25.6.14

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

Hospital de día… una gran experiencia

 

                                Digamos primero que en España aún tenemos la mejor (o una de las mejores) asistencias sanitarias de todo el mundo; la que si no es aún mejor es por cuanto nosotros mismos no la cuidamos y respetamos como tan magnífico bien merece; no digo más y que cada cual piense en ello y colabore ayudando, pues reitero "es de todos".

                                Les cuento algo que sólo saben los que lo han vivido y si han tenido la capacidad de observarlo con detalle; pero que para mí ha sido aleccionador hasta tal punto, que… "el individuo que allí lo llevaron y estuvo doce horas, más otras doce encamado en habitación hospitalaria… al salir a la calle, era otro individuo muy diferente". Veamos como se lo explico de la forma más resumida y clara que pueda.

                                Ocurrió el diecinueve de junio, día en que proclaman al nuevo rey de España; son las once de la mañana, la tabla del pecho me va apretando más de lo normal; no me duele nada, pero me siento flojo con pocas fuerzas, empiezo a decaer de forma imperceptible. Viene como de costumbre mi yerno Luís Carlos, me nota algo raro puesto que me ve todos los días… ¿qué te pasa?... no lo sé, me aprieta el pecho… veamos cómo va tu pulso… saca su "modernísimo telefonín" manipula en él y me dice, pon aquí los dedos y aprieta un poco… 144… esto va muy alto, estas pulsaciones son muy aceleradas… vamos a  la farmacia de enfrente que te tomen la tensión… me la toman, normal no hay alarma, pero las pulsaciones dan las 140 y pico… llévelo al ambulatorio (dispensario) que está aquí cerca… me lleva en su coche, ya acompañado de mi hijo Pedro Antonio… entro por mi propio pie, un ratito de espera mientras en el mostrador toman nota de todo esto… de inmediato se apoderan de mí los médicos y auxiliares (a partir de ese momento ya tú no cuentas ellos harán todo lo imposible por facilitarte y que cese la dolencia o salvarte la vida).

                                Preguntas, mientras otros te hacen "un electro", te toman la glucosa sanguínea, la tensión y yo que sé, pero a un ritmo ininterrumpido y bien controlado, hasta que el que parece dirigir todo aquello dice… rápido una "una ambulancia con UVI"… esto es una arritmia que avanza y hay que hospitalizarlo con rapidez… poco después llega esa ambulancia, que viene dotada de todo lo necesario; me colocan en ella (antes me han hecho masticar un comprimido y los restos que los sitúe bajo la lengua, lo que rápidamente me quita la presión del pecho); yo me siento bien y así se lo voy diciendo en las continuas preguntas; siguen las atenciones médicas en el trayecto, que es corto puesto que estamos en una capital de provincia y por ello pronto estamos en la puerta de urgencias ante el denominado "Hospital de día"; yo sigo bien y mucho mejor que cuando se inició todo este proceso; el que sigue en el interior de forma ininterrumpida, coordinada perfectamente y en la que me hacen no sé cuántos controles de todas las partes y fluidos de mi cuerpo, entre los que creo recordar me han hecho más de cuatro análisis de sangre; me han "entubado" incluida la toma de oxígeno, con los sueros o líquidos que ni sé. Me han entrado en este hospital a las catorce horas y como aparentemente yo estoy bien, estoy en una cama alta y a mi alrededor puedo observar una docena o más de camas; por me entero de todo lo que a mi alrededor pasa… pero yo sigo sin saber apenas nada de lo que me ocurre; todo son palabras escuetas y precisas en las que me dicen que hasta que no termine todo no podrán decirme nada, pero que no me preocupe que… "todo está controlado".

                                Doce larguísimas horas en esta estancia, que experimentalmente no sé cuantos meses o años representarán en mi vida; en ellas escucharé sin quererlo, los lamentos de una anciana en sus ayes (ay, ay, ay) dolorosos y que estremecen; las contingencias de otros que allí están y que o se han meado o cosa peor, la otra muy vieja enferma que quiere arrancarse la mascarilla de oxígeno porque la ahoga; los nuevos enfermos que entran o salen camino de las habitaciones hospitalarias en el mismo edificio o que felizmente ya van para su casa… allí nadie de los acompañantes puede entrar y menos estar, aquello es un continuo ir y venir cada y cual con su cometido y a un ritmo que asombra y admira… allí me dicen que no dan de comer, "ni agua", allí todo es medicina y lo que ésta requiere… y así van trascurriendo las lentísimas horas, en las que nada sabes, hasta que pasada la media noche, te llega un médico con otro acompañante y mirando "los aparatos"; te dicen que no te puedes ir, que tienes que permanecer hospitalizado, puesto que has sufrido una arritmia preocupante y tienen que mantenerte en observación medicándote, hasta que el cardiólogo mañana te visite y a la vista de todo el historial que ya le tenemos preparado, que él decida… pero lo más preocupante para mí, es que mañana es viernes y si no salgo mañana, ya seguro que me tienen aquí hasta el martes, puesto que inexplicablemente los sábados y domingos no hay nada más que servicios de urgencia, cosa que no me explico por lo que al final digo.

                                Sigue pasando el tiempo, hasta que por fin dan la orden de traslado y con toda rapidez y por dos auxiliares femeninos, me sitúan en una habitación de la sexta planta (la 623) a la que entramos a obscuras casi, puesto que está ocupada por dos camas más, y así pasadas las dos de la mañana, entro en la quietud y silencio de una habitación en la que al menos, puedo estirazarme un poco (sigo con el oxígeno puesto)… mi hijo dice que se queda con migo, yo le digo que no es necesario, que aquí hay equipo de vigilancia y las enfermeras ya me han indicado como llamarlas, que se marche a su casa y él que puede, que descanse… yo lo intentaré; puesto que reitero, yo me he encontrado bien aparentemente y desde que entré… mi corazón no lo sé; pero si me retienen es por cuanto "algo pasó o pasa y me quieren tener aquí"; deduzco que nada grave es ya, por cuanto si así fuera, seguiría en el "hospital de día", al que no volveré, por lo menos hoy que ya es "el día siguiente" 20 de Junio.

                                Y así en "una larguísima noche de no más de cinco horas"… al final y como mi cama da a un ventanal orientado al Este… veré aparecer entre las nubes habituales y que velan la salida del sol cada día, al "astro rey" y las que aparecen por las estribaciones de Sierra Mágina; Sol al que hoy veré y recibiré en un estado especial de tranquilidad y esperanza, puesto que nada me ha pasado y yo sigo bien… ¿qué habré tenido en realidad?

                                Sin saber aún quienes son mis compañeros de habitación (la tercera cama que nos separa está vacía) les doy los buenos días, en la penumbra del amanecer, me presento y ellos así lo hacen; son padre e hijo que vienen de Porcuna; el padre cuenta con la venerable edad de noventa y dos años; gentes sencillas y amables y a las que no olvidaré por las circunstancias y las pocas horas en que hemos convivido.

                                Por fin me traen el desayuno, frugal y bueno aunque de sabor hospitalario (soy un poco diabético) y puedo comer algo, puesto que llevo casi veinticuatro horas sin comer nada; el agua me ha llegado por los sueros que me han puesto y alguna más, por las medicinas que me han hecho tragar.

                                Mis tres hijos (dos hembras y un varón) vendrán pronto y así vamos esperando hasta ver qué ocurre y si me puedo ir o no.

                                Y por fin llega el cardiólogo, hombre joven y muy afable, el que me trae la buena nueva de que me dará el alta hoy después de comer, puesto que mi arritmia ha sido controlada, si bien ello me condena a llevar una medicación reforzada (ya vengo tomando una almorzada de medicamentos cada día) y la que me prescribe, al propio tiempo que me dice que tengo que perder una cuarta parte de mi peso (al entrar aquí pescaba 102 kilos y al volver a casa peso dos menos…?) si es que quiero llevar una vida más segura y sana que la que hasta aquí he llevado… "yo le digo que no ha abusado de nada en la vida"… sí, pero su vida sedentaria, le hace engordar y eso en sí mismo es su peor enfermedad, así es que allá usted… yo le digo lo que tiene que hacer y usted con su edad decide el resto…?

                                Felizmente todo sigue su curso y sobre las dos de la tarde, mis hijos y yo, tomamos un taxi en la parada que hay en el mismo hospital (me han ofrecido una ambulancia, que yo agradezco pero que digo no necesitar) y felices y contentos, llegamos a casa… donde mi esposa espera (que curiosamente ayer estaba aquí con su cáncer de hígado y le daban el alta aproximadamente a la hora en que yo era "encamado")… también me espera y salta de contento, el último miembro de la familia; un cariñoso Yorkshire que seguro no se explica, "cómo lo he tenido abandonado veinticuatro horas seguidas".

                                Y como en el relato he dicho que no me explico cómo los sábados y domingos, y supongo que demás días festivos, no hay servicios hospitalarios normales; lo digo por cuanto como hotelero que he sido (siguen siéndolo mis hijos); deduzco que el principal gasto de estas grandes instalaciones son los edificios y todo lo que ellos conllevan de gastos rutinarios… por lo que ampliando lo suficiente de médicos y enfermeros, no creo fuese ruinoso el mantenerlos funcionando todos los días del año, en beneficio de todos y en especial, de todo ese personal que hoy busca trabajo y no lo encuentra. En fin puede que existan otros motivos que yo desconozco, como hotelero que soy… pero un hospital es también eso… "un hotel para enfermos".

                                De cualquier forma y por cuanto digo; mi pleno reconocimiento a todo el personal que me ha atendido y del que no puedo decir otra cosa que felicitarles.

 

Antonio García Fuentes (Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y http://blogs.periodistadigital.com/nomentiras.php

No hay comentarios: