26.12.06

LAS CORRIDAS DE TOROS QUE QUIEREN ELIMINAR


Siempre que se habla de “mover los toros” en España, hay polémica; la última la produce la ministra “del ramo”, que declaró, que el toro había que “no matarlo en la arena”… como siempre, se armó “la de Dios es Cristo” y esto ocurre hace siglos.

Aunque reconozco que la "fiesta" está muy arraigada en unas ya minorías (de viejos o “maduros” la mayoría: la juventud no va a los toros) y que junto al turismo, todo ello representa enormes cantidades de dinero y los subsidiarios empleos que son cuantiosos... pero al igual que antes, se mataba los toros espada en mano y "a degüello" (así lo dicen los anales del toreo) luego se despanzurraban caballos, a docenas, en esa bestial suerte “de la pica”... Lo mismo que evolucionó de espectáculo enormemente bestial y sangriento, a otro "más dulcificado"... el siguiente paso, será eliminar la "suerte" de matar y puede que no pase nada… puesto que el verdadero arte está en la lidia, o “el toreo”... y en éste arte (que no se olvide: es reflejo de ancestrales danzas sobre y alrededor del toro) si bien hay muchos pases... pueden seguir aumentando hasta el infinito, en un lucimiento para verdaderos artistas y gimnastas; y... ¿quién sabe si la evolución igual representaba una mayor afluencia que la que hoy produce esa carnicería?

Nadie me diga que el toro ibérico existe por cuanto existe la fiesta nacional… lo sé perfectamente, puesto que desaparecida la fiesta desaparecería el toro. Por todo ello es impensable en eliminarla, pero sí el irla transformando y ello debiera partir de los propios toreros que evolucionaran, como ya se hizo hace siglos, cuando los verdaderos protagonistas eran “los caballeros” y los de a pie, eran simples peones o servidores.

Soy de los que dejó hace tiempo de ir a los toros, por cuanto supe ver, las barbaridades que se realizan con esos animales (toro y caballo) que allí meten a la fuerza y muchas de las cuales, ni ve ni las sabe “el respetable”; pero sí los que saben las interioridades de esa fiesta, que tiene “sus partes sucias y deplorables, como casi todo en este pobre mundo”… deduje entonces que, “dos de los animales más inocentes que allí entraban eran precisamente el toro y el caballo”.

Lo de la valentía del toro es mentira, o no es verdad… el toro tiene la querencia de su dehesa y de su sol y ambiente libre y eso es lo que cree (el pobre) cuando ve al salir del chiquero, la luz solar… luego y ya en el ruedo; allí acorralado, simplemente se defiende, por tanto lo de valentía es una mentira más… el toro huye, como igualmente haría el caballo, si no lo sostuvieran con riendas y vendado.

Vistas y conocidas todas esas miserias, que “por largas no enumero”; simplemente sentí compasión por los verdaderos y vírgenes animales; y dejé de ir a los toros… no obstante entiendo que haya afición y manifiesto mi respeto por la misma… pero la decadencia ya la he dicho… sólo suelen nutrir la fiesta, los viejos… e igualmente los viejos turistas y quizá algunos jóvenes extranjeros, por mor de esa curiosidad o morbo del ser humano. Por tanto el que no vea o intuya, que la fiesta necesita ir evolucionando, pienso sinceramente que va equivocado.

El bestialismo y si de verdad avanzamos en civilización, desaparecerá; como desaparecieron las luchas en los circos romanos, e incluso las “más modernas” van desapareciendo, pese a que clandestinamente se sigan practicando, las de perros, gallos y quién sabe qué… puesto que en países asiáticos, se practicaba hasta no hace mucho, feroces luchas de perros contra osos… previo arrancar los colmillos a estos últimos, que sólo tenían como defensa… “el abrazo del oso”. Hasta el “famoso” pugilato o boxeo, pienso que y afortunadamente está en franca decadencia, puesto que el mismo no es otra cosa que algunos mueran o queden tan dañados, que quizá mejor morir.

Pero como he hablado de otras épocas donde la fiesta era más sangrienta, veamos lo que organiza un Papa, español en el Vaticano y hace 500 años.

“César costeaba todo este lujo. Los romanos aclamaban al Borgia generoso que les ofrecía, a sus expensas, una fiesta tan interesante. En los estrados o cadalsos figuraban las damas de la Corte pontificia y de la aristocracia de la ciudad, muchas con los mismos trajes a la española que se habían hecho antes para las fiestas en celebración de la toma de Granada. Se corrían ocho toros en cinco horas, y el cardenal de Valencia mataba por si mismo dos de ellos: el primero, de una lanzada que le atravesó es pescuezo, acabándolo instantáneamente; el segundo, a pie, con una capa en una mano y la espada en la otra. Le dio tan gran cuchillada, que no necesitó repetir el golpe, haciéndolo caer con el pescuezo partido. El pueblo aclamó al que llamaba nuestro César”.

Lo que antecede ocurría en los jardines del Vaticano, donde el Papa (padre del “torero”) conmemoraba el segundo matrimonio de su hija Lucrecia Borgia y al evento acudieron miles de invitados, que disfrutaron como bestias, incluido el Papa”.

Esos eran los “toros de España en aquella época”… hoy sería impensable ello.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más temas)

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