21.10.06

LA VIVIENDA EN ESPAÑA ANTES Y… DESPUÉS DE FRANCO


I


He titulado así, por que es la pura realidad y mal que les pese a “quienes sea”. Los “cuarenta años del dominio franquista”, marcan un gozne en la historia de España, en enorme cantidad de “cosas”; y una de tantas es en la vivienda en que habitaban y habitamos los españoles… Y los que desde aquellos casones destartalados y en los que nos apiñábamos muchas familias, con un solo retrete o “escusado” (simple hoyo en la tierra: no había ni red de alcantarillado ni de agua potable en infinidad de viviendas en España… a compartir por cuarenta o cincuenta personas; a lo que se vivió después… hay un abismo que yo sintetizo con la siguiente frase… “Pasamos del medievo a la era espacial, del candil a la luz fluorescente y desde el burro; al automóvil, y comodidades que ni fuimos capaces de imaginar en aquellas etapas iniciales, difíciles en grado sumo, incluso desesperadas”. Etapas que podemos marcar desde “la huída del cobarde Alfonso XIII; a la de las incertidumbres (idiotas), en que hoy nos tienen los que dicen gobernarnos”. Si bien las penurias del siempre oprimido pueblo español, vienen de muchos siglos atrás. Éste ha sido “un pueblo de siervos”, salvo “algunas destacadas individualidades, que siempre han sido segadas”.

Progresamos mucho, muchísimo pero en lo material… ¿”en lo otro”?... mejor ni hablar de ello, veamos la realidad que tenemos y juzgue cada cual según sepa hacerlo.

Tras aquella terrible pos guerra (1934/1939: “aunque en realidad guerras hubo toda la década y después); en la que se moría en cantidades enormes, por hambres y enfermedades (no hablemos de muerte en la natalidad); y que a mi entender, “cede” tras la desaparición de aquellas cartillas de racionamiento (1952/53)… “empezamos a comer bien, a tener ahorros y es claro que entonces, y sólo entonces (creo que en toda la historia de España) es cuando “el pueblo; la masa”, puede empezar a soñar con una vivienda familiar y de propiedad. Algo “ni imaginado” hasta entonces, por la mayoría del siempre abandonado pueblo español.

Tras aquel ministerio de “Regiones Devastadas por la guerra”, surge el de La Vivienda; y se inician un interminable programa de las denominadas, “viviendas baratas; viviendas subvencionadas, de protección oficial, etc.”. Se establecen unas ayudas a fondo perdido de 30.000 pesetas (recordemos que esto ocurre en los años cincuenta/sesenta del pasado siglo, por lo que fue una cantidad importante) y sobre la base de ellas; muchos (muchísimos) trabajadores y “enchufados al franquismo” (estos antes que nadie); pueden tener su primera vivienda… “muchos de ellos trabajando fuera de su trabajo habitual, ayudados por miembros de su familia y amigos (albañiles) que, todos a una (hoy por ti mañana por mi); y trabajando incluso en fiestas o domingos y de “sol a sol”; lograban la tan ansiada vivienda, que incluso tenían “el lujo de un aseo o medio baño”. Todo se iniciaba previa compra o recepción gratuita de un solar. Los municipios regalaron solares o los vendieron “casi regalados”, para fomentar la construcción de viviendas familiares o en cooperativas. No me extiendo más (se pueden y deben escribir libros enteros), que hablen esos esforzados viejos que aún viven y que pueden contarlo con detalle, puesto que muchos; se dejaron “medio pellejo” en aquellos titánicos esfuerzos, puesto que esto ocurría mucho antes de que empezaran “los prestamistas” y casi todo se hizo “a sangre”. Luego prestamistas y buitres, vieron el gran negocio.

Las “constructoras”, eran cuasi desconocidas; pero nacieron como hongos, al amparo del gran negocio de la construcción, en el que se movieron incalculables sumas y que como “siempre”, los beneficiarios principales, fueron “los adeptos al régimen”. Nada nuevo bajo el sol, hoy y con las diferencias que se quiere, ocurre igual.

Las cajas de ahorros (los bancos muchísimo menos) cumplieron entonces; puesto que fueron bien dirigidas por los gobiernos “franquistas”, en uno de los principales motivos de su existencia. Financiaron infinidad de estas viviendas, mediante hipotecas soportables y que la gente pagaba sin gran esfuerzo y (ojo) trabajando normalmente… “un solo miembro de la familia”… la que apretándose el cinturón, soportaba el coste de la vida y los pagos hipotecarios. Hoy las cajas, son meros instrumentos capitalistas como los bancos y sólo se preocupan de incrementar sus capitales, invirtiendo (y es de risa) los ahorros del pueblo español; en ámbitos expansionistas que incluso llegan al extranjero… “de pena o de risa”. Es claro que lo hacen, por cuanto los gobiernos no las controlan (“los partidos políticos sí y se aprovechan de ello) y dirigen en bien del pueblo, como es su ineludible obligación. También existían los bancos estatales, sobre todo El Hipotecario, que aplicando intereses y normas muy llevaderas; no sólo colaboraron en la vivienda, sino en infinidad de negocios incluso particulares y de todo tipo (vivienda, agricultura, comercio, industria, servicios); destacando la edificación de la inmensa red hotelera que fue construida, para el Turismo (mejor negocio que tuvo y tiene España y que se crea en “los años de Franco”)… todo ello, crearía la riqueza nacional que luego “ha servido para tanto y tan mal reconocido”. Puesto que no se trata del mal denominado “milagro de Franco”, pero sí que éste y “controlando a sus ministros”; supo encauzar los bienes que el pueblo (sólo el pueblo y muy duramente) supo acumular, sobre la base de… “sangre, sudor y lágrimas y aceptando lo que le dieron e incluso yéndose a trabajar al extranjero y en masa”. Nadie podía protestar, “eran lentejas y no muy abundantes; y había que comerlas por necesidad”.

¿Qué ocurrió después?...

II


Pues… que desde aquellos barrios humildes, de las “casas o viviendas baratas”, en que había que ir con una cuerda (“guita”) midiendo habitaciones y huecos, para acoplar los enseres que se tenía (nadie o apenas nadie, podía renovar mobiliario) y de los que en mi ciudad, sigue existiendo uno y totalmente habitado (“popularmente: Barrio de la Guita”)… pues, digo que se pasó; “a los lujos y en constante aumento, por el clásico orgullo español”. O sea que se pasó del aseo con placa turca, al baño completo, luego de color, etc. Del azulejo blanco y hasta altura de 1,50 en cocina y aseo, al de colores y mucho más lujosos, que cubrieron hasta el techo. De la baldosa hidráulica de 25X25 o “piedra artificial/terrazo” (de igual material, escalones, fregaderos, lavadero, etc. todo buscando eficacia y economía) hasta los suelos de mármol o cerámicas finas y lujosas. De los ventanales de madera económica, o pletina de hierro y persiana enrollable, de madera (luego de plástico), hasta las de aluminio anodizado y doble acristalamiento. De las puertas de contrachapado y “alma” de aglomerado de cartón, a las de finas maderas de incluso de importación. De la cocina de poyo de azulejo, hornillo de petróleo (luego vino el gas butano)… a ese ya “no va más de hoy”; en que una cocina, puede costar el equivalente a “un tercio de la vivienda”. De las cuatro plantas máximo; muchas de dos o tres (para ahorrar el ascensor; economizando) hasta esas moles absurdas y deshumanizadas que hoy asolan las ciudades (ver en mi web artículo “Las grandes ciudades y sus infiernos”)… y si hablamos de grifería, mobiliario, etc., etc., “hay como para no acabar”, mejor dejarlo.

Y ello ocurrió en pocos lustros. El constructor, pues como es lógico, al negocio… ¿quieren más?... pues démoselo, ellos lo van a pagar… ¿Qué se endeudan hasta la tumba?... allá ellos. O sea lo que ocurre hoy y que idiótamente se va a mantener, puesto que, “el lujo es el lujo y todo lo demás que…le den…?” (Cuando estuve en Viena hace ya unos quince años, me sorprendió el saber que aún, en la imperial ciudad, había miles y miles de apartamentos, en grandes bloques, que compartían aseos y servicios primarios y sin ascensor y todos habitados… y ello ¡En la rica Austria!).

De aquellas viviendas baratas, subvencionadas y verdaderamente “protegidas”, que (ojo) estuvieron exentas del noventa por ciento de los impuestos (contribución urbana (hoy”IBI”) transmisiones patrimoniales (entonces “Derechos reales”) y todo tipo de impuestos, nacionales o locales… se ha pasado a lo que hoy soportamos y que simplemente se ve, si mira uno los recibos que paga al Estado, ayuntamiento, etc. que ya son confiscatorios, como lo es el mal llamado “Impuesto del Patrimonio”, que no existe, nada más que aquí y que como tantos otros, fue creado “en la nueva era”. Vea si tiene, los recibos de sólo diez o quince años atrás y se asombrará.

Igualmente los salarios de quienes trabajaban en la obra, estaban mucho más equilibrados (y el que sabía el oficio y estaba dispuesto a trabajar, ganaba mucho dinero, con los destajos o “especialistas” que se convertían en subcontratistas) así como todas las cargas. Empezando por las del arquitecto, registrador y terminando con las del peón. Hoy ya lo vemos… “posiblemente bastante más de la mitad de la obra… no es obra… todo es papeles, altos oficios y especulación feroz que fomentan los órganos oficiales y que son los llamados a controlar tan vital asunto como es la vivienda de un súbdito (que no ciudadano)”. Digamos como referencia que un ladrillo “tabiquero” o rasilla, costaban entre 25 y 30 céntimos de peseta (estoy hablando de 1966/67 y sé de lo que hablo: pues entre mis muchas aventuras, fui contratista y promotor de viviendas, “a lo pobre”).

Si hablamos de los oficios o “especialistas”, incluyendo desde el oficial de albañilería, al de carpintería, ferrallistas, fontaneros, electricistas, escayolistas, etc… hoy cualquiera de ellos, gana mucho más que cualquier “alto universitario que esté bien situado y sepa su oficio”. Se tienen que “importar” especialistas y por cuanto todo se encaminó a las universidades y se abandonaron los oficios necesarios, hoy desaparecidos o llenos de chapuceros, que pese a ello… “cobran como si supieran el oficio”, de ahí tantas deficiencias como se encuentran en esas obras, siempre mal terminadas y que antes se terminaban mucho mejor, sencillamente por cuanto se sabía hacerlo y además, hasta el obrero tenía esa dignidad que otorga el trabajo bien hecho. Esta destrucción profesiones, ya veía de los “tiempos de Franco”, hay que decirlo.

Por otra parte y desde que se organizaron las denominadas centrales obreras (hoy tan centralizadas como en la época franquista, pues se sostienen con el dinero estatal y como entonces, “llenas de parásitos”); empezaron las desorbitadas exigencias salariales y de descansos (eché cuentas en aquella dura época (“cercana a 1980”) y averigüé que de tres días del año, trabajaban ya, 1,80 días y descansaban 1,20: cito de memoria, pero ahí están los datos oficiales y que los tiene el Estado en sus archivos)… supe ver a tiempo (entonces caminábamos a la ruina “los pobres constructores”) que aquello, cogería “una espiral” incontrolable y así fue; ha llegado a techos ni imaginados, “en todo”. Pensemos que entonces las viviendas de cuatro o cinco habitaciones y servicios; se podían adquirir por menos de “veinte mil duros” y “las buenas por menos de los treinta mil” (150.000 pesetas), con el setenta por ciento a pagar en doce o quince años y que la gente soportaba con gran facilidad, incluso si habían incluido “mejoras” en las terminaciones de los materiales empleados en la obra.

¿Qué entonces y pese a todo, se hicieron “buenas fortunas”…? no tanto (y apenas se pagaban impuestos, quede esto muy claro, puesto que es constatable en cualquier momento y yéndose a los archivos estatales) como las inmensas que se han hecho, tras las crisis de 1975 a 1980 “y algunos más” y donde todos a una, han ido a explotar las ansias de viviendas y lujos, del español que ”ha pagado, para y pagará todo lo que le echen, si los explotadores saben encauzarlo para que trabaje principalmente para ellos”… ¿culpables?... indudablemente los políticos y la política, que y pese a lo que digan, no va dirigida hacia un encauzado y soportable avance, verdaderamente social y económico y que beneficie a todos de forma equitativa; puesto que si fuese así, indudablemente que habría muchas menos grandes fortunas y bastantes menos deudas en quienes tienen que trabajar cada día para pagarlas… puede que incluso hubiera hasta más natalidad, puesto que hoy… y si se quiere una vivienda… ¿cómo pensar en tener dos o tres hijos?... “¡Que venga la invasión de inmigrantes y todos los problemas que ya tenemos y los muchos que vamos a tener, en esta invasión (reitero) incontrolada y que ya pesa como una losa!... ¿Necesito detallar esos problemas?: mejor dejarlo y que quién esto lea, piense y medite sobre las realidades que cuento… Y QUE HAGO SIN NOSTALGIA ALGUNA… “sencillamente por cuanto el tiempo no vuelve atrás, un día siempre entierra al anterior; pero eso sí, sirve de experiencia y enseñanza, si se quiere adquirirla”.

Finalmente, acompaño a éste largo artículo, una fotografía de aquellas placas obligadas a instalar a la entrada de los edificios de “Protección Oficial” y de las que aún hay cientos de miles o millones, instaladas por toda España. Y se ven en la puerta, a la entrada del portal.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más temas)

2 comentarios:

isaclara dijo...

Desde luego,dificil ser más "politicamente incorrecto".Por lo tanto,felicidades.

Aguila dijo...

Se puede decir más alto pero no más claro. Tiene usted toda la razón del mundo. Mi padre así actuó y tuvo casa y llevó adelante a toda la familia, 5 en total.