19.3.07

Artículo de AGF para publicar y difundir: Gracias

LAS HOGUERAS - LAS FALLAS –

"LAS LUMBRES ACTUALES"

 

            La costumbre de encender hogueras en señal de alegría ó en circunstancias solemnes o religiosas e incluso, para honrar con ellas al ilustre cadáver en su postrer despedida, son antiquísimas y deben arrancar prácticamente desde que el ser humano supo "dominar" al fuego, produciéndolo cuando le interesaba; y esa costumbre ancestral perdura hoy, es más, parece ser que tiende a aumentar por mor de "la magia del fuego".

            En la antigüedad, todos los festejos públicos tenían carácter religioso y las iluminaciones y hogueras públicas, solían coincidir con aquellas otras celebraciones de misterios o solemnidades. En Grecia y en las fiestas subsiguientes a la vendimia, y dedicadas al dios Baco, se encendía una gran hoguera y se daba vino en abundancia a los transeúntes (igual que solemos hacer hoy en nuestras entrañables "lumbres").- En las fiestas de la diosa Ceres, instituidas por los romanos, se consumían una enorme cantidad de antorchas, en memoria de las que había gastado la diosa en ir a buscar a su hija Proserpina, y Servio Tulio dispuso que en la época de la siembra, cada una de las ciudades de la actual Italia, dedicase una jornada al descanso y durante ese día, se prendiese fuego en la plaza pública a grandes montones de paja: la fiesta tenía el nombre de Sementina ó Panganalia.- En la que se hacía en honor de Palas (Palas Atenea, diosa de la Sabiduría) era costumbre, el saltar tres veces las hogueras de paja que eran encendidas y esa costumbre pagana, pasó de la antigüedad al mundo cristiano.

            Entre todas las fiestas en que figuraban las hogueras como número del programa de festejos y esparcimientos, descollaba por su solemnidad la de los Juegos Seculares: en los sacrificios que se hacían a los dioses para la conservación de La República Romana, acostumbrábase a encender hogueras inmensas en las cuales se echaban toros, que servían de víctimas propiciatorias para contentar a aquellos dioses. La pompa de la marcha (en los triunfos de las legiones romanas) se terminaba siempre con un sacrificio en el Capitolio, donde se encendían grandes fuegos para consumir las víctimas; la hoguera más notable en éste género fue la que encendió en persona el cónsul Pablo Emilio, á raíz de la conquista de Macedonia, en Anfípolis y en presencia de todos los soberanos de Grecia que fueron invitados a la gran fiesta. Los preparativos para la misma costaron un año entero (cosa parecida salvando las distancias, ocurre hoy en España con las famosas fallas valencianas, las que terminadas de ser quemadas, se empiezan los preparativos para las del siguiente año)... pero lo curioso es que en aquella hoguera encendida por el Cónsul Romano y en Grecia, fueron quemados sólo y exclusivamente, los despojos tomados al enemigo, lo que nos hace imaginar la cuantía, volumen y riquezas quemadas en aquella inmensa hoguera, encendida para Gloria e Historia de aquel gran Imperio, de cuyas fuentes aún bebemos en gran parte del mundo conocido como "civilizado".

            El Cristianismo, al ir sucediendo al paganismo, conservó todas las prácticas del mismo que no contenían un espíritu manifiestamente supersticioso, y una de ellas fue la de las hogueras.

            Entre las más célebres menciónanse las de las vísperas del día de San Pedro, que los clérigos de la Santa Capilla de París, encendían en el patio del palacio de la Cité; y, sobre todo, la de la noche de San Juan, que los consejeros municipales encendían con gran aparato. Al generalizarse más tarde, el uso de la pólvora, las hogueras de la noche de San Juan fueron sustituidas en muchos lugares por fuegos artificiales: Pero es que en la actualidad y en la "fundamentalista república iraní (antigua Persia) se siguen celebrando el día de fin de año persa, una fiesta nacional y milenaria (data de tres milenios o más) donde las actuales "musulmanas" incluso se quitan el velo, entre petardos y hogueras, en esa fiesta pagana que  el puritano gobierno musulmán, no tolera pero con las que tiene que "tragar" puesto que es  un ancestro del pueblo, superior a la religión mahometana.

           Y es que nosotros mismos, el cuerpo humano, es  en parte "fuego"… las otras y según los sabios, son aire, tierra y agua… y es claro que espíritu o alma, con la que nos unimos a Dios… o si se prefiere a la "Creación Universal de la que formamos parte incuestionable"… quizá  (o sin quizá) y por ese ancestro cuasi infinito, en nuestras iglesias luce una llama divina, la  que indica un recogimiento para orar… pues la llama recuerda a Dios a través del Sol (que siguen adorando los parsis; de la antigua religión persa)… y el  Sol en nuestro sistema planetario… "es el padre de la vida… que procede de… mejor dejarlo aquí"… y festejemos nuestras entrañables lumbres y fiesta de San Antón; y que seguro que con mil nombres diferentes, se celebran en todos los lugares del mundo y en todos  los días del año, puesto que en cada lugar tienen, "su San Antón particular".

 

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

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