¿POR QUÉ SE MANTIENEN LOS GOBIERNOS?
Parece una pregunta "tonta", pero muchas veces se me ha planteado por gentes que no entienden, el por qué, si un gobierno lo hace mal o rematadamente mal, no cae, es echado o simplemente y por dignidad, dimite y da paso a otros.
Conviene saber que el gobierno ("de lo que sea") no es otra cosa, que la ancestral lucha que debió empezar cuando el hombre se conformó en "manadas", grupos, tribus, o pueblos y donde ya surgiría lo que aún mantienen los animales; o sea conseguir ser el primero y el que dirija al grupo
y de paso, comerse los mejores bocados y aparearse con los mejores ejemplares de "su manada".
Unamos a ello la astucia (que no inteligencia) y la tenacidad, del que imbuido por su afán de notoriedad y avaricia consiguiente, emprende el camino para conquistar "de la forma que sea", el poder y la administración del dinero público que ello da lugar y para lo que mediante compra, sobornos, encumbramiento, complicidad de los medios que sean, se logra: y una vez logrado impone "leyes a medida" y a vivir o sea y más claro, nunca suelen gobernar los más aptos, sino los que tienen menos escrúpulos y están dispuestos a "comprar y vender todo lo que pueden de lo suyo y lo ajeno". Es por lo que en los gobiernos múltiples que soporta el hombre, se ven en "las cúspides", elementos tan pintorescos como los que solemos ver hoy mismo y que no es otra cosa que una repetición de la historia.
En mi tierra hay un dicho para los sin escrúpulos o caras duras "cotidianos", que es el siguiente y con lo que se recrimina cara a cara a estos "¡Tienes más cara que San Alejandro¡" Por lo visto este santo tenía un rostro fuera de lo normal y que nada tiene que ver con el sentido qua aquí se le da, que no es otra cosa que decirle "cara dura" al receptor del improperio. Pero es que los políticos no es que tengan la cara dura, o "de cemento", que es otro improperio ampliamente empleado es que algunos la tienen de ese material que reviste a "las lanzaderas" espaciales, para que no ardan al rozar tan velozmente la atmósfera. Unamos a ello la inmoralidad que algunos emplean y que en casos extremos llega a la amoralidad total; puesto que mentira sobre mentira, llega un momento que ya sólo les queda esa amoralidad total y caiga quien caiga "yo me quedo en la poltrona" cosa que ya "santificara aquel tirano coronado, que en Francia ya dijera aquello de después de mí el diluvio". Lo que ya es de por sí, el máximo de egoísmo, irresponsabilidad y amoralidad extrema que terminaría poco después con la cabeza cortada en la guillotina, a varios de sus descendientes.
¿Qué no hay otra forma de gobernar?... Por cuanto ocurre desde tiempo inmemorial pareciera que no; pero si se sigue gobernando montados en la mentira, en el soborno, en la compra y venta de todo lo que "caiga por delante", en el apartamiento de los que aspiran a gobiernos "más limpios", en la preocupación exclusiva de "forrarse y que se forren los allegados y familia, para el presente y para el futuro"; en sacrificar intereses inmensos y globales, para que unos pocos indeseables hagan sus fortunas; el mundo ("y no hay que señalar a un país determinado") seguirá dando tumbos, los pueblos seguirán en manos de piratas, corsarios o filibusteros, capaces de vender "su alma al mejor postor", encenagándose y encenagando todo cuanto puedan, puesto que caso de desgracia, tienen que garantizarse retiros dorados
o sea donde les sobre el oro; que es lo que estamos hastiados de ver ocurre en esos países, aún más desgraciados y donde no es que gobierne nadie, es que el que llega al poder se considera dueño de todo lo que dice gobernar y es capaz de robar hasta a
"su propia madre".
Así es que ya sabe el ingenuo que me pregunta o que se pregunta el por qué se mantienen los gobiernos
se mantienen y generalizando, por la fuerza; por la gran corrupción que existe en todo el mundo y de la que creo no se salvan casi ninguno de los gobiernos
"dejemos las excepciones por esa caridad que aún hay que mantener hacia el ser humano".
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)
No hay comentarios:
Publicar un comentario