6.8.08

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

EL ELFANTE Y LA ESTACA O LA RESIGNACIÓN

 

            Los niños observadores e inteligentes, tras esas múltiples observaciones de cosas que no entienden o que no comprenden, hacen preguntas y no cejan hasta lograr saber la verdad que les convenza; por tanto mentirles es algo muy serio cuando no hay verdadera necesidad de ello; siempre será mucho mejor confesar ignorancia; puesto que la verdad que se les aclara o la mentira que los desorienta, en muchos casos no la van a olvidar nunca y la responsabilidad del mayor, sea padre, familiar o enseñante; debe asumir ello. Recuerdo ello, por cuanto uno de estos niños fue el autor del hecho que relato y que dice así.

"Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de tajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, pregunté a algún maestro, a mi padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño".

Gran lección que nos sirve para comprender muchas situaciones humanas, que de alguna de las maneras todos hemos padecido y seguro que padeceremos a lo largo de la vida; se denomina resignación. O sea que agotada la mucha o poca rebeldía del individuo; acogotado por los miedos a los riesgos que pueden surgir si "uno es capaz de soltarse de la estaca"… permanece atado a algo que en realidad no tiene más sujeción que la que ese individuo tiene sobre sí mismo y en su propio yo interior, que es la cadena y la argolla más fuerte que le ata al poste del estancamiento.

Luego y a lo largo de la vida, este resignado, siempre tratará de buscar justificación a sus miedos; a su falta de iniciativa; a su nula fuerza estimuladora para caminar hacia horizontes mejores… y se consolará, con las tristes palabras de la resignación; y cuando ya el tiempo ha pasado y está en el ocaso de la vida… suelen decir… "si yo hubiera hecho; si yo hubiera emprendido; si yo hubiera realizado"… y terminarán muchos de ellos, envidiando o no comprendiendo, al que un día… "tiró de la estaca" y vio que no estaba atado a ella… y tras ello se decidió a caminar por nuevos caminos, en esas rutas de la vida, que no sólo se presentan en bifurcaciones o disyuntivas… sino que a veces, suelen presentarse más de dos y tres caminos y hay que elegir uno; puesto que para andar seguro hay que pisar bien el camino y no puedes dividirte, en principio… aunque luego existan los que saben caminar por varios caminos y trabajarlos con éxito y dentro de las leyes y normas humanas, sin caer en la fácil delincuencia. Y no, nunca piensen en los grandes éxitos y menos en las grandes fortunas… se trata de simples victorias humanas y al alcance de todos… o de la mayoría… "Dios ayuda al que sabe ayudarse".

A los atados a la hipotética "estaca del elefante"… a muchos de ellos; se les producirá esa triste enfermedad humana, llamada envidia… y para contentarse a sí mismos, dirán que aquel que no comprenden… "es que tuvo suerte… a veces mucha suerte"… pero la verdad, es que todos esos atados a la estaca del elefante… jamás supieron ni sabrán nunca; las piedras, las caídas, los tropiezos, los enormes y muchas veces angustiosos tránsitos, que tuvo que pasar el que supo soltarse de la estaca… y llegar hasta la meta final en que encontró su pequeña o menos pequeña victoria, que todo ser humano tiene derecho a ella… pero y es claro… "siempre que sepa el momento justo de arrancar la estaca y caminar sólo".

 

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

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