Se ha equiparado al cuerpo humano con el Universo y ello mantenido por sabios, investigadores y dando pruebas que nos maravillan; pero tratemos de ser nosotros mismos, quienes analicemos, “nuestro pequeño universo”, en el que vivimos, nos debatimos, soñamos, gozamos y sufrimos. No se necesita ser muy erudito para estudiarse a sí mismo y observar nuestros componentes y quienes viven o habitan en ellos y quién... manda en definitiva en tan complejísimo organismo, cuya parte principal es invisible, puesto que se afirma que no es el cuerpo el que contiene al alma o espíritu, sino al contrario, “es el alma la que contiene al cuerpo”, ya que la materia carnal volverá a la tierra como materia inerte, la parte inmaterial “viajará a otros lugares del Universo”... y si en realidad, es otro tipo de materia, pero tan sutil o etérea que no nos es dado detectarla con los cinco sentidos que poseemos... y ese “sexto” cual es la intuición la que se dice, es la que nos conecta con lo que denominamos Dios ó Eterno, palabra que significa “Un todo Universal o fuerza inconmensurable, que crea todo lo que contiene el Universo”.
Pensamos y pensamos que lo hacemos, por cuanto tenemos un cerebro... ¿pero de dónde parten las ideas que luego traduce ese cerebro?... pues el cerebro es un receptor y traductor de lo que recibe, o sea que es un mediador; anulado el mismo, mediante la anestesia o el hipnotismo, deja de funcionar... al menos de la forma en que lo hace cuando estamos en vigilia o vida normal y despiertos, puesto que incluso en los sueños que sufrimos o gozamos, no parece que entre ni nuestro cerebro ni nuestra voluntad, puesto que... ¿cuántas veces nos hemos preguntado al despertar... y por qué he soñado yo esto?. “Misterio”.
Tampoco el cerebro parece que manda en el funcionamiento, dijéramos... “mecánico” del cuerpo humano y sus múltiples órganos, glándulas y partes infinitesimales (células) y de múltiples variedades, que individualmente y luego en conjunto, cada cual va cumpliendo con un mandato, que “algo no explicado”, ordena y que parte de lo inconsciente del ser, pero que por cuanto ocurre, viene programado para un funcionamiento largo y perfecto, pues y qué duda cabe que el organismo humano y en su conjunto es una perfecta maravilla.
El corazón... parte vital, puesto que siempre que se firma un parte médico de defunción, se dice de forma genérica, que aquel vivo murió de... “un paro cardíaco”. El corazón, digo, por sí mismo, acelera o relantiza sus latidos, según necesidades que requiere en cada momento la complejidad de órganos que el cuerpo contiene y que ha de alimentar con el debido riego sanguíneo debidamente oxigenado. El aparato digestivo y una vez estimulada el hambre (en lo que sí es admisible que el motor sea el cerebro)... después de satisfecha esta, luego empieza el proceso mecánico y perfecto, de destruir y transformar los alimentos, distribuir todos los componentes para que lleguen por los oportunos conductos, a donde cada cual debe ir y así hasta que se producen, las necesidades de expulsar los excrementos u orines; desechos que igualmente salen al exterior, llegado su momento y sin que por más que tú quieras, puedas retrasarlo nada más que hasta un cierto punto o tope, pues la mecánica general tiene una fuerza superior a la que tú puedas oponer resistencia.
Si vamos por cualquier lugar y una ráfaga de viento, azota en la parte cercana a los ojos y alguna partícula quiere afectar al interior, se produce un rechazo mecánico (pero inteligente, no lo olvidemos) y rapidísimamente... los párpados se cierran a tiempo para que ese vital órgano no sufra daño alguno. Igual ocurre si por descuido tocamos cualquier cuerpo demasiado caliente, hecho esto y en un instante, la mano (generalmente es la que más sufre estos percances) retrocede veloz y con ello logra que la quemadura, caso de producirse, sea lo más leve posible. Las células de cada lugar, trabajan incesantemente, dividiéndose y renovándose para cumplir su misión específica y millones y millones, cada día nacen y mueren en el conjunto de todo el cuerpo humano... Por ello, nuestro cuerpo se ha renovado totalmente a lo largo de toda una vida y ni sabemos cuantas veces lo ha hecho... y no olvidemos que individualmente (las células) son seres vivos y... “con un grado de inteligencia” que les hace obrar, en forma de defensa, ataque, reconstrucción, alimento, etc. Todo ello en la normalidad de la marcha, pues cuando ocurren anormalidades y que ya ese sistema, dijéramos... “automático”, no puede resolver el problema que sea, entonces sí que desde ese lugar, se empiezan a emitir mensajes al cerebro, para que éste traduzca y busque otras soluciones puesto que los recursos interiores peligran y pueden agotarse; otra observación inteligente y sabia, pues los avisos se producen siempre con tiempo... salvo catástrofe súbita que ya no admita ello.
Veamos como una de las maravillas, la reconstrucción que el propio organismo va haciendo en la pequeña o no tan pequeña herida, que nos hemos producido y que tras ello, y por sí mismo, lleva a la misma los coagulantes y cicatrizantes necesarios, luego va cubriendo esa parte herida, con una costra, que llegado el momento irá cayendo poco a poco y veremos con asombro, cómo y por sí sóla, la piel ha quedado igual o casi igual que antes del accidente, pues si no se logra la apariencia igual, siempre quedará una cicatriz lo suficientemente resistente para cubrir la epidermis y que todo en su interior prosiga su marcha normal.
Hablar del hígado, los pulmones, el bazo, el páncreas y la infinidad de otros componentes, los que individualmente y armonizados con el conjunto (sus células) realizan su labor y sin que nadie o nada que parta de nuestro cerebro o consciencia, les tenga que ordenar nada... es aumentar los motivos de estudio o reflexión, puesto que “ellos” saben lo que tienen que hacer y lo hacen mientras pueden y llegando hasta la extenuación. De ahí el cuido que debemos al conjunto del cuerpo humano, sin olvidar la pulcra limpieza del exterior del mismo, pues el interior y si sabemos alimentarlo... “se limpia por sí sólo”.
Y finalmente... lo del universo que es el cuerpo humano. Si consideramos el tamaño de las células que lo componen... las distancias que hay entre las que existen en un dedo de un pie y las que hay en un dedo de una mano, son “astronómicas”. O sea, lo que ocurre entre los cuerpos estelares en el Universo sideral, dónde y por ejemplo, aún no se sabe la extensión, diámetro, circunferencia o elíptica, que abarca todo el sistema solar... y el Sol con su sistema, es cuasi nada comparado con su galaxia; o sea y por comparar, “es algo así como un órgano, glándula o pequeño cuerpo estelar”, puesto que perteneciente a La vía láctea y”... dónde existen millones y millones de estrellas o sistemas, como nuestro sistema Solar... pero es más, puesto que si pensamos y nos agarramos a los datos que nos dan los astrónomos... En el Universo, existen incalculable cantidad de millones y millones de galaxias, puesto que no se ha encontrado ni el principio ni el final del mismo... aunque “ilusos”, quieren ponerle medidas y tiempo de formación, etc. Suponiendo que el tiempo existe, que esa es otra.
Por ello, cuando nos fijemos e incluso acariciemos (es nuestro bien más valioso en este mundo de “ilusión”) nuestro cuerpo, sepamos todo cuanto podamos de esa maravilla, a la que tan poca importancia generalmente se da... pues muchos incluso juegan mortalmente con su integridad y conviene saber, que el suicidio, es el peor pecado de este mundo... al menos para el filósofo de profundo pensamiento y análisis de la vida, que así lo ha manifestado a lo largo de los milenios que conocemos y en que se escriben los relatos que nos dejaron esos verdaderamente hombres sabios. Y el suicidio no es sólo el que se realiza de inmediato, “hay muchas formas de suicidarse” y entre las más frecuentes y conocidas hoy, son, la carretera y los excesos que en ella se realizan, las drogas, el alcohol y tabaco, que también lo son, la vida desordenada en la que entra una alimentación irracional y un estrés absurdo, etc.
Pensamos y pensamos que lo hacemos, por cuanto tenemos un cerebro... ¿pero de dónde parten las ideas que luego traduce ese cerebro?... pues el cerebro es un receptor y traductor de lo que recibe, o sea que es un mediador; anulado el mismo, mediante la anestesia o el hipnotismo, deja de funcionar... al menos de la forma en que lo hace cuando estamos en vigilia o vida normal y despiertos, puesto que incluso en los sueños que sufrimos o gozamos, no parece que entre ni nuestro cerebro ni nuestra voluntad, puesto que... ¿cuántas veces nos hemos preguntado al despertar... y por qué he soñado yo esto?. “Misterio”.
Tampoco el cerebro parece que manda en el funcionamiento, dijéramos... “mecánico” del cuerpo humano y sus múltiples órganos, glándulas y partes infinitesimales (células) y de múltiples variedades, que individualmente y luego en conjunto, cada cual va cumpliendo con un mandato, que “algo no explicado”, ordena y que parte de lo inconsciente del ser, pero que por cuanto ocurre, viene programado para un funcionamiento largo y perfecto, pues y qué duda cabe que el organismo humano y en su conjunto es una perfecta maravilla.
El corazón... parte vital, puesto que siempre que se firma un parte médico de defunción, se dice de forma genérica, que aquel vivo murió de... “un paro cardíaco”. El corazón, digo, por sí mismo, acelera o relantiza sus latidos, según necesidades que requiere en cada momento la complejidad de órganos que el cuerpo contiene y que ha de alimentar con el debido riego sanguíneo debidamente oxigenado. El aparato digestivo y una vez estimulada el hambre (en lo que sí es admisible que el motor sea el cerebro)... después de satisfecha esta, luego empieza el proceso mecánico y perfecto, de destruir y transformar los alimentos, distribuir todos los componentes para que lleguen por los oportunos conductos, a donde cada cual debe ir y así hasta que se producen, las necesidades de expulsar los excrementos u orines; desechos que igualmente salen al exterior, llegado su momento y sin que por más que tú quieras, puedas retrasarlo nada más que hasta un cierto punto o tope, pues la mecánica general tiene una fuerza superior a la que tú puedas oponer resistencia.
Si vamos por cualquier lugar y una ráfaga de viento, azota en la parte cercana a los ojos y alguna partícula quiere afectar al interior, se produce un rechazo mecánico (pero inteligente, no lo olvidemos) y rapidísimamente... los párpados se cierran a tiempo para que ese vital órgano no sufra daño alguno. Igual ocurre si por descuido tocamos cualquier cuerpo demasiado caliente, hecho esto y en un instante, la mano (generalmente es la que más sufre estos percances) retrocede veloz y con ello logra que la quemadura, caso de producirse, sea lo más leve posible. Las células de cada lugar, trabajan incesantemente, dividiéndose y renovándose para cumplir su misión específica y millones y millones, cada día nacen y mueren en el conjunto de todo el cuerpo humano... Por ello, nuestro cuerpo se ha renovado totalmente a lo largo de toda una vida y ni sabemos cuantas veces lo ha hecho... y no olvidemos que individualmente (las células) son seres vivos y... “con un grado de inteligencia” que les hace obrar, en forma de defensa, ataque, reconstrucción, alimento, etc. Todo ello en la normalidad de la marcha, pues cuando ocurren anormalidades y que ya ese sistema, dijéramos... “automático”, no puede resolver el problema que sea, entonces sí que desde ese lugar, se empiezan a emitir mensajes al cerebro, para que éste traduzca y busque otras soluciones puesto que los recursos interiores peligran y pueden agotarse; otra observación inteligente y sabia, pues los avisos se producen siempre con tiempo... salvo catástrofe súbita que ya no admita ello.
Veamos como una de las maravillas, la reconstrucción que el propio organismo va haciendo en la pequeña o no tan pequeña herida, que nos hemos producido y que tras ello, y por sí mismo, lleva a la misma los coagulantes y cicatrizantes necesarios, luego va cubriendo esa parte herida, con una costra, que llegado el momento irá cayendo poco a poco y veremos con asombro, cómo y por sí sóla, la piel ha quedado igual o casi igual que antes del accidente, pues si no se logra la apariencia igual, siempre quedará una cicatriz lo suficientemente resistente para cubrir la epidermis y que todo en su interior prosiga su marcha normal.
Hablar del hígado, los pulmones, el bazo, el páncreas y la infinidad de otros componentes, los que individualmente y armonizados con el conjunto (sus células) realizan su labor y sin que nadie o nada que parta de nuestro cerebro o consciencia, les tenga que ordenar nada... es aumentar los motivos de estudio o reflexión, puesto que “ellos” saben lo que tienen que hacer y lo hacen mientras pueden y llegando hasta la extenuación. De ahí el cuido que debemos al conjunto del cuerpo humano, sin olvidar la pulcra limpieza del exterior del mismo, pues el interior y si sabemos alimentarlo... “se limpia por sí sólo”.
Y finalmente... lo del universo que es el cuerpo humano. Si consideramos el tamaño de las células que lo componen... las distancias que hay entre las que existen en un dedo de un pie y las que hay en un dedo de una mano, son “astronómicas”. O sea, lo que ocurre entre los cuerpos estelares en el Universo sideral, dónde y por ejemplo, aún no se sabe la extensión, diámetro, circunferencia o elíptica, que abarca todo el sistema solar... y el Sol con su sistema, es cuasi nada comparado con su galaxia; o sea y por comparar, “es algo así como un órgano, glándula o pequeño cuerpo estelar”, puesto que perteneciente a La vía láctea y”... dónde existen millones y millones de estrellas o sistemas, como nuestro sistema Solar... pero es más, puesto que si pensamos y nos agarramos a los datos que nos dan los astrónomos... En el Universo, existen incalculable cantidad de millones y millones de galaxias, puesto que no se ha encontrado ni el principio ni el final del mismo... aunque “ilusos”, quieren ponerle medidas y tiempo de formación, etc. Suponiendo que el tiempo existe, que esa es otra.
Por ello, cuando nos fijemos e incluso acariciemos (es nuestro bien más valioso en este mundo de “ilusión”) nuestro cuerpo, sepamos todo cuanto podamos de esa maravilla, a la que tan poca importancia generalmente se da... pues muchos incluso juegan mortalmente con su integridad y conviene saber, que el suicidio, es el peor pecado de este mundo... al menos para el filósofo de profundo pensamiento y análisis de la vida, que así lo ha manifestado a lo largo de los milenios que conocemos y en que se escriben los relatos que nos dejaron esos verdaderamente hombres sabios. Y el suicidio no es sólo el que se realiza de inmediato, “hay muchas formas de suicidarse” y entre las más frecuentes y conocidas hoy, son, la carretera y los excesos que en ella se realizan, las drogas, el alcohol y tabaco, que también lo son, la vida desordenada en la que entra una alimentación irracional y un estrés absurdo, etc.