25.9.06

LA RIQUEZA EN LA VEJEZ: “Cómo se vive o padece”

Aún cuando ya está dicho todo y “éste asunto” lo resume “divinamente” la categórica afirmación siguiente… “No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”… Pero este dicho, hoy, es cuasi desconocido por las nuevas generaciones (“y no tan nuevas”) puesto que en general, han sido “envenenadas en todo lo contrario”; o sea, “tener y consumir”… peor aún… “tener y consumir más que el vecino, más incluso que el máximo consumidor del pueblo”, o sea más categórico y ridículo… “yo tengo yo soy”… aunque la verdadera riqueza es intangible y es claro que me refiero, a la acumulación del saber humano que pueda acumular cualquier individuo, de cualquier raza o religión; y que supo decidirse en un momento crucial… “por el ser, más que el tener”. Sin que ello fuese o sea, “vivir en el ascetismo idiota… puesto que hay que vivir”, pero como acuñaron los griegos hace milenios… sobre la base de… “nada en exceso”.

A mí (“supongo que a algunos otros –esto no entra en las masas”) me dan risa y muchas veces pena, esos ya viejos o ancianos; que viviendo “de milagro” (“a cierta edad la muerte y lógicamente ha de venir pronto”)… dedican todos sus afanes, tanto en el día como en la noche; a ver de que forma aumentan sus ya (muchas veces) cuantiosísimas fortunas, las que irremisiblemente “han de dejar pronto y aquí en el planeta”; aunque como postrer demostración de tan absurdo poder, se les despida… “con un lujosísimo entierro y ceremonial y su cuerpo lo depositen en la moderna y lujosísima pirámide, que puede que incluso, estos ilusos, se hacen construir en vida”. Sí, de pena y de risa.

Me han contado casos enormemente curiosos y que hacen meditar. “El del gran potentado financiero, cuyos tentáculos llegan a muchas partes del mundo”… el que hacía, reuniones “especiales” en alguna de las “sedes de su imperio” y para aprovechar el tiempo, hacía ir a ellas, “a sus más selectos súbditos” (en avión)… en sábado y aprovechando este y el domingo, “exprimirlos”, para planificar las próximas conquistas dinerarias en la semana o semanas siguientes” (todo a corto plazo, todo con la máxima rapidez: vamos “como los corsarios o piratas de siglos pasados, que actuaban con la rapidez máxima, para llevarse el máximo botín en el menor tiempo y con el mínimo riesgo”.

Otro caso, “pudiéramos decir menor”; es el del nuevo rico o muy rico, que ha logrado su gran fortuna a lo largo de su vida y ya “pisando la vejez”… quiere destacar en su pueblo o ciudad… “teniendo o poseyendo”… algo que nadie tenga allí y por tanto; al comprar un automóvil y viendo (“el pobrecito”) que los modelos que ha venido eligiendo en los últimos años, “otros ricos de su entorno”, los pueden comprar y de hecho, “se los colocan ante sus narices”… “cabreado este pobre viejo”, decide traer a su localidad un automóvil que no se pueda comprar ni en Europa… y “el angelito” se manda traer de los Estados Unidos, un “soberbio Cadillac… con todo tipo de prestaciones y complementos”. Aquí acaba ese relato, pero no dudo que otros ricos de su comarca, ya estarán haciendo gestiones para que ese lujoso automóvil no sea único.

No, no es nada nuevo, pues la historia y la leyenda, están llenas de ricos y envidiosos y que podemos situar entre los dos extremos. Uno el de la mitología griega con “su rey Midas” y otro de incluso peor “lectura” (“Midas se arrepintió y pidió perdón”), que es el del “súbdito” que preguntado por su “amo” (el Rey); el que sabiendo el odio entre dos de sus “siervos”; le dice a éste que le pida lo que quiera, pero que tenga presente que a su odiado vecino, le otorgará el doble que lo que éste le pida… Aquel incalificable ser, tras larga meditación le dice a “su rey”… “Señor, quiero que me dejes tuerto”. Aquel “engendro” corroído por la envidia y el odio, no podía consentir que a “su enemigo”, le diesen el doble que a él… “e incalificablemente y cegado por sus bajas pasiones, pide al rey que le saquen un ojo… puesto que al haber empeñado el rey su palabra… a su enemigo tendría que dejarlo ciego.

Quienes saben llegar “dócil y resignadamente” a la vejez; han sabido cuidar lo suficiente “su cuerpo y su alma”… llegan a la sabia deducción, de que ya necesitan poco… muy poco. Ni son exigentes en la comida, ni en la bebida… menos en el vestir y “anexos”… y ya pasan de tantas cosas, que hasta el “añorado” sexo, queda atrás con aquellas ansias padecidas y de las que afortunadamente ya se ha liberado. ¿El dinero?... sí, pero ya aprendió hace muchos años, que “el dinero es un medio, nunca un fin… que el dinero es para que le sirva a uno y no para uno servirlo”, puesto que en este caso, pasa el individuo a ser esclavo del dinero… “y arriba dejo ejemplos de ello”.

Los últimos años… meses… o días, de la vejez… la verdadera vejez; pueden y deben ser, “los más ricos de toda la existencia”… y de hecho, muchos viejos y ancianos lo logran… otros no en absoluto; y no sólo por “las enfermedades o padecimientos que le vienen del más allá”… sino y esto es mucho más grave… “por los padecimientos en que viven y que ellos mismos se han creado… y de los que no son capaces de liberarse”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y Filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)

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