguna)… ¿qué y cómo serán los "nuevos elementos" que estos inadaptados y débiles pongan sobre la faz del planeta"… y la verdad, lo que siento tras pensar en todo ello, ni me atrevo a reflejarlo; lo dejo a otros si es que se atreven a pensar, deducir y luego manifestarse.

                           Por ello hoy les cuento algunas estampas de aquella niñez de mi época y donde hasta los juguetes; inexistentes en la inmensa mayoría de niños y niñas; habíamos de ingeniárnoslos y hacérnoslos nosotros mismos; pero vivíamos en una sencillez y sí, también en unas ignorancias y mentiras, que aunque lo fueran, eran mucho más inofensivas que las que hoy padecemos, "de iguales orígenes".

                           Y aunque ya escribí un cuento (está en mi Web, junto a otros muchos relatos: "LA FLAUTA Y EL PASTOR"; del que al final "les copio un trocito") pero ahora cuento otras:

                 El silencio de aquellas calles empedradas, las eras, la mies en ellas, los niños y niñas jugando en ellas en las noches del caluroso verano, los grillos cantando su relajante canción o música (1), "vamos a contar estrellas una dos, tres, hasta perderse"; y luego alguno o alguna saltaba y cantábamos a coro "Vamos a contar mentiras".

Letra de "Vamos a contar mentiras": Ahora que vamos despacio
Ahora que vamos despacio
Vamos a contar mentiras, tralará
Vamos a contar mentiras, tralará
Vamos a contar mentiras

Por el mar corren las liebres
Por el mar corren las liebres
Por el monte las sardinas, tralará
Por el monte las sardinas, tralará
Por el monte las sardinas (La canción sigue; ver en Internet)

(1) El grillotalpa, grillo topogrillo murriogrillo cebollero, alacrán cebollerogrillo real; es una especie de insecto ortóptero de la familia Gryllotalpidae nativo de Europa Occidental y norte de África, aunque ha sido exportado al este de Asia, a América del Sur y al este de Estados Unidos.3

                  Algunos niños tenían pequeñas jaulas donde mantenían aquellos grillos en su casa, para que en ellas les cantaran; y a los que cuidaban alimentándolos con hojas de lechuga; por lo que era "normal", el tratar de localizar al grillo cantor y tratar de capturarlo vivo y sin daño alguno, labor muy entretenida y que había que realizar en total silencio, para sorprender al insecto, localizado por "su canto"; y así, infinidad de entretenimientos sanos y sinceros, de una niñez que simplemente, sabíamos vivir con lo que teníamos y sin pensar, "en imposibles para nosotros".

PARTE DEL RELATO CITADO: "Era un niño de no más de diez años, si bien aparentaba más edad, pues en ciertas zonas y ciertas épocas... "los hombres y las mujeres crecían mucho más de prisa debido a las privaciones y las prontas experiencias que tenían que vivir"; y aquel niño era ya lo suficientemente crecido, como para tenerlas y haber influido en aquel grupo de "compañeros de fatigas", a los que prometió algo especial y que sólo podrían disfrutar dos veces al año y totalmente gratuito.  Y efectivamente, tal como aquel niño anunció, el joven pastor que no tendría más de diecisiete o dieciocho años y tras comer aquella frugal cena, consistente en pan y algo de fiambre para acompañarlo, amén de un par de tragos de vino que tomó de una bota que el viejo le alargó en dos ocasiones... se apartó a un lado, buscó en su zurrón y sacó una flauta, una rústica flauta hecha a mano y conseguida de "cualquier caña de cualquier cañaveral situado a la orilla de cualquier río o laguna" y lentamente se la llevó a los labios y empezó a "soplar".  Al momento empezaron a salir sonidos de aquel trozo de caña los que fueron adueñándose del silencio de la ya principiada noche primaveral; al oírlo... pareció como si hasta las ovejas dejaran de moverse, los tenues ruidos naturales de la noche, desaparecieron y aquella flauta fue adueñándose de todo el silencio e impuso su armonía en todo el entorno campestre.

     No era melodía que hubiese sido escrita ni contase con partitura alguna... eran sonidos armoniosos y espontáneos que aquel ser lograba sacar de aquella humilde "caña", pero los que sin embargo eran tan dulces, tan profundos, tan conmovedores, que impusieron su gran armonía a "todo lo viviente" que tuvo el grandioso placer de escucharlos. Aquellos sonidos llegaban a lo más profundo del alma de aquellos niños, los que no comprendían ni entendían nada, salvo que "un amigo les había invitado a oír la flauta del pastor aquella noche de primavera" y ellos fueron convencidos de que si aquel amigo les insistía al llevarlos sigilosamente tras el rebaño, era por cuanto el hecho merecía la pena y desde luego que la mereció.  Aquel joven pastor estuvo tocando su flauta sin apenas interrupción, durante un largo rato; tras el mismo dejó de tocar y miró "al cielo", luego siguió tocando y tocando... y aquellos niños permanecieron sin moverse, sin apenas respirar, oyendo con suma atención aquellos "tiernos y profundos mensajes" que surgían como algo milagroso, de la flauta, "las manos y el aliento" de aquel joven pastor, el que llegado el momento dejó definitivamente de tocar y se tumbó en el suelo recostado sobre una manta y junto al más viejo pastor que ya antes, lo había hecho... "ninguno de los dos se dijo ni siquiera buenas noches", el gran silencio volvió un instante y pasado un momento... "se oyó de nuevo el murmullo del rebaño y algún que otro sonido natural de algún otro ser vivo que en la enramada cercana empezó a cantar"... fue un celoso ruiseñor, que quiso contestar con su canto a tan insólito y solitario flautista. Aquellos niños igual que habían venido, regresaron silenciosos hacia las cercanas casas del pueblo yéndose a dormir cada cual a la suya, sólo fueron diciendo... "Qué bonito, qué bonito, qué bonito... qué bien toca la flauta ese pastor".

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (Aquí mucho más)

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